Aullidos del fin del mundo

domingo, 31 de diciembre de 2017

¿Cuánto deseas arriesgar?

Estaba pensando en que me había llevado de este año. A estas alturas, está dando su último aliento y no me gustaría despedirme sin darle un fuerte abrazo. 

Me vienen imágenes de personas. Gente a quien ya quería, gente a la que he aprendido a querer y otras, que por cosas del destino, he tenido que aprender a vivir sin su amor. 

He dedicado más tiempo del que me gustaría al océano. He vertido tantos pensamientos allí que estoy convencido de que le podrían poner mi nombre a un nuevo mar. 

Mi sol menguó durante muchos días. El invierno duró de enero a diciembre. Tuve que acostumbrarme a vivir en acústico. 

He encontrado una nueva sinfonía. Una que me acompaña todo el tiempo. Como si se tratase de la banda sonora de una película. Al escudriñarme por dentro me he sentido como una pluma que se ha dejado llevar por el viento. Sin rumbo, sin dueño. Lo único que podía escuchar todo el tiempo era esa música atrapante, que me envolvía en una manta y a la vez en una telaraña. 

Nunca había caminado tanto tiempo solo. He aprendido a echar de menos. A hacerlo tan fuerte que me dolía el pecho. Pero nadie me ha enseñado a coser esas heridas. A volver sobre mis pasos y que no me doliese el corazón. He perdido la cordura que me quedaba. Me he vuelto hielo, tan frío que era incapaz de transmitir. 

He abandonado sueños y he retomado nuevos desafíos. Me he deshecho como en una taza de chocolate caliente, deslizándome por las grietas que a primera vista no se ven. 

Me he estrellado. He roto mis alas. Ha sido un golpe tan duro que todavía debo permanecer en tierra. Cada vez que me miro el brazo recuerdo el día que me crecieron. Como las vi extenderse y dejar que fluyesen solas. 

He abierto mi mente pero he cerrado mi cuerpo. Ese ha sido mi mayor crimen del año. 

Debo de verme patético escribiendo lo que siento, pero es de las pocas cosas que me mantienen despierto. De las únicas cosas que logro no abandonar.

No puedo despedirme sin pedir perdón. Sé que he sido imperfecto, egoísta y distante. Sé que debo aprender más rápido, trabajar más y cuestionar menos.

Pero quizás esa es la mayor lección que me llevo a casa, al hogar que tengo dentro de mí. Que las personas somos diferentes, que no hay nadie a quien parecerse y que todos los caminos nos llevan por senderos separados porque no todos estamos destinados a las mismas cosas. Que mi meta es la que yo construya y no a la que me dirijan.

Aún queda mucho, muchísimo tiempo hasta que pueda tomar LA DECISIÓN. Aquella que cambiará mi mundo, que lo moldeará al que tengo en mi cabeza. Pero todas estas restas, todos estos números que significan días... no puedo mirarlos por encima del hombro y dejarlos escapar como las hojas que caen en otoño.

Confiar en mí es tan complicado que será la tarea que me mantenga vivo durante el año que se asoma. Nunca es tarde para aprender...

... como tampoco lo es para romperme durante unos pocos minutos por ti. Soy tan vulnerable a tus colores que no puedo evitar que nazcan lágrimas de todas las partes de mi ser. Estoy aquí. Sigo luchando. Nunca entenderás lo importante que eres para mí. El dolor que me causas, aunque estemos a planetas de distancia. No sabré de ti, pero aún mantienes mi latido. 

Lo arriesgaría todo. 

domingo, 24 de diciembre de 2017

La batalla

Debería estar compartiendo esta noche. Abrazando a los míos, brindando porque hemos sobrevivido. Pero me he caído. Me ha invadido el miedo. He perdido la batalla.

Me encuentro débil. Lleno de fantasmas de la navidad. No soy capaz ya ni de ducharme, de despejarme, de ver el día con otra cara. 

Creo que he llegado al límite. Lo he intentado explicar, pero creo que es algo que solo me sucede a mí. Es como si estuviese maldito, como si estuviese enfermo de verdad. No veo las cosas con claridad, me cuesta concentrarme y duermo aferrado a la almohada intentando despertar de esta pesadilla que se repite constantemente. 

He perdido el rumbo, la lógica y la inspiración por vivir. 

Sé que hay demasiadas cosas por las que luchar, que hay un mundo tan grande que estoy seguro que en algún lugar hay un pedazo para mí, pero me he rendido. Este año está pesando más de la cuenta y parece que sea el único loco capaz de ver que las cosas no va bien. 

Deseo tanto poder mover página, poder volar, irme lejos, aventurarme en lo salvaje. 
Estoy tan atado, tan aterrorizado, tan tan y tan triste...

Quiero dejar de llorar, pero nada ni nadie me da motivos para parar. Esta batalla está durando demasiado. De una guerra no se sale al menos que estés herido, así que no entiendo cuanto tiempo más debo permanecer en la trinchera. Si es que hay una salida. Si es que alguna vez me voy a recuperar del golpe que aún me duele. 

Ni siquiera necesito ganar.

lunes, 18 de diciembre de 2017

No pierdas más días

Es todo tan embarazoso que matarías por poder esconderte bajo un caparazón de tortuga. Levantarías la cabeza con miedo a que te reconocieran y volverías a retomar la marcha paulatinamente a algún lugar que aún está por descubrir. 

Propones y luego te acobardas. No tiene sentido apostar por un futuro que el presente no te cubre. 
Ya llegará, ya habrá un momento para remediarlo. Todo eso te aletarga, te deja en una extraña habitación donde lo único que ocurre es que estás alargando un dolor inevitable.

¿Qué tal te parecería enfrentarte de vez en cuando al problema actual en vez de enviarlo de viaje a la otra punta del mundo? 
Cuando piensas que todo lo bueno solo ocurre en algún otro sitio quizás tengas razón. Puede que debas coger un vuelo más a menudo y plantarte en el aeropuerto con los deberes hechos. Si todo aquello a lo que aspiras no está cerca de ti, seguramente lo estaría si eres tú quien te aproximas. 


martes, 12 de diciembre de 2017

Yo sigo jugando solo

Quedamos ella y yo, en un rincón. Todos los demás ya están en clase. La sirena hace rato que ha sonado pero no me apetece subir ningún peldaño. El patio está vacío, pero no me despego de la sombra del árbol. Mi imaginación corre en una pista interminable. Nadie me ata, no hay fantasmas que me digan lo que tengo que hacer. Aunque pase el tiempo estoy a gusto en este lugar. No me aterra, no me dan ganas de salir huyendo. No quiero subir esas escaleras y ser uno más en ese pelotón militar.

Aunque me toque jugar solo, aprendemos más. El sueño y el miedo se abrazan contando los minutos que les quedan hasta que les quiten la pelota. Ya nadie prefiere esto. Todos crecen y se olvidan de la vulnerabilidad.

Yo necesito una razón, un motivo que no me apague como a las cenizas. Yo sigo jugando solo incluso cuando la nieve cubre todo el patio. El verano que me derrite está en sus palabras, en las marionetas que me hablan. Quizás tienen razón y ya no queda tiempo para divertirse. Quizás deberían castigarme eternamente. Ponerme de cara a la pared y enfrentarme a todo aquello que ahora solo queda a mi espalda. 

El dolor no se detiene. Ya no hay amor. Ya no queda.

Echo de menos la inocencia de cuando te introducías en un grupo porque teníais en común una simple sonrisa, un deseo de compartir un rato feliz. Ahora los columpios se mecen con el viento y los castillos de arena se pagan con impuestos. 

Hoy ella me sigue susurrando que nunca deje de volver a cuando creía. 

miércoles, 29 de noviembre de 2017

Tu influencia

La sed no descansa. Me mira a la cara y se ríe de mí. Me toca hacer de sirviente. Debo acatar sus órdenes, vivir con sus reglas.  

No presto atención. No puedo sentir, estoy ahí, aletargado. Soy como un coche averiado que funciona a medio gas. Es como estar ciego, no acierto nunca. 

Ya no hay lugar al que querer regresar. Eso es lo que más dolor me causa, que mi hogar se haya quedado huérfano. Que cuando quiero sentirme seguro el único sitio al que puedo ir es a mi mente, huyendo, siempre de espaldas. 

Los estragos de aquellos veranos fríos aún me queman en la piel. Es imposible ser neutral. ¿Por qué nadie se da cuenta? ¿Por qué los ecos nunca se callan? 

domingo, 26 de noviembre de 2017

Así te vi por primera vez

Te llamarán por tu nombre. Estoy convencido de que te reconocerán. Tienes un duende que no puede pasar desapercibido. Alguien te otorgó ese don y está en tus manos pulirlo. Sólo debes confiar en aquel que siempre te hostiga a pelear un poco más. Ahí fuera la cosa está que trina, pero tienes todas las herramientas para triunfar y salir airoso de cualquier manada hambrienta que quiera darte presa. 

No te olvides de donde provienes, de las raíces que te han criado. De nada sirve estar por encima del resto si no hay nadie con quien compartirlo. Sé humilde cuando por fin estés en la cima. Una vez lo hayas conseguido, te darás cuenta de que lo que ahora estás pasando ha valido la pena. Que todas las hostias que te lleves por el camino no harán de ti alguien débil, si no alguien más fuerte. 

Dejarás de preocuparte por el futuro cuando vivas el presente; y tienes un presente tan extraordinario que sería un desperdicio no aprovecharlo. 

viernes, 10 de noviembre de 2017

Eres demasiado

¿Serás capaz de soportar el mundo a tus espaldas hasta que podamos superar el tiempo que nos queda atrapados en este lugar? 

Creo que no hay otra opción. Ha quedado demostrado que gritar solo nos lleva a escuchar nuestro eco y que intentar cambiar lo inamovible solo empeora la ansiedad por escapar. 

Para ser felices, habrá que crecer despacio. 

miércoles, 1 de noviembre de 2017

Qué frío debes de tener

Si pudieses disfrutar de lo que tienes en vez de repelerlo serías mucho más feliz. 
Si me dejases llevarte a correr, a que te diese el aire en la cara. Notar el frío en las yemas de los dedos  y morir ahogado de felicidad de tanto esfuerzo. 
Si pudiese mostrarte lo bello que es el mundo que tanto detestas estoy convencido de que cambiarías de opinión. Si abrieses los ojos por una vez, si dejases de esconderte tras esas gafas tintadas brillarías con luz propia. 
Hazme caso, pues soy tú y sé lo que estás haciendo mal. Cámbialo, por favor, aún estás a tiempo de arreglar las cosas, de mejorar, de no perderte en el olvido infinito. 
Despéjate la mente, haz un borrado cerebral y surca los cielos. Aún estás a tiempo, todavía eres joven aunque insistas en haber perdido todos los años buenos.

No la cagues ahora, que ya casi lo tenías. 
Esta bien arroparse uno mismo, pero debes dejarte querer. 

domingo, 29 de octubre de 2017

Foster Fénix

¿A dónde te han llevado tus andanzas?
A ningún lado, cobarde.

Tú solo querías vivir en un mundo donde poder luchar contra el mal y no contra esta corrupción que nos consume como antorchas que queman todo lo que tocan. 

Aparentar está tan desfasado, pero es lo único que nos mantiene unidos. Cada vez más indefensos, menos atrevidos, más pequeños. 

¿Conoces el cuento de la rana y el agua hirviendo? Dicen que si pones a una rana encima de agua caliente saltará de inmediato, pero que sí lo haces con agua fría se relajará y se quedará quieta. Entonces si vas calentando poco a poco el agua, terminará en un mundo mejor. 

Huir es permanecer. Hay tantas amenazas en lo salvaje que no nos damos cuenta que hemos caído en su trampa hasta que es demasiado tarde.

La mayoría ya estamos muertos, pero no el fénix. Quizás el pobre haya sufrido tanto, puede que se haya visto envuelto en llamas y agua ardiendo tanto tiempo que su instinto de supervivencia le ha hecho mejorar, evolucionar al resto de su especie. Quizás él era el bicho raro de su familia de aves. Seguramente les intentó decir a los demás de que había una forma de superar aquello que habían temido toda su vida, que podían intentar algo distinto, algo que nunca nadie les sugirió, pero pensarían que estaba loco y su plan no llegaría a ningún lado más alto que el suelo.

El fénix renació. Él vivió en el mañana y no en el futuro que tanto temor les infundada al resto. 

¿Y tú, vas a levantar las alas de una vez?

miércoles, 18 de octubre de 2017

Te está permitido llorar

Tú que me lees: vive.

Es adaptarse o morir. Ya se me pasó por la cabeza esa idea hace unos días, pero no creo que fuese hasta ayer que se me presentó como el gran dilema que me tiene sujeto en este limbo. 
Es un dolor lacerante, como una gran piedra que debes tragar y llevar contigo como si fuese una nueva articulación de tu cuerpo. 
Sabía que estaba mal, que mi imagen no se representaba por aquello que yo era. Los lugares habían dejado de ser importantes para mí y eso hacía que el cincuenta por ciento de las cosas por las que había luchado dejasen de tener relevancia. Actuaba por inercia y solo me preocupaba el poder terminar mis tareas para abrazarme fuertemente a la almohada de mi habitación. Volver a tener ese agujero dentro de mi estómago me estaba consumiendo todas las fuerzas y no podía aceptar fallar una vez más. Sé que somos humanos y está permitido tropezar las veces que haga falta, pero lo mío ya era excesivo. Había quedado tan descompuesto que mi cara ya no sabía formar una sonrisa. Había algo realmente malo en mí. 
Llevaba ya un par de años sin poder llorar. Aunque tenía toda esa oscuridad en mi cabeza, era como si se hubiesen diluido todos mis sentimientos. No era capaz de sentir y eso me hacía ¿sentir?, que irónico, que no tenía más fondo que el de un robot. 
Ayer me rompí. Fue como caerse de un vigésimo piso. Sentí toda la adrenalina, esos últimos segundos de vida donde cuentan que se resume todo aquello que te ha sucedido. Hay tanto que hacer, tanto camino que recorrer. Me he dado cuenta de que aún tengo esa invencible sensación de que algún día seré capaz de comerme el mundo, pero a la vez veo que voy creciendo sin más resultados que los de hacerme mayor. No quiero envejecer tan pronto, pero creo que yo mismo me he drogado con la idea de que voy un escalón por detrás. 
Son unas gafas negras que no puedo quitarme. Todo lo positivo se convierte en negativo y todas las oportunidades son fantasmas que quizás podrían hacerme daño si me acerco lo suficiente. 
Ayer no me dieron un abrazo. Lo necesitaba. Creo que llevo necesitando un abrazo desde que nací. 
Sé cuidarme las espaldas solo, pero está claro que las personas necesitamos la compañía de otros como las plantas necesitan al sol para existir. 

Tú que me lees, intenta respirar despacio, sin atragantarte. Cierra los ojos y piensa que hay alguien que te está rodeando con sus brazos. Piensa por una vez que no estás solo, si no que es tu cabeza quien te ha dejado en esa posición, pero que si quisieras, si fueses un poco más fuerte y valiente, dejarías de moverte por la ciudad como si estuviese rodeada de tinieblas. Te quitarías esas gafas de sol porque aunque esté lloviendo, tu alma desea mojarse y empaparse, implora por dejarse llevar y emocionarse con aquello que le rodea. En tu rostro asomaría un pequeño desliz, una dulce caricatura de aquello que recuerdas cuando todavía eras un niño y no deseabas morir. Te sorprenderías del mundo, de todo lo que puede llegar a ofrecer, de los trenes que vienen y van y en los que puedes saltar sin pensártelo, porque a veces vivir sin pensar te ofrece más alegría que una vida donde el miedo te impide ser y estar. 

Así que llora, inúndalo todo. No dejes ni una gota en todo tu cuerpo. Yo seré tu pañuelo hasta que decidas olvidarte el paraguas en casa. 

sábado, 14 de octubre de 2017

Vengo a decirte lo mismo

Se me secó la imaginación. Me fui de largo, dejé el corazón.  Tú ya sabes como funciono por dentro, por eso cuando me comporto raro siento que me falta un hombro donde apoyarme. 

Ahora ya eres un punto en el olvido. Todo el daño que tengo, todo aquello que hemos sufrido, debe de servir de algo. Me siento perdido todo el rato, no sé que peor castigo puede haber. 

Tengo que pedir perdón a cada paso que doy. Si te soy sincero no sé muy bien a qué o a quién. Algo me reconcome el alma. Quizás te estoy pidiendo perdón a ti. O busco tu aprobación. O no sé frenar. 
Te veo como un cúmulo de cabezas, todas distintas, personajes que han pululado por mi vida dejando pequeñas pinceladas. He dejado de imaginarte con un rostro en específico, ahora eres un muñeco de trapo que me escucha porque está obligado, porque no puede decirme que no.

Preferiría que me salvases de mi cabeza, dentro de mi dimensión. Un beso que amortiguase de las caídas. Algo, que me dijeses algo. Esos labios cosidos son demasiado impertinentes. Un gesto. Unos dedos acariciando para calmar. Algo. Una mirada cálida, sin trampas. Alguna cosa. 

Alguien me dijo que no preguntase lo que quería saber ya que las respuestas podrían no ser las que yo quisiera. De momento estoy improvisando alguna excusa que me haga sentir bien. Pero no durará suficiente. Debo conseguir desabrocharte todos los botones. Quizás así sentiría... algo. 

No pienses que voy a comerte. No me tientes. 

miércoles, 11 de octubre de 2017

Denegado

No hay elección. O hacemos ruido o moriremos tal y como nacimos.

Sigo paralizado en esta tormenta. Me siento totalmente desequilibrado. No veo el norte ni con la ayuda de una brújula. 

No puedo permitirme andar de puntillas. Las acciones deben tomarse y ya no queda más tiempo en la reserva. Los días se me acortan debido a la ansiedad de llegar al siguiente, al momento no deseado. No logro entender como el pánico puede dirigir tu vida desde las sombras. Me he convertido en un títere preso de sus peores miedos. 

He olvidado alimentar la parte de mi cerebro donde las cosas buenas pueden suceder. Lo veo todo tan agrietado que creo que la única forma de detener esto es haciéndolo visible. 
Si muero, que muera conmigo. La gente necesita conocer la verdad. 

lunes, 2 de octubre de 2017

Acú(éstate)stico

Me siento como aquel funambulista que caminó sobre las torres gemelas. Es todo tan frágil que un soplo de aire, una mínima corriente podría hacerme desequilibrar y caer. 

Mi cabeza echa humo. Sigo sin descifrar el significado de "ser diferente". No me sienta bien pensar, ni seguir despierto por más de 24 horas. Aún me da miedo abrir la puerta del búnker. Se me hace imposible la idea de poner un pie ahí fuera sin acojonarme primero. 

Veo las cosas como pequeños pedazos de algo más grande. No sé si esto se parecerá a estar bajo los efectos del alcohol, pues nunca me he emborrachado, pero si así fuese creo que tampoco me sentaría bien. 

Hay como un pequeño ser dentro de mí que está tan decidido a ordenarme que es lo que debería estar haciendo que me siento mal por no hacerlo y vuelvo a mi posición fetal. 

Ya sé que no soy como ellos. No pretendo ser alguien que no soy, pero es que siento que no actúo como querría hacerlo. Es como un encierro voluntario de ese ser diminuto que no para de discutir conmigo. 

Si al menos pudiese volarlo todo en pedazos. Si no hubiesen consecuencias... 

Estoy tan pegado a una vida que no quiero vivir que a veces pienso que me estoy yendo paulatinamente. Ya no me importa si alguien más se da cuento o no. Esto ya es una guerra que no sé frenar. No quiero seguir así. No quiero dejar de dormir porque me asusta cerrar los ojos y ver todo lo que me estoy perdiendo, todo aquello que es más real en sueños. 

Quiero amanecer sin arrepentirme. Quiero emocionarme. Quiero dejar de vivir en acústico. 

miércoles, 27 de septiembre de 2017

Sus redes y marañas

Llega un punto en el que no quieres involucrarte más. ¿Para qué? Si para lo único que sirve es para volver a defraudarte. Entiendo que la gente tengas sus vidas, sus ideas y sus perspectivas; y a la vez espero que ellos entiendan que mis pensamientos puedan llegar a discernir también. 

Es que te esfuerzas para intentar construir una base, le dejas al otro entrar en tu terreno y ellos tan solo lo pisan hasta agotar su fertilidad. No quiero pertenecer a una manada donde te abandonan al encontrar mejor compañía. No hay raíces, no hay sangre compartida sin ser de la misma familia. 

Me quedaré solo, pero sin remordimientos. Prefiero ser verdadero a internarme en un nido de arañas. No hay mejor remedio para el engaño que la propia evidencia. Si ni siquiera vas a probar a ponerte en la piel del otro será mejor dejarlo correr.  El apogeo de sentimientos no merece la pena. 

Que lástima de mundo. 

domingo, 24 de septiembre de 2017

Ajeno

Quería hablar de la bondad de las personas, de lo que hacen los demás sin darnos cuenta y que causa una repercusión gigante en nosotros. Hay gente que intenta darnos la normalidad que pedimos, pero por nuestra visión ciega del mundo creemos que no es más que indiferencia hacia nuestros problemas. Algunas personas siguen ahí, después de tanto tiempo, como si supiesen que debían esperarnos, como si supiesen que volverías. Eso te hace sentir peor, porque ves como podrías haber construido un imperio junto a ellos y solo estás yendo ladrillo a ladrillo. No sabes como agradecerlo. No sabes como decirles que siempre están contigo, presentes. La enfermedad te arrastra una vez más. Estás hasta los cojones de morirte poco a poco. No sabes pedir ayuda ni recibirla. 

Llegamos a un momento crucial donde todo tu alrededor orbita con incertidumbre. El sentido de las cosas pesa y cae encima tuyo. Se está tan bien en el punto de partida que decides tragarte toda la oscuridad. Te relames como si eso fuese un festín de cuervos y tu fueses el rey. Decides mojarte, involucrarte, pero solo te encuentras trenes perdidos y momentos de culpa. Sigues ahí, agarrado en el único saliente que queda. Todo lo que hay detrás de ti se vuelve tan ajeno, tan lejano del mundo que pisas. Te das cuenta de que no hay nada bajo tus pies más que un gran charco de nubes y sombras. Es todo tan oscuro, tan apretado, tan pequeño.

Sacas la mano, en algún lugar, esperando aferrarte a algo sólido. 

lunes, 18 de septiembre de 2017

Repercusión de los años buenos

¿Te acuerdas cuándo decías "lo dejaré para más tarde"? Pues ha llegado. ¿Verdad que no es lo que esperabas? Yo también pensaba que podría esquivarlo un rato más. 

Las expectativas están por los suelos. El ambiente no acompaña y parece que he llegado al ecuador de la repercusión. Es el momento idóneo para hacerlo bien, para poder sembrar las semillas que recogerás más adelante. Si te pones a contar no vas tan mal, ya has superado más de la mitad de una tortura casi placentera. Si bien es cierto que ahora te toca andar con menos compañía que de costumbre estoy convencido de que forma parte del recorrido, y que cuando te des cuenta te habrás topado con algún guardaespaldas que te de sombra en los veranos más tórridos. 
Que pase lo que tenga que pasar. 

Solo espero no hacer de esto otra bala perdida, debo aguantar el tipo. Que comiencen los terceros juegos. 


sábado, 16 de septiembre de 2017

Eléctrico

Es difícil hacer algo para que otra persona esté feliz aunque eso te repercuta a ti. Anteponerse a una debilidad es de valientes. Sacrificar  tu bienestar es de gigantes. 

Cuando he querido darme cuenta había recorrido un círculo entero. El frío vuelve tan cálido a recibirme en mi puerta y los errores forman montañas listas para escalar una vez más. Sus caminos están ya desgastados y la cima no es más que polvo esperando a ser polvo. Es todo tan descarado que aún me sorprende como alguien puede mentir tan bien. No hay año que no empiece con dudas y temores. Siempre hay algo que se encoge dentro de mí y me prepara con un escopetazo de salida. Corremos desenfrenados sin rumbo, pero con meta. 
Nadie te prepara para enfrentarte a una edad que no te corresponde, a un mundo que más que quererte te absorbe y a una rutina que te marca los días como un soldado raso apartado de su familia. 

La electricidad es palpable, y no hay un solo paso donde mi cabeza no quiera desatar una tormenta. 


domingo, 10 de septiembre de 2017

El llanto de un bebé

Cuando estoy fuera, cuando veo el cielo palidecer encima de mí no puedo evitar sentir ganas de llorar, de destruir, de gritarle al mundo que no está funcionando como debería. Es una sensación de malestar, de impotencia. Me gustaría poder hacer algo, cambiar el rumbo, llenarlo todo de agua hasta que la inmoralidad se ahogase. 

Vuelvo derrotado cada vez que pasa esto. Es algo retorcido, proclive a las averías. Hay fallas por todos los lados y nadie se da cuenta. Supongo que es demasiado delicado abandonarse a ideas que recuerden lo que nos estamos perdiendo. 

Caigo más tarde en que volveré a una rutina de bloqueo, donde mi cabeza rechazará las lagunas que me sustentan. Mis estructuras suelen olvidar el esqueleto. Es el corazón quien ruge cuando estoy perdido, y eso es algo que sucede todo el tiempo. Es como si fuese la única persona que puede ver más allá. Como quien ve fantasmas y nadie le cree. No sabes a quien contárselo, y si lo haces seguramente te tomen por loco. No hay un umbral que de paz y descanso eterno. Es algo que arrastramos de por vida. Es una tristeza interior que se cuela en la piel. Es un invierno perpetuo que nos arranca las ilusiones.

Quiero combatirlo. Quiero hacer algo al respecto. Debe haber una forma de dejar de sentirme mal con lo que me rodea. 

Pero aúlla. El mundo aúlla y todos se hacen los sordos. Y yo solo sé frenarlo con un grito aún más alto, una voz que nace de la insuficiencia. Al final, solamente soy como el llanto de un bebé. 


miércoles, 6 de septiembre de 2017

Espinas

El jardín parecía invitar a que cualquiera pasease entre sus floridos corredores. El agua que caía de una pequeña fuente justo en el centro del vergel convocaba aquel ambiente de paz que se manifestaba inquebrantable. 
El idilio se colocaba la guinda del pastel en el verde verano que se reflejaba en cada arbusto de aquella pequeña selva. Era un lugar donde podías pasarte horas y nunca notarías el paso del tiempo. 
Un banco decorado con motivos florales daba la bienvenida a una mañana próspera y caliente.
Los insectos madrugaban para ser los primeros en disfrutar de todo el espectáculo que cobraba vida allí. No había un lugar mejor para descansar. 
Al seguir las enredaderas te dabas cuenta de que eran imparables y que sus ganas de crecer conseguían superar fronteras. En cada rincón había colores distintos, flores exóticas y frutos que con tan solo verlos deseabas poder darles el primer bocado. Para completar, de fondo se escuchaba una melodía que te hipnotizaba. No se trataba de ningún instrumento musical; todas las notas provenían de la naturaleza. 


Fue una niña, que en su más pura inocencia se tropezó y rompió la atmósfera. Cuando se dio cuenta de que la culpable había sido una rosa fue a darle una patada para que aprendiese la lección, pero al acercarse con su breve enfado no pudo evitar fascinarse por su belleza. Se sentó junto a ella y la acarició. Era de un rojo escarlata que destacaba por encima de las demás. A la niña le gustó tanto que decidió llevársela consigo, pero al intentar arrancarla se pinchó. Rompió a llorar de nuevo, y esta vez se escondió la mano debajo de la camiseta para que al tocar el tallo no volviese a ocurrir una catástrofe. Cuando por fin lo logró reparó en que no sabía distinguir si el rojo de la rosa brillaba más que el de su propia sangre. 

Al llegar a casa la dejó olvidada en mitad de las páginas de algún libro de su madre. 



Pasaron veinte años y aquella niña se había convertido ya en toda una mujer. Llegó tarde de trabajar y no había sido un buen día para ella. Estaba exhausta y tan solo le apetecía leer algo antes de dormir y olvidarse de todos los problemas. Como ya no le quedaba ninguna lectura pendiente se atrevió a ir a la vieja estantería de la familia donde siempre encontraba algún viejo tomo que releer.
De entre todos escogió un libro de cuentos que solía relatarle su madre cuando a penas medía medio metro. Al abrirlo se cayó un pétalo de un color oscurecido. Se acordó entonces de aquella mañana de hacía tantos años donde lo que más le preocupaba en la vida era clavarse una espina. 
Sonrió y pensó que quizás todo aquel día horrible que había tenido no era más que algo pasajero y sin importancia.
Entonces descubrió el tallo aún entre las primeras páginas. Toda la belleza de la flor se había esfumado, pero todavía perduraban las defensas que luchó. 

lunes, 28 de agosto de 2017

Se muere agosto

Dejamos de ver a la gente, pero eso no significa que dejen de vivir.

La comunicación se corta por lo que sea y de ellos tan solo guardas aquello que compartisteis juntos. Siempre que piensas en alguien sigue haciendo justo lo mismo que la última vez. Es como si fuese imposible que aquellos que se cruzaron en tu camino pudiesen cambiar, darse un lavado de cara y sorprenderte. Puede que hayan dejado de ser la persona que te conquistó, con su amor o su amistad. Puede que ya no quede nada de lo que una vez conociste. En el fondo no sabes muy bien qué pensar. Si querrías guardar su recuerdo como algo sagrado o si en cambio, si volvieses a conocerlos, ya no tendríais nada en común de lo que hablar. 

O quizás ya no estarían. La gente se va. Algunos para siempre. Nunca puedes concretar las despedidas. ¿Y si es la última vez que vas a ver a alguien? ¿Actuarías igual? ¿Hasta luego? Lo dudo. 
Pero nada ni nadie te advierte de que esa será la última, para siempre, sin retorno, que lo último que conserves serán aquellas palabras, aquel gesto. Muchas de las veces no sabes ni siquiera que estás diciéndole adiós a una relación. Cuando te quieres dar cuenta ha pasado el verano y alguien te ha matado. Para alguien ya no existes. Lo hiciste una vez y quedarás en su memoria como un bonito epitafio. Y ahí estás tú, solo otra vez. Estás tan acostumbrado que apenas haces un esfuerzo para que no te duela tanto. 

No te engañes. Tú actuarás igual cuando llegue el momento. No puedes atesorarlo todo. Hay tantos caminos y tantas variables que alguna vez pasará y te arrepentirás. Otras veces darás un respiro de tranquilidad y seguirás incluso con más entereza. 

Al final quedas tú. Al borde de agosto mientras septiembre llama a la puerta. 
"Encantado de despedirme" le saludas. 

domingo, 27 de agosto de 2017

O un sueño más que no podré hacer realidad

Es amor todo lo que buscamos. Amor de otra persona.
Que alguien nos diga que todo va a estar bien. Saber que hay un hogar al que volver. Sentirnos seguros incluso en mitad de un páramo. 

Es esa locura que nos incita a dejar el resto atrás. Una emoción tan intensa que sepa perdonar por amar tanto. Un sentimiento que es capaz de doler y abandonar el camino que una vez pensaste que sería en el que te quedarías.

Es toda esa amalgama que nos quema por dentro la que a veces nos obliga a tomar decisiones que no queremos tomar. 
Los sueños pueden no estar hecho del mismo amor que el de dos personas distintas. 
Al final se quedará grabado en tu piel y cada vez que le mires tu cabeza emitirá una película de todo lo que podría haber sido. Pero está bien, porque de no haberos cruzado no estaríais donde estáis ahora. Es parte de la rueda del mundo.

Pero hay películas tan bien dirigidas que asustan. Detalles que estaban ahí, a los que nunca prestaste atención y pudieron marcar la diferencia. Ese eras tú y no vas a volver allí. La actuación se grabó en una sola toma y aquello que crecía cuando os rozábais se sacrificó para que el anhelo, que era mayor que el cariño, diera paso a un universo donde todo lo que podría pasar lo hiciese, pero no junto al otro.

jueves, 24 de agosto de 2017

Al borde de la extinción

De que nos sirve saber si perdemos todo rastro de humanidad. Terminaremos siendo máquinas conquistando un mundo sin vida. 

Estoy buscando un lugar donde parar. Un lugar sin violencia, donde pueda recuperarme de las heridas. La noche parece saber guarecerme de la luz que me quema. Puedo contemplar tantas estrellas ahí arriba que mi mano se abalanza sin pensarlo a robar una de ellas. Mi mente despega como un cohete y se lleva a mi corazón de viaje espacial. 
Hay tanto silencio, hay tanta paz. Podría morir aquí y no me enteraría. Sería capaz de dejar al cuerpo atrás y flotar. Nadie me encontraría. Nadie.

Si tan solo sintiese algo podría dejar de perderme. Podría dejar de pellizcarme el brazo cada vez que le contesto a mi fantasma. Sabría diferenciar entre lo correcto y lo prioritario. Un mal día me daría la razón para continuar. Si suceden cosas malas también sucederán de buenas. 

¿Quién si no lo más primitivo, lo más visceral de mí, podría salvarme de la extinción?

lunes, 21 de agosto de 2017

Los logros de otros hombres

¿Cómo es posible cambiar tanto y no hacerlo absolutamente nada en el mismo tiempo? 

Cuando me pongo a mirar fotos de los demás creo que solo me fijo en el exterior. En las sonrisas, en las metas que han alcanzado y en lo bonito que debe de ser un momento para querer compartirlo con todo el resto. Supongo que tengo envidia. Solo veo eso e inmediatamente quiero salir de todas las redes posibles, incluso de la realidad. Algo dentro de mí me dice que no merezco aparecer en una fotografía, que hay algo que nunca se curará. Solo miro al mundo sucederse en un looping cotidiano. 

A veces intento coger el móvil y pienso en iniciar una conversación. No tardo mucho en convencerme  de que no tengo nada interesante que decir. Que los demás tendrán algo mejor que hacer que leer un saludo de un extraño en el tiempo. Pienso que al escoger el orden de lectura siempre me dejarán para el final; o lo verán y terminaré por ser un saludo cordial. Así que decidí no formar parte de ese juego. Pero a veces, después de mucho tiempo sin saber de alguien, me paro a pensar en él o en ella, le echo de menos y acaricio alguno de mis últimos recuerdos. 
Suelo guardarlo todo. Me gustan los billetes de trenes, las hojas de los árboles que me devuelven al parque que me ha escuchado reír toda la tarde o la sombrilla de un paraguas que decoraba alguna bebida una noche de viernes cualquiera. 
También guardo rencor. Está bastante escondido y no suelo aplicarle demasiado brillo, pero sé que forma parte de lo que soy. Es un sentimiento horrible que me ata los pies a la tierra y me obliga a no darlo todo a la primera de cambio. Es un interruptor de precaución. Siempre me dice que tenga cuidado, que puede pasar algo malo. 

Cuando escucho a la gente hablar puedo llegar a estar horas escuchándolos. No me cansa, me gusta, de hecho. Siempre he sido el tipo de persona que prefiere escuchar a ser oído.
Me gusta ver la reacción cuando expresan algún sentimiento importante. Cuando ríen, si se les marcan los hoyuelos o no suelen hacerlo a menudo. Si se pierden enredándose el pelo fantaseando con la idea de volver a repetir aquello que me están contando. O a veces, si hay suficiente confianza, estar ahí cuando lloran. Siempre he pensado que cuando estás triste lo mejor que puede hacer alguien es abrazarte y callar. La presencia es suficiente, pues nunca vamos a saber como lo está sintiendo la otra persona del todo. 

Me pierdo al ver las fotografías. Deseo aparecer en alguna, aunque sea de fondo. Ser parte de alguien, que esa persona me valore y esté tan contenta de conocerme que me considere tan importante como para ponerme de foto de perfil. 
Si lo piensas bien es una estupidez. Son fotos pasajeras, que vienen y van, que no significan nada más que un momento espontáneo. Hay miles y todas aportarán la visión de algo que sucedió, de algo que solo significa una sonrisa que no sabes exactamente que es lo que esconde.

En realidad me gusta mantenerme al margen. Prefiero sujetar la cámara a estar delante de ella. Soy más de contemplar la panorámica a estar en el centro de la acción.
Pero a veces, solo algunas veces, no me importaría dejarme arrastrar por la corriente y no ser solo el chico que alguien una vez conoció. 

Aún espero formar parte de ese mar con tintes verdes. 

lunes, 14 de agosto de 2017

Monstruos y monstruos

Hay monstruos en la oscuridad. Grandes, temibles y hambrientos. No son muy habladores, pero siempre los encuentro correteando y gritando como salvajes. Creo que no conocen muy bien el lenguaje. 

Les visito a menudo y siempre me reciben con miedo. Les asustan los desconocidos, pero creo que ya se han acostumbrado a mi presencia. Pasamos las tardes jugando al escondite y siempre terminan por ganarme. Aunque me han enseñado algunos trucos bastante útiles. Si nadie te ve no te pueden hacer daño. 

Lo más pequeños prefieren huir al verme. Creo que está en su naturaleza. Al crecer aprenden que es mejor hacer huir a los demás que salir corriendo de los problemas.

Les he cogido cariño. Después de ver como la mayoría prefieren guarecerse en la sombra para que no les veas el rostro piensas que quizás tienen algún problema de autoestima, pero en el fondo sé que los únicos monstruos que ellos conocen somos nosotros. 

Algún día saldremos de esta oscuridad y podremos dejar de vivir asustados por todas esas historias que nos contaron. La realidad puede llegar a dar mucho miedo, pero también nos enseña que hay bondad en los rincones más lúgubres. 

La luz se desvanece, pero lucharemos. 

domingo, 6 de agosto de 2017

No volverán a casa

Con un nudo en la garganta no puedo evitar pensar si me las podré apañar bien por mi cuenta. No es que haya estado acompañado últimamente, pero es casi como perder una sombra que solo vive para procurar por ti.

Es de esas sensaciones que no es la primera vez que sientes ni será la última. Entre roto y aliviado, entre asustado y expectante. A veces me imagino el momento exacto en el que tocará partir y decir adiós a toda una generación que te ha visto crecer; y junto a ella las únicas personas que han nacido para ti. 

Es parte del proceso, y una vez que ocurre no le das tanta importancia. Sabes que siempre van a estar allí, incluso después de verte perder todas aquellas batallas intentando comerte el mundo. 

Naturalmente esto no es más que una fracción minúscula, pero incluso así me deja echar un vistazo a lo que podría ser un futuro cercano. Días donde la única persona a la que debo soportar es a mí mismo. No es una carga ligera precisamente. Ahora tan solo eres tú.

En el fondo me gusta aprender a echar de menos, así nos apreciamos más. 
Buen viaje. 

jueves, 3 de agosto de 2017

La verdad sobre los días grises

Perdóname si voy despacio, estoy agotado de tanto caminar. A veces desearía que hubiese alguien que me acompañase al andar, alguien en quien poder confiar. 

El tiempo se derrite en esta estación. Es un lugar de paso, inhóspito. Todos mis males me aconsejan que deje de pensar, que me levante y que siga con las despedidas.

Es duro acostumbrarse a lo que no pudo ser. No siempre somos quien queremos ser.
Quedan tan lejos todas aquellas escenas, todos esos vuelos sin rumbo, sin un aeropuerto en el que poder aterrizar. 

Es tentador asomarse al vacío. Si volviese atrás no dudaría en saltar. Sin paracaídas. Sin pensar en las consecuencias. 

Hoy me enfurezco con motivos porque nadie acudió al rescate. Me he vuelto escéptico. Hace mucho que dejé de creer que podía alimentarme tan solo de recuerdos y de fantasías. 

Si tuviese la certeza de haber elegido bien estoy convencido de que seguiría maldiciéndote hasta el fin de mis días. 



lunes, 24 de julio de 2017

Terrorista

Si no tienes la respuesta en el primer turno, pierdes la partida. 

Se han truncado los planes, una vez más. No hay respiro ni vacaciones. Necesito un descanso del descanso. Ya no sé que más decirle al viento. Estoy cansado de envidiarle, de contemplar su libertad. 

He esparcido todo el abecedario mientras intentaba encontrar la cura al terrorismo emocional. Me he dejado arrastrar por todos esos sentimientos que me han bloqueado el camino. Solo siendo egoísta consigues las cosas y eso me entristece. 
Se agotan las posibilidades y mi alma no soporta las cárceles sin barrotes. 

Hace tanto tiempo que no lloro que a veces me pregunto si he dejado de existir. 
Necesito un bombardeo intencional.  Necesito dejar de escuchar "NO".

domingo, 16 de julio de 2017

Si quieres, pierdes

Al acabar no me acordaría de esas cosas.  Les daría la mención de excusa y dejaría que se pusiese el sol. 

Lo difícil que es sustentar lo más sencillo cuando tu mismo te deslizas entre tablones de madera. Ya no llega ni la música. No veo el día en que se aproxime y vuelva a reiniciar el contador. 
Es solo un capricho que le dan a un niño cuando se ha portado bien. Una piruleta como recompensa a qué. ¿A caminar, a respirar? Eso lo hacen todos y nadie exige un premio. 

Siempre le dieron el título de alguien que creció demasiado rápido. Un niño demasiado maduro para su edad. Ahora se aferra al tiempo como si se tratase de aquel premio tan goloso. Quiere más, pero para tener más, debe hacer más. 

viernes, 7 de julio de 2017

Expuesto

Cada vez estoy más cerca de estar más lejos de mí. El destino no me importa, solo quiero huir. Apagar todas mis conexiones, desaparecer. 

He abierto heridas, roto corazones y no he devuelto las llamadas. Soy un desecho de defectos con mil emociones. No me atrevo a mirarle los ojos al tiempo sin que se me escape una sincera disculpa. 

Vivo la vida junto con la soledad. Yo moldeo mis días grises y me retiro cuando aún soy capaz. Me cuesta tanto sonreír que cuando sucede todavía no me lo creo. La victoria parece no estar hecha para mí. 

Formar parte de alguien y de un lugar se me hace inmenso. Lo intento. Lo lamento. 

Quiero preguntarme cuanto más va a durar, pero me alejo, como con todo lo demás. Si al menos aprendiera a quererme, los errores me otorgarían algo de ventaja. 

Ya hemos recorrido más de lo que me gustaría contar. 

Aquí me desnudo y me lanzo a la piscina. Ahogo cualquier sonido del exterior. No hay dolor. Ya no hay dolor. 

domingo, 2 de julio de 2017

¿Se puede romper absolutamente todo?

Esto de crecer no es satisfactorio. Te das cuenta de que el mundo no se rige ni por determinación ni por dedicación; todo termina derivando en un montón de sacos de dinero. El que tiene más gana, es así de simple. Al que le rebosan los bolsillos con billetes puede quemar incluso la tierra. No hay límites.

Cuando te das cuenta de que ya no sirve con lo poco que tenías y que la única buena noticia es la de llegar a fin de mes hay algo que no funciona del todo bien. 

No puedo entender como algo tan banal nos separa y nos condena a una vida a la que le dedicamos tanto tiempo solo para emprender, quizás, algún día, el camino que realmente nosotros querríamos escoger. 

Es frustrante. La fuente de todos nuestros problemas es la inspiración de otros. Así es como gira todo.  
Así es como no debería desempeñarse. 

Menos mal que algunos sueños no se pueden ni siquiera comparar con el brillo de una simple moneda. Menos mal que algunos sueños no se rompen con tanta facilidad. 

jueves, 29 de junio de 2017

Situacional

La tentación es irresistible, pero ya no sé si prefiero que me odies o no. Se me han gastado las palabras de tanto intentar explicarme qué es lo que siento. Formar parte de una vida no implica aguantar sujeta como una vela en medio del mar. 
Echo de menos ese poder de innovación, de la primera vez, de saber que eso es único e irrepetible. Una vez pierde todo el sabor ya no hay nada que se pueda asemejar. 

No tengo intención de olvidar, ni de irme, pero hay tanto trabajo aún que hacer que mi corazón ha decidido plantarse antes que volver a ser exprimido por relojes de arena. 

domingo, 25 de junio de 2017

Florecer

Es increíble, pero he logrado mantenerme firme durante un año, con altibajos, obviamente, pero hasta el final. Estos períodos entre meta y meta son desconcertantes. Es como vivir una aventura que no tenías planeada. Puedes elegir cualquier dirección, que nada ni nadie te lo va a impedir. Es el momento de escaparse de la rutina, de conocer mundo e intentar mejorar.

Cuando la monotonía reina en nuestros días a penas tenemos tiempo para pensar en nosotros, y cuando lo hacemos el sueño se desvanece rápido y termina por quedarse como una mera anécdota de la noche anterior. 

Siendo sinceros detesto el verano. Siempre me he sentido más cómodo abrigado y tomándome una taza de chocolate caliente, pero no por eso voy a convertir estos meses en un iglú personal. Esta vez no debo pensar dónde iré el año que viene, porque ya tengo una casa a la que volver. Este verano debe de ser un punto de inflexión, una época para evolucionar. 

Si lo intento con todas mis ganas, cuando septiembre llegue a mi puerta, quien escriba aquí, ya no seré yo.

jueves, 22 de junio de 2017

La nueva facultad

Ya sólo quedan 24 horas, así que ya no cuentan tanto las penas. Mientras todo se derrumba, ahora que no queda tiempo, me da igual todo lo que digan. Se despiertan las ganas y lo extraño. El miedo queda ensombrecido en un rincón, donde una parte de mí le sigue suplicando que me deje bailar por una vez. 

No importa quien se una o quien se despida, en este instante tan solo quiero ser libre para acordarme que después de todo, las cosas se hacen por un motivo, y que esos motivos no deberían olvidar el porqué sigues aquí y tu verdadera naturaleza. 

Hoy empieza mi verano. 

lunes, 19 de junio de 2017

Preparación para la batalla

Comunícate y quizás dejarás de pensar que tus problemas solo pertenecen a una minoría. 
¿Si tan amigo eres de los libros, por qué sigues intentando evadirte de tus responsabilidades? Si quieres mejorar, deberás adiestrarte también en el arte de la guerra. 

Estoy a un paso de la libertad, de llegar a un oasis en mitad de este infierno. Las cosas tienen fecha de caducidad y estoy a punto de pasarme de largo. Un sorbo más y por fin estaré lleno. Ya no habrá que pensar, ni sangrar, ni sudar. 

Los días ya hablan por sí solos. Las cosas van a cambiar, pero no sin antes haber librado la última batalla. Los caballos están intranquilos, saben que no habrá más noches de paz. Me miran con la misma duda con la que yo les miro a ellos. ¿Quién caerá antes? 

Si las palabras pudiesen despegarse del papel y alzarse, contarían esta historia como la del hombre que empuñó la espada más mortífera, la más letal, la que los llevo a la victoria en el último momento. Si pudiesen luchar, ellas serían el último eco del combate. 

Es hora de entrenar. 

lunes, 12 de junio de 2017

Ni tan buenos ni tan malos

Y creyendo saberlo todo me encontré con que las cosas estaban del revés. Ella no tenía ni miedo ni pena, sus alas se asemejaban más a un color azabache que a un blanco leche. Sus ojos deshechos habían dado paso a una mirada firme, sin remordimientos, con éxtasis. 

Lo único anormal en esa situación era yo, que con la intención de consolar me veía obligado a desear una muerte limpia y digna entre todo ese barro. 

Ya no se podía pedir, ni confiar. Se había perdido toda clase de intimidad. Ahora los restos se confundían con las sobras que iba dejando caer después de cada palabra. 

Sólo quería que todo fuese bien. E iba bien, pero lo hacía sin mí en la ecuación. 
La única cara asustada la podía ver en un reflejo. 

domingo, 11 de junio de 2017

Desangelada

Sabía que iba a llegar, pero no estaba preparada para tal evento. Había decorado su castillo en las nubes con muchísimos recuerdos, algunos de ellos mentiras que las hacía servir como esponjas para envolverse de la realidad. Había creado todo un paraíso para dos personas, hasta que una de ellas cayó del cielo. 

Compartió tantos momentos que ahora sentía que sin él la mitad de todo no tenía sentido. Alargaba las noches, posponía la hora de comer e incluso los suspiros acababan quedándose sin decirlo todo. Su carga era demasiado intensa. 

Ella era fuerte, más de lo que se decía, pero no solía ser fiel a sí misma, pues le daba miedo encontrarse sola y no ser capaz de resolver una situación complicada. Hasta entonces, donde con tantas mitades tuvo que aprender a unir pedazos. 

Efímera, con los ojos agotados, actuó. Dejó de imaginar y se echó un piropo. En esa habitación gris, desangelada, una chica se miraba en el espejo, hecha trizas, con el maquillaje corrido y una cara a la que no le apetecía dar los buenos días, pero se vio guapa, después de mucho tiempo, se vio a ella misma, con un futuro distinto, sin nubes, sin pares, sin mentiras. 

Allí encontró lo que andaba buscando. Sus alas. No necesitaba a nadie más.

sábado, 10 de junio de 2017

El talento

Desde pequeño nos enseñan a hacer de todo, desde dibujar, sumar o soñar con ser astronautas. Una vez crecemos acabamos desarrollando alguna cualidad, algo que nos hace sobresalir del resto, no tiene porque ser algo extraordinario, más bien algo que destaque de nosotros. Algunos sabrán hacer reír a una multitud, otros escribirán como poetas modernos o quizás terminen siendo brillantes científicos. 

Pero ocurre que a veces no somos demasiado buenos en nada. Es posible que todavía no hayamos encontrado nuestro don, que lo tengamos por ahí, en desuso o que simplemente ni siquiera sepamos de su existencia. Cuando eso pasa te desesperas. ¿Qué haces en tu tiempo libre? Pensar y pensar donde encajas y cuál es tu lugar. Algo tiene que estar hecho a tu medida, en algo debes poder ayudar al mundo. Una parte de ti sabe que si te esfuerzas acabará por aparecer de algún modo u otro, pero... hay tantas cosas que te hacen feliz. La música, el arte, las letras, la astronomía... hay tantísimas cosas en las que podrías ser bueno y tú estás ahí, parado como si se tratase de una fotografía en blanco y negro en el tiempo.

Algo debes poder hacer. Algo debe brillar en tu interior. 

lunes, 5 de junio de 2017

Chungo

Se te ha ido de las manos. Has olvidado incluso a que sonaba esa canción. 
Te noto furioso a todas horas, sin tener un sentido. A quien ayudas lo rechazas sin pensar. y eso sólo sirve para engañar a los otros y engañarte a ti mismo. 

¿De qué sirve la verdad, a todo esto?

Te arrastras por la oscuridad como si fuese la droga más pura. Hay un presente ahí delante que no te atreves a coger. Para ti todo tiene dientes y garras. Es de noche cuando es de día y es todo tan negro que las horas dejan de tener un significado.

¿Por qué me estoy haciendo esto? Está bien no estar bien.

Que chungo eres.

domingo, 21 de mayo de 2017

¿Sabes que día es hoy?

Contemplas el infinito buscando respuestas, ¿pero las encuentras?

Tienes las manos frías de tanto pensar. Estás tan ensimismado con tus preocupaciones que se te está pasando por alto la realidad. Te estás perdiendo todo aquello que anhelas. ¿Crees que algún día cambiará algo de lo que haces? porque de nada sirve vivir en una nube si eres el único que viaja en ella. 

¿Apostamos a que no sabes que día es hoy?

viernes, 19 de mayo de 2017

Atrapado en el tiempo

He encontrado algo que ya sabía que estaba ahí. Nunca le había prestado mucha atención desde el último día que lo guardé. Ahora lo he perdido y lo echo de menos. Eso me hace sentir raro. En todos estos años ni me había parado a pensar en esos recuerdos, y ahora que ya no lo tengo lo quiero de vuelta. 

¿Habrá algo que perderé en un futuro y que ahora siga latiente en algún rincón de mi habitación, esperando a ser reencontrado? Creo que es la fuerza del momento, la de ser consciente de que las cosas pueden evolucionar y salir mal. No siempre todo va a estar ahí, esperando el momento que lo desempolves y vuelvas a emocionarte como cuando eras un crío. 

Ahora cualquier pedazo de papel parece ser importante. Tengo que andarme con cuidado, no vaya a ser que algún día pierda algo más valioso. Quizás una persona, un objetivo o a mí mismo. 

viernes, 12 de mayo de 2017

Sabotaje

No puedo mirar al futuro porque me aterra, y cuando lo hago hacia el pasado no es suficiente con vestir un traje de nostalgia. Estoy atrapado aquí en el medio, saboteándome cada amanecer. 

No me considero una causa perdida, pero esto se está volviendo una broma pesada. No todos podemos ser como tú, así que me quedaré un rato más en el coche, llorando sin que nadie me vea. 

Ahogo la fantasía bajo la lluvia. Ya no me queda aire cuando buceo a tal profundidad. Si sobrevivo, seguro que acabaré naufragando. 

Después de perseguir todos aquellos sueños en las nubes, tenías que ser tú quien me hiciese caer, pero escucha, no todos los héroes necesitan capas para poder volver allí, para volar.

Hago todos los días la misma rutina, maquillar toda esta falsa alegría; pero al menos sé que es falsa. 

No preguntes cómo me ha estado yendo, no hace falta que pretendas interés. Si sonrío, el único que debería creerme soy yo mismo. 

Nos hemos convertido en extraños que se encuentran en su memoria. 
¿Debería sofocarte o dejarte ir?

miércoles, 10 de mayo de 2017

El amor para él es dolor

¿Cómo voy a alegrarme por los demás cuando me estoy muriendo por dentro? ¿Valgo para algo? ¿Qué habilidades tengo? ¿He dejado demasiado tiempo en el baúl? ¿Estoy a la altura de las circunstancias? ¿Por qué me siento tan pequeño, tan tan tan pequeño?

Me ahogo en la ansiedad. Me da miedo no llegar nunca a poder hacerme ver. Ellos no paran de avanzar. Están casi tocando las estrellas, y yo me ahogo en un vaso de agua. 

Estaba feliz en mi rincón, pero parece que ahora ni eso es suficiente. Si tan solo pudiese ir al mismo ritmo. Si tan solo me pudiese dar igual.

Necesito trabajar. 

sábado, 6 de mayo de 2017

¿Somos guerra?

El lenguaje es tan complicado. A veces me sobran las palabras, hay demasiado relleno y con tan solo ser directo es más que suficiente. Otras, sin embargo, me quedo corto, me da la sensación de que mi vocabulario es muy reducido y no logro transmitir justamente lo que estoy pensando. 

Somos tan complejos y sentimos tantas cosas a la vez. Formamos parte de recuerdos y emociones que traspasan la realidad, que mutan y conviven en algún lugar dentro de nosotros. Para explicar alguna de esas percepciones deberían cortarnos con un bisturí y diseminar cada pedazo de vida que nos corre como sangre por las venas.

No somos los mismos de ayer ni de mañana. No tenemos un rumbo fijo. Subimos, bajamos y explosionamos. Estamos llenos de asombro. 

¿Qué siento, qué me pasa, por qué actúo así?

Es un cúmulo de fechas marcadas, de palos, de primeras y últimas bazas. Hay una conexión tan intensa que cuando me quiero responder, sorpresa, las palabras vuelan.

martes, 25 de abril de 2017

Tiempos difíciles

Ni siquiera sé porqué lo intento. Con lo sencillo que sería meterme en una madriguera y no salir hasta que alguien me dijese que todo va bien. 

Hay demasiadas cosas que quiero cambiar. No sé ni por donde empezar, y eso, al final hace que me atragante, y para cuando me quiero dar cuenta sigo observándolo todo, como algún detective chiflado que rastrea pistas falsas. 

En realidad todo es más sencillo de lo que aparenta, pero difícil en la ejecución. Si tan solo pudiese quitarme toda esa pereza que me lastra, el miedo que me atropella y la poca confianza que llevo arrastrando, quizás dejaría de desahogarme en las sopas de letras. 

No es divertido quedarse quieto, ser un mero espectador, pero qué sería de nosotros si no tocásemos fondo de vez en cuando. 

Reír y llorar a la vez se hace una experiencia casi irresistible. 

viernes, 21 de abril de 2017

Tu silencio es ensordecedor

Sigues ahí, callado y lúgubre. ¿Qué te pasa? ¿Por qué no dices nada? ¿Qué es lo que te han hecho para que esa oscuridad resurja una y otra vez cada cierto tiempo?

Sigues sin decir nada. Siento que me abandonas, que te rindes, que ya no te importo. Intento descifrarte pero no conozco tus símbolos. 

Me gustaría que me dieses la oportunidad de arreglarte, de poder intercambiar algo más que miradas y frases sueltas. ¿Cómo puedo ayudarte? Simplemente estoy aquí, parado, esperando a que vuelvas de tu retiro.

Si supieses lo difícil que es estar al otro lado, viendo los días pasar y como el frío se instala dentro de mí. Te necesito más de lo que crees y no tienes la capacidad de volver. ¿Tanto daño te han hecho?

Háblame, por favor o este silencio me va a matar.

_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _  _ _ _ _ _ _ _ _  _ _ _ 

Me expreso tan mal que a veces prefiero mantenerme al margen, no decir nada, y con eso decirlo todo. Sé que no es la manera más adecuada, pero crecí de esto modo y ya no sé ser de otra forma.

No estoy pidiendo auxilio, estoy gritando desde el silencio que las cosas no me parecen justas y que quizás la mejor manera de solucionarlas sea alejándome de la raíz del problema. 

Seguramente no sea la persona más valiente, pero eso no convierte a mi mutismo en un sistema infranqueable. Hay vida más allá; vaya que si hay vida.

A veces, cuando tenemos miedo de algo, nos lo guardamos para nosotros, lo enfrentamos a solas y convivimos con ello. El callar todo eso es nuestra decisión, una que no compartimos porque somos suficientemente independientes como para luchar nuestras propias batallas.

Por eso, siempre termina llegando el día en el que vuelvo, con la misma sonrisa, como si no hubiese pasado absolutamente nada, porque para mí ya no hay nada que me aterrorice, por eso vuelvo como si el tiempo no hubiese dado un salto.

Sé que es difícil de entender, y la mayoría no lo hacen, pero cuando me quedo callado no hace falta más que escuchar para oír todo lo que estoy gritando. 

miércoles, 12 de abril de 2017

Mundo interior

¿Qué es real? ¿Qué es lo que ves cuando me ves por primera vez?

Seguramente no seamos compatibles. Esa es la primera idea. Alguien tan distinto a ti, tan diferente, con esa mirada perdida y toda la desilusión que destila al andar. Para nada es un amigo lo que encontrarías ahí.


Hasta que me conoces. Lo conoces. Un millar de razones te daría para no dejar escapar esa oportunidad. La de lanzarte a la piscina. La de no aferrarte a la idea que dicen las malas lenguas. No le hagas caso a toda esa gentuza. Hay más allá del blanco y el negro.


Te sorprendería conocer otro mundo, más grande y más colorido que en el que vives. Sin sombras, sin apariencias. Mundos inconquistables. Uno que seguramente en el que te encuentres cómodo y no tengas miedo de ser tú mismo.


Nadie te obliga a compartir esa mirada, pero ya que lo haces, ya que me ves por primera vez, no te quedas ahí parado. Si de verdad me quieres mirar, contémplame con los ojos cerrados. 

martes, 4 de abril de 2017

La rueda de argumentos de Edward Wallace

Dicen que cuando un escritor se queda en blanco tan solo tiene que recurrir al gran invento del sr. Wallace: dos círculos de cartón superpuestos donde haciendo girar la manecilla y la imaginación, la inspiración volverá en forma de frase recurrente. Algunas de las ideas más célebres son "la heroína se declara", "una explosión" o "un asesinato". 

Cuando no eres un escritor, al menos no uno reconocido, y la labor que más te importa es la de aprobar el día a día, nunca está de más intentar suerte en la ruleta, pero en otras circunstancias. A veces viene bien probar que giro de acontecimientos le vendrían bien a tu vida. "Os mudáis de casa", "Encuentras un trabajo estable o "Te has enamorado otra vez". 

Las posibilidades son infinitas. Lo que pasa, es que aquí la imaginación no es quien empluma el bolígrafo y empieza a desatar toda su fuerza en el papel. En la vida real, por más que gires una rueda de cartón, quien de verdad crea las situaciones eres tú. 

"Ahora, prueba a vivir"