Aullidos del fin del mundo

sábado, 22 de diciembre de 2012

Romperme

Buscas la solución donde no la hay. Es más, encuentras problemas, pero igualmente todo es un problema, ¿verdad? Ya nada es como antes. Ya no somos los mismos. Queremos llegar a ser tan grandes que somos unos pesados. Somos gilipollas, enormemente gilipollas. No nos contentamos con nada y como no lo hacemos nos endiñamos un disfraz, pero a mí no me la cuelas, quizás solo me la cuelo yo. Se me pasan por alto tantas cosas...

¿Qué verdad? No se me ocurre cual puede ser. No existe la verdad absoluta, pero sí existe la absolución. Cuanto remordimiento. Que cansinos somos, la mar de cansinos. Esperamos tanto del mundo que luego no sabemos por donde cogerlo, nos pesa y acabamos tropezándonos con él. A veces tropiezo contigo y muchas más veces conmigo. Es que ya no somos los de antes, aunque nunca hemos dejado de ser nosotros mismos. 

¿Lo das por hecho? Hay que aceptar de una vez que el mundo no es tan bueno como nosotros. Si aceptamos ese hecho, el resto quizás nos lo tomemos con más calma. Esperemos el día en que suceda. Esperemos una vez más. Estamos tan hartos de esperar. No te precipites, la cagas. Precipitarse solo sirve cuando un sueño depende de ello. Tú no quieres que te cuente la verdad. Yo estoy exhausto de ella.

Pánico a la felicidad.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Disconformidad permanentemente transitoria

Creo que es cosa de la ambigüedad. Mi vida se puede entender de distintos modos, se puede interpretar de distintas maneras, pero por consiguiente siempre hay dudas. La confusión impera. Ya no creo que lo que busque sea un motivo de supervivencia, algo me dice que ya solo basta con la ambición (o la emoción). ¿Qué puedo hacer por mejorar? 

¿Va a ser toda la vida así? Uno tras otro, día tras día. Ya no sé como comportarme, ni siquiera sé como soportarme. El círculo ha ido forjándose y lo único que queda es esa delgada línea entre lo real y lo imaginario. Me pierdo ahí. 

¿Puede algo salvarte y ser al mismo tiempo tu destrucción? Necesito describir y solo escribo sobre mí. Debo dejar de hacer eso. Debo salvarme, y esto, una vez más, es algo que debe de quedar en tierra de nadie. 

Sin gracias. Con diferencia.