Aullidos del fin del mundo

viernes, 29 de julio de 2022

El siglo vacío

Este mes es mío. me lo apropio, me lo adueño. Mi cabeza se ha cansado de las cadenas. No esta vez. Ahora no. Ahora voy a buscar mi propio camino. Quiero encontrarme. Me lo merezco. Nada puede molestarme. Todavía no ha llegado Septiembre y no le voy a conceder el derecho de significar un miedo que ya no tengo. Soy capaz. Soy valiente. Ya no me dueles. Ya no tienes poder sobre mí.

No puedo evitar sentir que por mucho que me esfuerce a todas horas mi voz no es suficiente. Quiero destruirlo todo. Quiero acabar con todo. Quiero una oportunidad.

Me he encontrado roto en todo el camino. El duelo es tan largo que al final casi lo confundo con mi hogar. No me soporto más en este cuerpo. Si con 28 no he podido averiguar como arreglar este desastre  quizás no me quede mucho más que aportar.

Mi voz se apaga. Mi garganta ruge y el dolor me busca, constantemente. Me duele siempre y mucho. Es como una maldición. Me siento roto. Es como si hubiese perdido el rumbo, como si mi obsesión con la libertad fuera un chiste recurrente de la caja tonta. 

Es valiente quien tiene miedo y actúa igualmente. Y aunque ese miedo se apodere de mí la mayor parte del tiempo, estoy cambiando las tornas. Llegaré tarde, pero llegaré. Puedo hacerlo sin huir. Puedo hacerlo, aunque me cueste la vida. 

Aunque la ansiedad nos supere, aunque las oportunidades nos abandonen y nos corten las manos terminaré esta cacería. Terminaré aunque sea la última cosa que haga. Necesito terminar. NECESITO PASAR PÁGINA.

He tenido que sacrificar a mi otra voz para continuar. Esta senda que se torna en drama y comedia es cada vez más ridícula. Me siento tan solo buscándome a mí... supongo que estoy tratando de volver a sentirme como un niño una vez más. Esa sensación de despreocuparte por las responsabilidades, de ver la vida como un gran mundo por descubrir, donde la magia podía aparecer incluso en los momentos más inesperados.

Este mes ha sido mío,  me lo he apropiado y me lo he adueñado, o lo he intentado. A veces no siempre todo sucede como esperamos. Hay noticias inesperadas que nos hacen arañar el suelo, hay personas que nos arrastran sin ser conscientes, horas que se esfuman como el humo de un cigarro y luchas que reinciden, incapaces de rendirse. Mi cabeza sigue cansada de las cadenas, pero ahora en vez de evitarla, la escucho.  ¿Y si es esta vez?¿Ahora? Mi camino tiene que estar ahí, en alguna parte. No quiero encontrarme, pues ya sé donde estoy, lo que quiero es avanzar. Me lo merezco. Me merezco un descanso. Todavía no ha llegado Septiembre, pero puedo verlo sonriéndome, pícaro, a través del calendario  y no le pienso conceder el derecho de significar un miedo que ya no tengo. Soy capaz. Soy valiente. Me dueles, pero voy a convertir ese dolor en una flecha que va a acertar en la diana. No me da la gana volver a derramar una lágrima más por un siglo vacío. 

¿HAY FUTURO? TIENE QUE HABER FUTURO.