Aullidos del fin del mundo

viernes, 31 de julio de 2015

En los edificios se escapa por el tejado

Flotas en el agua. El murmullo de las profundidades empieza a inundarte. Te sumerges, como si de pronto hubiesen puesto el peso del mundo en tu pecho. La superficie se vuelva cada vez más oscura. Una fuerza te empuja hacia abajo y una vocecita te aconseja que de nada sirve intentar salir de ahí. No tienes ni que esforzarte, no tienes porque ejercer ningún tipo de presión. Solo te hundes, hacia algún lugar. De tu boca salen disparadas unas pequeñas burbujas. Las miras con melancolía. Como si fueran tus hijos que crecen y se marchan de su hogar. 

Ellas encontrarán una salida, estás convencido; en cambio, tu final es distinto, menos acogedor, pero necesario. Debes morir para poder vivir. La luz se ahoga contigo. El río te traga y te escupe. Ahora formas parte de la nueva corriente. Eres irreconocible. 

Excepto...

jueves, 30 de julio de 2015

La belleza oculta

Nunca me había fijado, pero allí, entre todo aquel desorden, por fin lo veía claro. Quería algo que en su momento deseché. Ahora me parecía bonito, una maravilla de otro mundo. Sólo quería volver atrás, haberme dado cuenta antes. Necesitaba dejar de vacilar. Necesitaba que sucediese un milagro. 

Uno que lo curase todo. 

lunes, 27 de julio de 2015

La tundra

Como tortugas ermitañas nos refugiábamos en aquella cueva. Hacía frío y todo estaba húmedo. No podíamos impedir estar entumecidos, éramos como estatuas glaciales. A penas había nada para entretenerse más allá de observar las grietas que iban formándose a lo largo de los años. Parecía que la tierra fuera a abrirse en cualquier momento y que cualquier escondite no tenía cabida en ese mundo. No había ningún lugar seguro. ¿Era eso de lo que huíamos? 

Todo allí fuera era salvaje, daba miedo. A veces nos imaginábamos los monstruos que debían campar en esa desolación. Escuchábamos sus rugidos, aquellas voces guturales que seguramente provenían de algo terrorífico. Parecía una idiotez querer salir de nuestro pequeño hogar, de nuestra burbuja de protección. Que cobardes éramos, pero cuantas ganas de vivir teníamos. Preferíamos seguir respirando que enfrentarnos a lo desconocido; hasta que...

... me pregunté si quizás lo desconocido me haría abrir los ojos y cambiar de opinión. Si quizás todo aquel reino de terror no lo tenía más que en mi cabeza y mis pensamientos. Si quizás, esta tundra, fuera realmente monstruosa y que el verdadero peligro era seguir ocultándose, que la cueva terminaría por engullirme y que el frío terminaría helando mis veranos, mi sangre y mi voz. 

viernes, 24 de julio de 2015

Bombas de luz

Su vuelo no fue estable, a penas veía nada con toda aquella oscuridad que le rodeaba. Algunos destellos amarillos chisporroteaban a su izquierda y él seguía  mirando al mismo punto, a aquella nube de color negro que parecía hecha de carbón. 

Tenía la tormenta justo encima suyo. ¿Asustado? Mucho ¿Iba a parar? No. No era un "no, todavía no", ni siquiera un "no, no al menos ahora", era un "No. No voy a parar jamás".

Así que simplemente se dejó llevar y la atravesó, cerró los ojos y se dispuso, una vez más, a alzar el vuelo. A continuar con aquella cabezonería que le caracterizaba. Si después de todo, aún había una mínima posibilidad, no veía el porqué debería parar ahora. Ya no era cuestión de suerte, hacía mucho que vivía dentro de la tormenta.

ÉL ERA LA TORMENTA.

sábado, 18 de julio de 2015

Las piernas rotas

Nos cuesta... empezar... a andar.
Somos... tan... pero... tan... lentos.
Paulatinamente... vemos las... horas pasar.
Tan inexorables... tan... largas.
Todavía hay... esperanza. 
Al final... del día.
A lo... lejos.
Después... de habernos... roto las piernas.

Resiste. 

miércoles, 15 de julio de 2015

El particular olor a nuevo

Son vueltas de reloj. Solemos no darnos cuenta y quedarnos parados en la una o las dos. Creemos que ya no hay forma humana de avanzar el minutero, así que nos quedamos colgando, como si el tiempo se hubiese paralizado, hasta que sin saber muy bien cómo o porqué el tiempo vuelve a funcionar.

Llegan las 3 y las 4 e incluso las 6 y puede que allí volvamos a estancarnos, a frustrarnos al comprobar que no somos dueño de las agujas. 

Entonces, un día, cansados de esperar, empezamos a darle vueltas, hasta que llegan las 11, las 12 y la 1 y el mundo, obligado a enseñarnos otra perspectiva, vuelve a reaccionar.

No puedes quedarte esperando toda la vida a que suceda un milagro, así que hazlo tú.

miércoles, 8 de julio de 2015

Efímero

Es curioso como algo tan importante, algo que cuando lo vivía pensaba que era un sentimiento tan fuerte que nada lo iba a romper, que era algo que solo viviría en ese instante y que debía guardarlo como si se fuese a fundir entre mis dedos...

es curioso el hecho de que cuando tengo que explicarlo en voz alta, resumírselo a alguien, decírmelo a mí mismo para concienciarme, puedo coger todo este tiempo y minimizarlo hasta lo más efímero. 


Es curioso como lo que quieres puede esconderse entre algunos puntos suspensivos, un par de palabras, un gesto torcido.


Es curioso como sigue doliendo.