Aullidos del fin del mundo

jueves, 17 de junio de 2021

Me han abandonado las hadas

Desde el dolor más profundo escribo esto. Ya sé que esto nunca llega a ninguna parte, que mi eco no resuena lo suficientemente lejos. Hay personas que susurran y las escuchas y otras, sin embargo, que gritan y nadie puede verlas. Y está bien, así funciona este mundo. Te acostumbras a ser un ermitaño y moverte lento. A moverte en una espiral de locura y descenso. La desgracia no es particular. El valor de salir corriendo es un lujo que no todos podemos permitirnos. IDIOTA.

He estado dispuesto a declarar la guerra. Incluso cuando no tenía de donde beber. Sabía que esta historia acabaría mal, pero seguía avanzando. Me interesa muy poco saber lo que me he perdido. Decidí vivir el presente, uno que se basaba en soñar con el futuro. Un futuro que nunca sucederá. IDIOTA.

Dicen que la mejor venganza para tus enemigos es sobrevivir. Pues es irónico, ya que no me reconforta en absoluto. Estoy tan roto que ya no recuerdo como levantarme. Sigo aquí contando un cuento donde me abandonan las hadas. ¿Qué me queda? Qué me queda si ya no quiero volver. IDIOTA.

Ingenuo. Esa es mi mejor descripción. Un paso más y eres libre te escribías en los cuadernos. Casi te tatúas un par más de alas. ¿Qué crees que harías con ellas, volar? Y estrellarte. Y darte de bruces. Y caer en picado. IDIOTA.

"Aunque nuestros caminos no se vuelvan a encontrar, y el tiempo que ha pasado se convierta en dolor, ese dolor me guiará". Cállate. Cállate y deja de doler. CÁLLATE, IDIOTA.

Quiero borrarlo todo de mi cabeza. Quiero reiniciarlo desde cero. Un nuevo espíritu. Algo que derroque al pasado. Un nuevo avatar. Un aprendiz de sonrisas. Si ya no confío en mí qué me queda. Solo pido algo de amor. Algo de cariño. Solo quiero aquello que yo ya no doy, que ya no sé producir. He dejado de sentirme especial. Ya no hay niño que cante por las noches. Ya no hay sueños. No los hay. Están rotos. Hechos pedazos. Muertos. IDIOTA. IDIOTA. IDIOTA.

Este taladro en mi mente no me permite decidir si lo que escribo es ficticio o real. He perdido tantas partes que solo soy un experto en desconectar. En abrazar el dolor. Un dolor infernal. Es de otro planeta. Nadie sabe cuánto duele. No sé si alguna vez tendré la suerte de ser padre, pero siento constantemente como si hubiese perdido un hijo. Me asfixio en las circunstancias. Y ojalá eso fuese más real. Ojalá ocurriese en este plano. Ojalá un apagón en negro. Ojalá dejar de pensar en querer desaparecer. Ojalá tener claro algo en esta vida. Ojalá saber cómo dejar de sangrar. POBRE IDIOTA. Nunca estarás en paz. 

Estoy tan acostumbrado a suspender y a decepcionar que ni un buen día entre cientos me consuela. Me encuentro pidiendo perdón a los cadáveres cuando deberían ser ellos quien moviesen sus estúpidos huesos para tener la sensatez de devolverme lo que me ha sido arrebatado. ¿Qué hacer cuando tu propio demonio es tu salvación? Correr. Correr y no mirar atrás. IDIOTA. No vas a poder escapar. 

No dejes que la rabia te defina, Yulen. No entres en colapso. Si el mundo no te deja borrarlo todo, lo haré yo mismo. Si para avanzar debo morir primero, que así sea. Quizás consiga calma. Quizás consiga atravesar las heridas que me han provocado. Quiero dejar de pensar en ese runrún que no cesa. Dormir conmigo, sin pesadillas. Solo yo me veo despertar. Solo yo todo el rato. Solo. IDIOTA.

Mirad lo que habéis conseguido, capullos. Lo habéis asustado. Lo habéis convertido en una bola de odio y tristeza infinita. Es un gatillo a punto de disparar. No sabe ni quién es. Le gustaría saberlo. Le gustaría dejar de romperse en pedazos y vivir aquello que algunos llaman vida. Su previsión siempre es de lluvia. Le gustaría saber cómo continuar. Si hay algo más allá de los meses finales. Si las páginas de los libros pueden reescribirse. Si todo lo que soy se resume en injusticia tras injusticia, en arrodillarme y suplicar. En tragarme mis lágrimas. Juro que lo he intentado, juro que he intentado cambiar de actitud, pero mi tren interno ha descarrilado. Yo ya no puedo más. El agotamiento me ha vencido. Solo quiero cerrar los ojos y descansar, para siempre, para nunca más. No más explicaciones, no más miedo. Quiero que mi grito se ahogue en la oscuridad. Que el tiempo deje de avanzar para el resto. Juro que ya no hay margen. Que se ha acabado, que ya no tengo ni quiero tener. Mi única libertad es la de matar a mi propio corazón para que se calle. Que se calle y me deje en paz. Solo y por fin solo. De mí no quedará nada. Nadie abrazará a este deteriorado cuerpo. No habrá más sufrimiento, no habrá más preguntas. No habrá más aire que robar. No acepto más sugerencias. No acepto mi destino. No estoy dispuesto a que tomen también esta decisión. No acepto esta permanencia. Quiero arrasar y terminar, para siempre. Lo siento mucho, mamá. No me queda ya nada dentro. El silencio tiene grietas. Nadie puede salvarme. Este es mi límite. El límite de un IDIOTA.