Aullidos del fin del mundo

sábado, 23 de julio de 2016

Basura espacial

Iniciando la desmaterialización. El ascenso hacía lo desconocido.  La gravedad desaparece. Tan solo pesa lo que nos llevamos de los nuestros, de los vivos y de los muertos. 

Desintegración de las palabras. El silencio nos abofetea. Nos tiende los puentes que no vemos. Se deshace en cumplidos primero y después se deshace de nosotros. Basura espacial. 

Estamos tan cerca de conocer la verdad, de hablar con las estrellas, pero es eco todo lo que resuena en nuestras cabeza. Se limpia poco a poco, filtrando nuestras emociones, dejándonos como un cuaderno en blanco.

El tiempo es relativo aquí arriba. La vida trata de flotar y avanzar, de despedirse de los agujeros más oscuros, de seguir remando con los brazos en busca de un nuevo mañana. 

Una vez pensamos en volver a la nave, pero no había nadie esperándonos allí, aunque hubiese una probabilidad de volver no nos resolvería las inquietudes que albergábamos, así que decidimos improvisar y conquistar las últimas horas de oxígeno que quedarían grabadas en aquel mar de petróleo. 

Flotar y avanzar. Sin arrepentimientos. Todavía necesitamos más tiempo.

domingo, 17 de julio de 2016

Dondequiera que vaya

Algunas personas intentan buscar la magia, pero ninguna la encuentra como yo, estando tan cerca de la locura, de la perdición, del riesgo.

Voy a intentar algo nuevo. Algo que me haga sentir lo que tú me hiciste sentir.  Voy a amasar esos recuerdos que me alentaron para retomar esa magia. Volveré a la playa por la noche y me sumergiré en el cielo estrellado en busca de aquellas tardes lluviosas donde todos nos encontrábamos en guerra contra las hordas que arrinconaban nuestras esperanzas. Volveré a las horas largas, donde debía llegar pronto, pero nunca lo hacía, porque me gustaba apurar, degustar el plato, sentirme mayor.

Volveré a la nieve de Enero, bajando de aquel tren, pensando en la semana más larga de mi vida y en lo que eso conllevaría después. Os veré a los cuatro. En un árbol, con nuestras iniciales. Te veré en la biblioteca, ayudándome a desprenderme de mis miedos. Tú te esconderás tras las puertas de las clases, incitándome al principio del descenso. Casi muerto, volveré a volar en una ciudad que no es la mía, pero me pertenece. 

Cuando las sombras caigan, los puentes se alzarán. Podré sentirme casi como si la historia se repitiese, como si viese un reflejo de mí en otra persona. Entonces cogeré todos esos fragmentos y cuando llegue a la meta los esparciré cerca de la orilla. La marea se los llevará. La marea me tragará.

Y cuando esté cerca de la locura, cuando aprenda a querer volver a respirar y subir a la superficie, allí la encontraré. La magia que me ha llevado hasta aquí, hasta el principio, hasta uno que grita y patalea: No puedes perder lo que has ganado, porque ese es tu mayor tesoro.

La magia está dentro de mí. Está algo tocada del ala y no se lleva bien con los extraños, pero vale la pena apostar por ella. Y aquí viene lo mejor y es que no necesito a nadie para darme cuenta de que es ella quien me hace especial. Mi fe. 

Creer en ella fervientemente. Eso es quien me hace ser yo.


jueves, 14 de julio de 2016

Espero no ser mi único amigo

No sé porqué, pero siento que estoy mejor quedándome en la habitación en la que nací. 
Miro afuera y veo un mundo mejor sin mí, donde no estoy para tratar de transformarlo. 

No veo las cosas de la manera correcta. No soy el que conoces.
Mira, he matado a un hombre y todo lo que sé es que soy el que corrió y se fue.

Estoy abierto un instante y en cuanto te despistas ya estoy perdido en el mar. 

Sé que piensas dos veces acerca de tu vida, probablemente en la noche, ¿cierto? Lucha contra ello. Abraza el dolor. Enciéndelo. Basta ya de las conversaciones de un solo sentido. 

He encontrado mi camino. Está en un lugar y tiempo equivocado. 
No sé si esto es una rendición o una revuelta, si esto va sobre mi o mis demonios. 

A veces tienes que sangrar para saber que estás vivo y tienes alma. 

Aterrorizado de lo que eres y en lo que te has convertido, dices que las telarañas han anidado dentro de ti. Vas a esconderte de todos, negando que necesitas a alguien.
Caminando como un fantasma caminas entre todos tus conocidos. Dices que estás bien pero has perdido todo tu esplendor. 

Sé que quieres irte, pero no alejes tu vida de mi. Voy a estar escuchándote todo el día y toda la noche. Voy a abrirte camino en esta autopista de locos. 

viernes, 8 de julio de 2016

Los dieron por muertos (Ausencia injustificada)

Todavía alcanzo a ver como el sol se marcha tras la montaña. Todavía tengo tiempo de pensar en las cosas que sucedieron accidentalmente. Aún me arrastro hacia esas ideas. Hay noches demasiado oscuras. Hoy parece ser una de ellas. 

Quiero convencerme de que es lo mejor, de que vuestra ausencia está justificada, que cuando el mundo se vuelva inestable los brazos me empujarán a la cubierta. 

Querría creer que las historias que escuché no son del todo ciertas, que se puede leer entre líneas y descubrir que todos estáis escondidos bajo las camas esperando a que alguien os encuentre. 

Me gustaría daros una oportunidad. Dejar de perdonarme y empezar a perdonaros. 

Estoy tan cubierto de miedos que a veces prefiero este eterno silencio donde no hay nadie que me moleste, donde la única lucha es apartar la lástima de veros desaparecer.

Crecer dejó de ser divertido si ya no estáis, si os marcháis, si nos abandonáis. 

Es tan desesperante sentir que el mundo está tan lleno de vida y que compartir esa visión esté en peligro de extinción. 

Ambos lo sabemos. No hay vuelta atrás. No si no hay nadie que se moleste en darse la vuelta y rescatar esas miradas lastradas de nostalgia. Miradas llenas de miedo, miradas que vieron el peligro, que se hundieron, que sobrevivieron, que sobreviven, al menos, un día más.

Es triste veros partir.


lunes, 4 de julio de 2016

Ya puedes calmarte, mi niño

El sabor se guarda unos días. Es exquisito, como el mejor de los manjares. A penas se nota la parte agridulce que una vez casi te hizo estallar. Dulce como el caramelo que me daba mi abuelo cuando llegaba por la tarde después de la escuela. Le echo de menos, como echaré de menos esta sensación. Dura tan poco que a penas puedes llegar a darle un buen mordisco pero vale la pena todo lo que tienes que pasar hasta llegar a él.

Podría ser muchas cosas. Podría haber elegido otro camino, más duro o más estable. No sé donde quedará ese futuro que ya no reside en mí. Ya no quiero pensar en ello, ya no es de mi responsabilidad. Yo elijo, yo crezco y yo soy dueño de mis pasos, de los auténticos, de los que me hacen ser la persona que soy a día de hoy. Quizás nunca me equivoqué y este es el lugar que siempre me ha correspondido, quizás llegué tarde, pero llegué o quizás debí meter la pata para darme cuenta de las cosas. ¡Qué más da!

Cosas como que la vida nos depara sorpresas, pero solo si somos lo suficientemente listos y valientes como para rectificar, como para errar, como para no abandonar nunca ese tren fantasma que murmura a veces. Ahí estás, subido, con el viento en la cara. Ya era hora, amigo, ya era hora.

sábado, 2 de julio de 2016

Aráñame el corazón

Ni los pequeños logros te sacuden por dentro. Ni un pequeño temblor. Te has vuelto árido, desértico. Te ha secado por dentro y por fuera. Ya no sé si sonríes, lloras o estás enfadado con lo que te rodea. Ni un ápice de emociones. 

Te arrancaron todo ese cariño y ya no hay ningún motor que pueda volver a encender lo que un día fue el faro que más iluminaba desde millas y millas de distancia.

Quien sabe si algún animal perdido podrá desenterrar todos los huesos de tus sonrisas.