Aullidos del fin del mundo

miércoles, 31 de octubre de 2018

La noche donde las almas reposan

Tengo el poder de alimentar aquello que quiero dar a conocer.
Me llaman desde el lugar más recóndito de la tierra. Desde las raíces del principio.
Preveo un cambio de hábitos. Un dirección hacia lo desconocido. 
Me asusta tu llegada, lo que puedas lograr imprimir en mí. 
Pero tú no tienes miedo. Tú no lo tienes.

Teorizo sobre un mundo distinto.
Una piel distinta, como si viviese en un cuerpo que no es el mío.
Puedo escuchar tus latidos y tus lamentos cada vez que me suspiras. 
Puedo desearte, y te deseo. Te empuño en mi cabeza y te sacrifico como un valiente.
Viertes la sangre que añoraba. Me haces resurgir de nuevo. 

Somos cazadores de animales y somos animales escurridizos. 
Huimos del peligro, pero nos enloquece la aventura. 
Nos atrae el abismo y nos perdemos en la densa niebla que nos rodea.
Somos ágiles y pasamos desapercibidos. Eres un niño fascinado por la luz. 
Pero hay algo más allá, algo que nos llama como una sirena a los tripulantes de un navío. 
Es esa voz rota que nos sumerge en las profundidades de un viaje que aún debemos emprender. 

Que lugar más inhóspito. Que lugar más bonito. Que lugar es este que me devuelve a mi hogar y
me abre camino.
Que has hecho de mí, monstruo marino, que ahora ando descalzo en mi alma sin temor de resultar herido. 

miércoles, 24 de octubre de 2018

¿Allí dónde?

Bienvenidas que coinciden con el final de una etapa. Quizás todo estaba en mi mente y la única barrera que tenía en medio la había hecho aparecer yo. 

Es casi un proceso kármico que me lleva a plantearme si en algún lugar del universo habrá alguien jugando a las marionetas con nosotros y habrá decidido que ya se había cansado de que yo interpretase siempre el mismo papel. 

No es tanto como una esperanza programada, sino más bien un ejercicio de voluntad y madurez que me pide mantenerme fuerte y estable para poder respirar mejor y no atascarme en el miso círculo embarrado. 

Es curioso como tan solo hace falta un pequeño empujón o unas palabras amables para sentir que todos tus problemas realmente no son nada comparados con el tamaño del globo. Incluso un nuevo rostro entre toda la rutina, aunque sea un rostro borroso con el que sabes a ciencia cierta que probablemente sea solo una figura pasajera.

Es esa chispa capaz de cambiar al mundo y a las personas la que nos da la energía suficiente como para retomar una vez más el gran camino del dónde, el cómo y el porqué. 

De momento mi dónde no tiene mucha escapatoria. El cómo siempre ha sido con garra y fuerza. El porqué me daría quebraderos de cabeza, pero la respuesta corta sería porque no tenía más remedio, aunque eso ha ido cambiando con el tiempo. Es posible que las encrucijadas estén por algún motivo, que mi poder de elección fuese el que fuese porque debía llegar a un día como hoy y pensar que puede que merezca la pena si soy capaz de llegar hasta la recta final. 

Pero como un espectro casi imperceptible nace el dónde renovado. Un dónde que me desliga de mis cadenas, que me libera de la prisión de mi cuerpo y me indica tantas salidas como lugares existen. ¿Será ese dónde un buen sitio? ¿Será ese dónde aquí?

sábado, 13 de octubre de 2018

Dónde has ido a parar

Vale. A ver. Esto es serio. Sé que ya llevas mucho tiempo discutiendo con esta parte de ti. Antes tenía su gracia y aún podía entender que necesitabas un margen para recuperar fuerzas y mantener el espíritu crítico que se te pide que alcances. Pero has cruzado una frontera con la que no puedo argumentar.
Es tu vida, tú sabrás, pero no deberías dejarla de lado así como así. Hay cosas importantes que deben recuperarse por más que las circunstancias que la rodean estén contaminadas. Ya está bien de destruir y aniquilar todo lo relacionado contigo. Esa idea de crear algo nuevo a partir de una versión adulta y superar la anterior no va contigo. Hay mucho aún que tienes que aprender. Con lo que sabes no es suficiente. No estás a la altura de las opciones que te han brindado.

A veces es necesario huir de lo establecido, aunque vayamos desarmados. Huir y volver puede ser la respuesta una vez, pero si se convierte en un hábito lo único en lo que te ayuda es en atrasar lo inevitable. Vas a crecer, es ley de vida. Sé que asusta. Sé que no estás preparado. Obviamente nadie lo está. Ya puedes ser el niño más maduro del mundo que enfrentarte a los problemas sin esconderte te va a cambiar. No puedes pasarte eternamente los días poniendo pegas, abrazando la tristeza e imaginando como podría ser la vida si las decisiones que hubieses tomado fuesen otras. Todo eso está acabado. No. Tienes una responsabilidad. Ese síndrome de Peter Pan debe acabar. No te estoy ordenando que encierres a esa pobre criatura en un armario el resto de tu vida. Pero no puedes alimentarla de fantasías y darle falsas esperanzas de un futuro que no llegará si no reaccionas, si no enfilas tu vida y sacas algo de provecho de todo este desperdicio. 
Joder, claro que da miedo. Claro que me encantaría dejar las decisiones en manos de mis padres eternamente. Pero no. No. No. No. Crecer es complicado. Crecer significa ser consciente de lo que haces, tomar tus propias decisiones, apechugar con las acciones. No vas a ser esa persona libre que tanto ansías si la primera libertad que estás cortando es la de la misma naturaleza. Crecer es natural. No lo veas como la gran catástrofe, si no como la oportunidad de demostrar que todo aquello por lo que hemos pasado no ha sido en vano. 

Es ahí dónde hemos ido a parar. Hemos desarrollados armas con las que no estás familiarizado, pero han estado ahí siempre. Me has sorprendido en más de un momento, me has dejado ver que puedes ser el líder que necesitas ser cuando las cosas se complican. Todo eso está ahí, ha ido evolucionando y no le has dejado el hueco necesario para expandirse, pero está ahí. Tus sueños, esos que tanto anhelas y proteges como si fuese lo único que tuviese valor van a seguir ahí. Lo único que pido que dejes atrás es el miedo, es el rechazo, son los demonios que te impiden progresar. 
Esa soledad que tanto te abruma, con la que tanto te has peleado puede desaparecer en el momento en que decidas que todo aquello que deseas puedes conseguirlo si no te amedrentas detrás las sábanas de tu cama. 

Abre los ojos. Confía en mí, pues soy la persona que mejor te conoce. Hay un camino muy largo que aún debes recorrer, pero estaré ahí, como llevo estando desde el principio. 
Recuerdo que antes eras el primero en querer ser más alto, más independiente y más mayor. Porque antes todo ese miedo que ahora sientes era valentía. No te asustabas de nada. Creías en ti, apostabas por no rendirte.
Esa es la persona que busco. A veces me pregunto dónde habrá ido a parar, pero a penas necesito echarte un vistazo cuando me hablas de tus proyectos, de tus deseos, de lo más intrínseco de ti para saber que está justo dentro de ti. Que no se ha movido ni un palmo. Sigue en el mismo lugar, algo más tímida, esperando el momento justo para sorprenderte y sorprendernos al resto. Tienes tanto potencial que lo único que te suplico es que trabajes en él y demuestres al mundo entero lo bello que eres tanto por dentro como por fuera.