Aullidos del fin del mundo

sábado, 31 de agosto de 2019

Los últimos días de verano

Con un corazón alerta, debo ir con cuidado. Todo parece a punto de estallar. Es como si cualquier cosa que tocase empezase a arder de inmediato. Supongo que es el precio a pagar cuando estás dispuesto a salir de este refugio, que no te deja ir así como así. Él mismo se encarga de asegurarse que no puedas tomar esa decisión por tu propia cuenta. Tú no eres el depredador, lo es él. Pero deséame suerte, porque voy a mudarme, voy a arrancar los últimos días de verano y voy a entrar en el ojo del huracán. Creo que todavía no soy del todo consciente respecto a todo lo que eso conlleva. Supongo que he estado durmiendo más tiempo de lo que alguien debería. Nadie me ha informado sobre cómo hacerlo ni tampoco tengo la seguridad de salir ileso, pero procuraré ir con cuidado, intentaré levantarme más veces de las que me caigo. 

Hay un ambiente enrarecido, como si supiese que algo debe cambiar, que algo lo está haciendo de verdad. Me envía señales de todas aquellas cosas buenas que sucederán si logro nadar más rápido que todos esos cocodrilos, pero es imposible ir en contra de la naturaleza, ¿verdad? Es imposible ser más rápido que un animal, pero no me importa. No me importa lo que digan, no me importa las palabras que puedan llegar a intoxicar este futuro que debe cumplirse. Aquí y ahora yo soy quien debe enseñar las fauces, aquí y ahora soy yo quien debe demostrar que hasta el último minuto no voy a rendirme. 

Hay ciertas cosas que nunca se me han dado bien, pero sobre huir soy un experto. Así que esta vez huiré hacia delante. Voy a comerme el miedo, voy a vencerlo. 

miércoles, 28 de agosto de 2019

No vuelvas a irte sin mí

El peligro es real, el tiempo se agota.
Siempre pensé que las cosas que se cuidan no se tiran de repente, pero aquí estamos, rodeados de kilómetros de distancia de todo aquello que una vez importó.
En el pecho solo encuentro agujeros, solo encuentro desgracias que no puedo ubicar. 
Puedo ver el paso del tiempo, puedo ver como cada segundo se esfuma, como cada segundo se congela, como se acelera cuando no quiero y como se queda parado cuando lo necesito. 
Van a ser 10 días suspendidos en el aire. Va a ser una montaña rusa a la cual no me quiero subir. Me dan miedo las alturas, me da miedo toda esta velocidad. No estoy preparado, aunque haya tenido el tiempo necesario. No estoy preparado porque no quiero estarlo, no quiero poner un pie ahí, no quiero volver a rogar un descanso.  Hay demasiadas curvas, demasiado peligro que se puede evitar. 
Siento los nudillos en la puerta. Son ellos, vienen a buscarme. No quiero ir, no quiero salir. Se está muy cómodo aquí.  ¿No lo ves, mamá, no ves que solo quiero dormir?

No quiero que se vuelvan a ir sin mí. No quiero volver a estar tan solo que lo único que me apetezca sea dejar de vivir. No quiero atormentarme entre las paredes de un edificio donde todos parecen saber qué hacer con sus vidas menos yo. No quiero seguir pensando en un futuro que está por llegar, pero que no es para mí, porque yo no me lo merezco. No quiero que nada de eso vuelva a ocurrir, no podría soportarlo. Debo acabar este año antes de que él acabe conmigo.

Me hubiese rendido de ser por ti, pero aún arrastro el enfado que me impide abandonar. Aún debo demostrarte que te equivocaste. Aún debo encontrar una explicación antes de lanzarme al mar. Desde aquí se avista mucha profundidad, desde aquí puedo perderme en esas elegantes manchas azules. Si todo fuese tan fácil como pasarse el resto del tiempo contemplando al infinito no tendría de que preocuparme. Dejaría de temer por todo, dejaría de abrazar al miedo. 

No quiero volver a perder este reducto de paz, esta esfera invisible que me rodea. No puedes volver a irte sin mí, no voy a permitir que nadie más vuelva a entrar en mi interior para destrozarme de esta manera. No pienso perder de nuevo, no lo voy a consentir. 

lunes, 26 de agosto de 2019

El color determinante

¿Necesitas tiempo? Está bien. 
Seguro que estás ocupado ahora, de otra forma ¿por qué si no me ignorarías?
Oh, ¿ahora necesitas espacio? Supongo que está bien.
Venga, adelante, rompe mi corazón de nuevo. Aún me pregunto porqué te dejé entrar. Debe de ser bonito amar a alguien que te ame a ti también. Sigo respirando entrecortadamente, sigo encontrando dibujos tuyos inacabados que una vez me quisiste dedicar. Solo sé que naciste para decirme adiós. 

¿Me querrías menos si supieses todas las cosas que he hecho? Todos esos cadáveres que escondo en el armario. Hay algo que no sabes, algo que llevo creando desde hace muchos años. Tengo una lista, una serie de nombres en mi cabeza que repito constantemente antes de irme a dormir. Es como la lista de Arya Stark, solo que no quiero a la gente muerta, solo quiero recordarlos para no olvidarlos. Hay nombres que me calientan el pecho, pero hay otros que los repito porque es la única forma que tengo de deshacerme de ellos, de liberarme, de que todo el resentimiento se esfume poco a poco de mi cuerpo. A estas alturas supongo que habrás adivinado que he incluido tu nombre en la lista, aunque aún no he decidido cuales han sido los criterios reales.

El gris siempre ha sido mi color, siempre me ha identificado y siempre he podido encontrar una puerta en él. No sé si es culpa tuya que ahora quiera buscar otros distintos, un rojo desmedido, una pasión que ya no arde. Quizás un azul tristeza, lleno de lágrimas como cataratas. Querría encontrar el verde para sentirme en paz y el amarillo para volver a tener esperanza; pero sigo siendo gris, un gris oscuro. 

Quiero que me duela todo para empezar a aprender a vivir sin ti. A caminar otra vez preocupándome únicamente por uno y no por dos. Debo volver a levantarme y debo aprender a rechazar, porque nadie nos ha enseñado a decir que no. Nadie nos ha dicho que podemos renunciar al dolor, que si bien forma parte de nosotros y es algo que debemos transportar todos, no significa que sea un lugar donde vivir. No es un lugar donde pasar el tiempo, donde merodear. Aún hay tentaciones que me provocan en sueños, aún hay secretos que no desentrañaré, pero debo mantenerme fuerte, ser más fuerte, todo el tiempo, debo luchar.

¿Sabes qué es lo que me mantiene aún? La determinación. Voy a terminar todo aquello que he empezado de una vez por todas. Voy a arrasar, voy a salir del dolor que me has causado y lo voy a convertir en algo bueno, en algo productivo. Voy a ser feliz sin ti.

jueves, 22 de agosto de 2019

De héroe a villano

Antes de alejarme del drama debo hacer una búsqueda de la belleza en el dolor. Debo ser capaz de encontrar más luz que la poca que me dejaste antes de partir. 
Es casi como un clásico, te has convertido de héroe en villano. Quien podía haberlo adivinado, era imposible pensar en ti sin atribuirte una chispa de esperanza que de un plumazo lograste arrebatarme después de haberme ayudado. Últimamente pienso que eso era lo que querías, mi ayuda, una pequeña estabilidad, alguien que te dijese que las cosas valían la pena y que estaría ahí por ti. De esa forma una parte de ti se sentía más fuerte, quizás eso era lo que necesitabas, una pequeña voz que te hiciese creer más en ti, aunque puede que esté equivocado, ya me demostraste que tú ibas primero en todo, así que igual yo no era más que un contratiempo, algo que debería haber acabado tiempo atrás pero se alargó por equivocación. Supongo que nunca lo sabré. Debería dejar de darte tanta atención, dejar de convertirte en un protagonista que ha borrado su nombre de mis páginas. Debo aprender a vivir sin ti, aprender que esas horas ya no me serán devueltas. Me duele no poder ni siquiera interactuar, ser como alguna especie de npc que te mira con los ojos vacíos repitiendo el mismo mensaje una y otra vez.

Cogeré una canción triste y la haré mejor. Cambiaré los verbos, cambiaré todas las palabras que desprenden ese aura de desconsuelo y las transformaré en el aire que me hace falta, les daré alas y me montaré en ellas. Verás como llego más lejos de lo que creías, verás que algún día dejaré de estar en tensión por todo, agazapado, esperando que algo suceda, algo peor. Dejaré de ver borroso, de nublarme las expectativas. No voy a necesitar que me salves, no voy a necesitar a ningún superhéroe,  pues yo solo voy a poder surcar el mar. Estoy condenado, pero no me rendiré. 

martes, 20 de agosto de 2019

Guía para convertirse en el monstruo que un día tú juraste destruir

Devuelve la luz de todas las estrellas para que puedan iluminarme en la oscuridad o deja que me apague y me consuma poco a poco.
Qué facilidad la de bloquearme de tu vida, la de ser un rostro en blanco. Claro que eso sí puedes hacerlo, que eso se te da bien. Claro que antes que dar la cara la mejor opción es huir y hacer ver como que nunca ha sucedido nada. Te has convertido en un cuadro en blanco en mitad de mi habitación. Quizás el único que no lo entiende eres tú, porque no te quieres esforzar, porque no puedes ponerte en mi lugar, porque tu egoísmo y tus mentiras solo buscan hacer daño. Solo quería protegerte, solo quería sonreír a tu lado. Ahora hace frío. ¿Se supone que soy yo quién debe sentirlo? Eso es injusto, sabes que es injusto. Estas lágrimas no se merecen ni tocar el suelo. No ha habido conflicto, ni batalla, no ha habido nada así antes. Es como pasar del cero al cien. Es como si de un solo puñetazo me hubieses dejado K.O. Es como si en realidad todo esto no haya sido más que un absurdo juego en el que te has cansado y en el que te ha dado miedo arriesgar. 
No puedo perder otra vida. Ahora que es cuando más te necesito, cuando más necesito aferrarme a tus brazos, me sueltas como si fuese una piedra a la que le gusta saltar de pozo en pozo. 
Ni un respiro, no me has dado ni uno. Lees esto, has leído esto todos estos días y aún así no has tenido la decencia de ser un hombre y aparecer. Creo que eso debería demostrarme que clase de persona eres. Está claro que no mereces mi amor. Espero que dentro de unos meses solo seas alguien más en la lista de personas que  me empujaron al abismo, que solo seas un nombre que me haga temblar, como si se tratase de una pequeña ráfaga de viento. Un pequeño temblor y todo a la normalidad. Hay tantas cosas que podrías haber hecho bien, tantas cosas que podrías haber cambiado para que el final no fuese brusco y doloroso, pero supongo que solo querías ganar tú. Era demasiado pedir confiar en la persona que se supone que es justamente en la que más deberías confiar. No te importa haber creado algo y minutos después haberlo destruido. Eres como un niño con sus legos. Una montaña de piezas que no se aguantan. Eso es lo que has construido. Esa es tu madurez. Supongo que eso es todo lo que me llevo. Eso es todo lo que quieres que recuerde de ti. Quieres que te odie, porque cuando te quiero no lo soportas, te asustas pequeño animal escurridizo. 
Espero que algún día eches la vista atrás y veas lo que has causado, que veas que te equivocaste y que asumas las consecuencias. Espero que mi dolor aflore en tu pecho alguna vez, que sientas lo que estoy sintiendo yo. Solo entonces creo que entenderás que no se puede ir así por la vida, que no se puede hacer daño deliberadamente, que no se puede huir con el rabo entre las piernas. 

Merecía que me tratases mejor. Merezco algo mejor que esta mierda de final. Siento quererte más de lo que te odio, pero no te preocupes, cambiará, porque no hay monstruo más horrible que aquel que una vez juraste destruir y en el cual te has convertido. Yo al menos hoy dormiré en paz. 

lunes, 19 de agosto de 2019

El verano está muerto

Debo ser el chico malo, que le den a la bondad, que le den a las personas que aún se arriesgan y luchan. Solo quiero arrasar y quemarlo todo. Ahora entiendo a los malos de las películas. Les han arrebatado tanto que lo único que les queda es el odio. Deben sacar toda esta rabia, solo quieren molestar a los demás para que sientan lo que ellos sienten y ni siquiera creo que puedan llegar a entenderlo. Gritan todo el tiempo, gritan desde dentro, gritan a aquellos que les dejaron rotos en mitad de sus sueños. 

Maldito seas. 

Gracias por incluirme en tus planes, por compartir conmigo el destino que no quieres a mi lado.
Lo más triste es que te quiero. Eso es lo peor de todo. Que soy el único que alguna vez ha dicho esas palabras con significado. Es como si toda esta puta electricidad fuese una mentira más de lo que fuimos, como si hubiese abrazado a un espejismo que cuando voy a abrazarle me hace tropezar y caigo sin remedio. Caigo y caigo y caigo. 

Lo realmente triste es que te tengo que decir todo esto por aquí porque es la única manera de poder decírtelo,  porque no me dejas ninguna otra opción, porque no tengo más vías, no puedo hacerlo en persona. Seguro que le estoy hablando al aire, a la nada. Seguro que no estás al otro lado, seguro que ya te has desatendido, y aún así tengo la pequeña esperanza de que te des cuenta de que podías confiar en mí. Supongo que no eres ni la mitad de hombre de lo que me engañaste pensar.

Responsabilízate de tus actos. Cada vez que lo pienso se me acelera el pulso, mi pecho se convierte en una locomotora, mi sangre se calienta y lo único que me queda es arañar las paredes en las que me has vuelto a encerrar. Sigo en el mismo estado que hace unos días. Sigo igual, porque tu maldita cobardía te impide poder hacer algo bien, te impide pensar con claridad, te impide ver que tus palabras son huecas y vacías. Ya veo  como funciona esto, ya veo que todo este tiempo solo he sido un pequeño oasis al que acudir. Ya no necesitas más de mí, ya has vertido todo el veneno, ya puedes correr a otro bosque, a otra noche en las sombras.

¿Sabes qué?  Estaría ahí, podría estar ahí mismo y rodearte con mis brazos. Podría cantarte para que te calmases, susurrarte que todo irá bien. Podría ser esa persona que no necesita discursos para hacer que te sientas mejor. Quería estar ahí, querría estar ahí. Querría no sentir que he desperdiciado todo mi amor y que he gastado mi última oportunidad de pensar que quizás alguien podría querer compartir algo conmigo, algo duradero. Querría no sentirme la persona más sola de todo el universo. Querría poder cerrar los ojos y dejar de llorar. 

¿Sabes que día es hoy? Claro que no. Solo es el día en me acercaste a ti y me dijiste que cualquier monstruo que se entrometiera entre nosotros pagaría el precio de la muerte. En el que intentaste que todos mis miedos se fuesen y solo quedasen nuestros cuerpos y lo que sentíamos. Hoy es el día que me pediste para salir y me dijiste que podía estar tranquilo, que éramos tan fuertes que si confiábamos el uno en el otro no habría nada de lo que preocuparse, que a partir de ese momento todo saldría bien. Y aquí estoy yo, preguntándome donde está la parte en la que las cosas salen bien. Hoy se ha terminado el verano para mí. Hoy has logrado matar otro pedacito más. 

domingo, 18 de agosto de 2019

Malo

Nuevas sombras planean. Mil demonios se me acercan. Son unos sencillos pasos para convertirse en mi enemigo. Gracias por dejarme peor de lo que me encontraste. Ya estoy cansado de echar de menos algo que ni siquiera voy a poder tocar con las manos. Para ti todo va a volver a ser como cuando todo estaba bien. Para mí... esto me supera. No quiero ver como me hundo, no quiero ver como destrozas nuestro intento. Te prometo que voy a aprender a odiarte tanto que te vas a cansar de aparecer por aquí. Vas a ser otro recuerdo inestable, otros ojos manchados, otro dardo en mi corazón. 
Esto me va a perseguir como si fueses un cazador. Esto me va a dejar cicatriz. Esto no sanará.

¿Recuerdas que te di una de las siete llaves de la suerte, que te dije que te regalaba la séptima porque simbolizaba la puerta que tú y solamente tú habías logrado abrir? Gracias por nada. Gracias por tirar por la borda la confianza. Gracias por hacerme correr a echar piedras a la entrada. Gracias por dejarme desnudo en este lugar oscuro. Gracias por devolverme mi enemistad, mi temor, mi quemazón. Gracias por jugar conmigo al único  juego que no es para dos. 

Supongo que el naufragio era de esperar. Este barco siempre ha ido con las velas destripadas. Nunca se me ha dado bien guiar al timón, arremeter contra las olas, nadar bajo presión. 
Después de todo es tan sencillo como evaporarse de la vida del otro, como si nada hubiese sucedido. Es como una estación que ha dejado sus secuelas. Un verano que ya no quiere dar calor. 
Lo más triste, lo que más pena me da es que estoy convencido de que todo este pesar es únicamente mío. Que tú estarás sonriendo mientras yo me hago una bola en la cama queriendo huir de la realidad. Que mis ganas de comer no volverán mientras tú te limitas a borrarme de tu cabeza como si solo fuese un nombre escrito en lápiz. Supongo que no me merezco ni una explicación, ni una digna despedida, supongo que me merezco esto por creer en libros de fantasía, supongo que es hora de que madure y vea que la única verdad es la mentira sellada en tus labios. 

sábado, 17 de agosto de 2019

Histeria

Todo es temporal, todo muere, todo vuela en distintas direcciones. Ni la música me calma. Mira lo que has hecho. MIRA LO QUE HAS HECHO. Voy a estallar. Estoy rompiéndome de nuevo. Estoy haciéndome añicos. Eras mi respaldo. Eras quien debía sujetarme. Me lo prometiste. Me prometiste no hacerme promesas en vano. ¿Cómo se supone que debo confiar en las personas venideras ahora? ¿Cómo se supone que debo confiar en mí? Puede que haya algo en mí que no funciona. Esta no es la primera vez que me parten por la mitad. Debo ser yo. Debo ser yo que estoy estropeado. ¿Cómo puede alguien sentir tanto y dejar de sentirlo al instante? ¿Cómo puedo ser tan tonto de caer en la misma trampa una y otra vez? No entiendo como puedo ser tan idiota. No puedo llegar a entender como toda esta historia se me ha echado encima, como aquel animal prehistórico que me salvó la vida me la ha arrebatado con tanta facilidad. Ni siquiera sé el motivo real. Ni siquiera puedo llorar delante de él porque se ha esfumado. Es como si hubiese vivido una mentira donde era feliz. Es como si toda esa felicidad que hacía tanto que no sentía me escupiese en la cara. Es como si tuviese que replantearme cada paso que doy, porque ahora ya no voy a saber si es algo real, si es algo sólido, si el suelo va a seguir manteniendo mis pies. Ni siquiera tiene el valor de mirarme a los ojos. Ni siquiera es tan valiente como creía. Ni siquiera sé si he significado la mitad de lo que pensaba. Duele tanto. Duele tanto tanto tanto. Duele tanto que vuelvo a oler la oscuridad. Mi oscuridad, la que aprendí a controlar. La que hice parte de mí, a quien acogí y le enseñé a brillar. Has desatada toda esta sangre negra. Me has apuñalado por puro placer. No tenías ningún derecho. No es justo. MIRA LO QUE HAS HECHO. MÍRALO. Mira en lo que me has convertido. Mira tu maldita obra de arte. Si querías desaparecer haber empezado por no haberme querido. 

Quiero salir de aquí antes de que me muera. Ha estado tan claro siempre. No merezco ser feliz. 

viernes, 16 de agosto de 2019

Desencanto

Cuando mejor escribo es cuando más triste estoy, pero creo que esta rabia, este dolor que emerge de dentro nunca había expulsado tanta oscuridad hacia el exterior. Soy consciente de que eso es algo que también se suele pensar cuando te traicionan, que esa siempre será "la peor", que el dolor será tan inconmensurable que te quieres morir, pero siempre puede haber algo peor, siempre habrá otra oportunidad para darte cuenta de que la vida encierra demasiadas habitaciones con clavos. 

No creo que haya nada que pueda calmar esto. No creo que esta sangre que brota de mí pueda llegar a cerrarse pronto. Creo que la lección más importante que puedo sacar de aquí es la de saber que al menos mi lucha siempre es hasta el final, que no huyo en la batalla, sigo fiel a la causa. Ahora sé lo que se siente cuando intentas acceder a alguien pero te apartan sin saber el motivo. Ahora entiendo como es combatir a la oscuridad desde el otro lado, desde el lado ciego, donde lo único que quieres es ayudar como sea, lo único que te importa es que vuelva a la vida, aunque te destrocen por el camino. La oscuridad está en ambos lados, eso es lo más asombroso. No hay un oasis. 

¿Qué ha pasado contigo? ¿De dónde provienen estos fantasmas, a dónde se ha ido la confianza? Esta sensación de desencanto, de desasosiego, de lágrimas en la piel. Estos arañazos no solo están en las paredes. Esta forma de caer me está volviendo loco. Estas líneas se están desdibujando, ni siquiera sé donde se inició todo. Este espectáculo es macabro. Ni siquiera la tormenta logra que me sienta bien bajo la lluvia. No quiero beber más de este agua, no quiero volver a sentir la decepción. Desaprobé los ojos verdes una vez, me juré no volver a adentrarme en este mundo de cuentos sin finales felices, pero hay corazones que no son capaces de entender que a más pedazos más dolorosa es la reconstrucción.

No lo vi venir. Sin propósito, sin redención. Supongo que no bastará con que aguante despierto. Es como un alud de mierda encima de mí. Estoy en un gran montón de basura, nadado entre bolsas y excrementos. Voy a romper lo que ya está roto, voy a romperme hasta que vuelva a vivir en los días no vividos. 

Sería absurdo que no me influyese, sería muy absurdo cambiar de idea y de sentimientos en unas pocas semanas. Sería absurdo abrazar a quien quiere tu bien. Abandonar es siempre la mejor opción, ¿no? Creo que lo que peor voy a llevar es pensar que en las fotos saldríamos felices. Creo que asustarse es la opción más fácil, también creo que es la equivocada. 

Demasiados ápices, demasiadas lágrimas, demasiado amor. 

miércoles, 14 de agosto de 2019

No debería tratarse de ti

Pareces tan enfadado cuando duermes. Es como si el sol no brillase igual, como si supieses que necesitas parar, como si necesitases frenar a tu propio silencio, como si intentases resucitar a alguien del miedo. 

Podríamos inventarnos un mundo sin dolor donde todo se redujese a una inquieta tranquilidad. Podríamos vivir en un mundo sin remedio, en un funeral de sentimientos. Podríamos dejar de desear, seríamos libres del hueco que nos deja la rueda de la fortuna, seríamos fugitivos de la realidad. Tendríamos la mitad del corazón. Seríamos la oscuridad que alumbra la noche. Seríamos más. Seríamos menos. Seríamos mucho menos. 

No me importa si no es familia. No me importa si en las horas más oscuras me hace gritar. No me importa tener que desenterrar la más amarga de las verdades antes de dejarme caer en las tinieblas. Hoy toca perder otro pedazo. Hoy la sangre ya está seca. Nadie puede curar a nadie. Es precioso reconocerte en otra vida. 

Por favor, intenta encontrarme cuando ya no esté aquí. 


martes, 13 de agosto de 2019

No puedes

Canté para obstruir el ruido, no para bailar. Canté para ahuyentar el miedo, no para retenerlo. Canté para sentir esperanza, para escuchar otra voz. Canté sobretodo para ti, para que pudieses dormir, para que nada te asustase, para que supieses que estoy aquí.

Ahora siento que canto solo, como el triste capitán de un barco que lleva meses navegando a la deriva. Siento que ni siquiera el eco me responde, que las únicas voces que puedo escuchar son aquellas del mar que me avisan de que la tormenta está por llegar. Debería haber estado más centrado en las señales para así no llegar al sitio equivocado,  para así no me sumergirme entero hasta el abismo de los tiburones. 

Lo merezco por tonto. Lo merezco por ignorar la verdad. No hay más supervivientes que los que estamos flotando encima de este trozo de madera. No hay más humillación que la de saber que la meta que marqué al principio es la única fecha que aún significa algo, que aún debo pagar. 


sábado, 10 de agosto de 2019

Autoestima

Me lo pones muy difícil cuando tus únicas palabras son solo de despedida. Quizás sé más de lo que piensas. Estoy aturdido ante la posibilidad de estar en medio de algo que nunca se concibió. Es como un río lleno de ruido que cabalga con la fuerza de un torrente pero que toda esa energía no sabe hacia donde se dirige. 
Creé un mundo sin color y ahora intento estar a salvo del tiempo, aunque olvidé lo único que no podía renunciar: nada de eso podía alimentar lo suficiente al monstruo que una vez fui. La falta de autoestima es tan exagerada que ni las Perseidas pueden verse entre tanta contaminación. Allí donde voy la lluvia me acompaña rodeada de esa niebla que me cubre los ojos, que me ciega aquellos que no están en mi rostro. 

Ambos sabemos que no te interesa lo que tengo que decirte ni a mi me interesa lo que tengas que contarme, y aún así hacemos ver que no somos desconocidos para no herir al otro, aunque haga tiempo que nos hayamos destripado por dentro. Somos bestias miserables, somos mentirosos a los que les gusta quedar bien, somos necios por pensar así. 

¿Dónde quedó todo aquello que compartimos, dónde quedó la aventura que prometimos recorrer? Aquí solo quedan juguetes rotos. No tiene ningún sentido seguir fingiendo, seguir corriendo con las manos vacías. 

¿Y tú, el más callado, crees que no tengo para ti, crees que no hay nada que me duela más que verte partir? Solo quiere verte brillar, solo quiero dejar de pensar en que realmente aún no te conozco, en que aún no puedo confiar en ti. Ya estoy harto de asentir con la cabeza como si todo estuviese correcto, como si pudiese ser ese alguien que vuelve siempre después de la tormenta. A mí también me afectan las cosas, a mí también me gusta sentir que soy algo más que el que está ahí. Si no haces nada pronto no creo que pueda mantenerme mucho más en pie. 

No soy menos por no tener tanto. No soy menos aunque sea lo único que me repitas, que me repita, que me repito.

jueves, 8 de agosto de 2019

Cuídame antes de que me conozcas demasiado

Igual le doy demasiado importancia porque en estos momentos es lo que más me importa, es mi prioridad. Es curioso como todo va por rachas. Cuando me ofusque con otra cosa quizás lo veré como algo secundario, no algo menos importante, pero puede que de la misma forma en que lo ves tú. Quizás deba restarle importancia y mantenerme firme en aquello que quiero sin tener que decirlo en voz alta. Puede que esto sean conjeturas mías, que sea una estupidez y me coma demasiado la cabeza. Lo único que anhelo es que me digas que me quieres otra vez, porque es lo único que me apetece escuchar en estos instantes. Eres casi como un flotador que me mantiene con vida. 

Ansío el refuerzo. El poder equipararme a los que creí hundidos y han podido respirar sin agua en sus pulmones. Sé que vendrá el día de la celebración, el día donde el desgaste pase a ser cosa del desastre. 
Si es verdad que quieres caminar conmigo voy a tener que prepararme para huir del olvido, para saltar al vacío. Todas esas noches que no voy a tener parecen hacerse un eco en mi mente para recordarme que las piedras son un condimento en el camino. Soy una presa fácil para el depredador. Veo que no soy el único. Veo que otra vez estamos muertos de frío. 


martes, 6 de agosto de 2019

Pensamientos felices

Hay algo incómodo en esto de la superación. Algo me chirría cada vez que maldigo los días no vividos. Me refiero a todos estos días en los que no estás, en los que parece que estés pero donde solo puedo hacer un amago de sonrisa a tu sombra. Me deshago de aquellas cosas que me hacen bien para protegerte, para intentar darte un futuro mejor. Dejo atrás lo que una vez consideré importante para superar las barreras que me atrapan, para iniciar un camino nuevo, sin ataduras, sin viejos estigmas. 

No me reconforta saber que ya no valoras el hecho de saber que estoy aquí, que antepones las obligaciones a los sentimientos. No comprendo que no entiendas que no solo se lucha para subir a la cima, sino también que hace falta luchar para mantener aquello que ya está ahí. No somos de piedra, no somos algo que se va a conservar igual el resto de su vida. Debes encontrar un equilibrio para no abandonar lo que una vez consideraste la clave. Quizás no debería haber corrido tanto, puede que hubiese tenido que frenar, mantener la compostura y enseñarte a valorar lo que un día está y al siguiente puede desaparecer. 

Supongo que entre todos los pensamientos felices de los que hablas es imposible escucharme, oír aquello que uno mismo debe decirse a veces. No me mantengo en contra de silenciar a la gente por unos instantes, de hacerme el idiota en un mundo lleno de ellos, pero mi voz no se acalla al terminar el día. Mi pecho se resiente al entrar en la cama, al encogerme hecho un ovillo. Mi miedo no me deja hablarle a tu otra cara, a la que realmente importa, a la que quiero sacar a la luz. 

Será que el tiempo no pasa igual para mí que para ti. Será que me gusta saborear la página, oler el libro y colocarlo en la estantería con mimo. Será que no todos somos iguales, no todos pensamos de la misma forma. Eso es lo bonito, dentro de lo malo. 
Haré mi mayor esfuerzo para mantenerme cuerdo, para estar fresco y enlazar las horas como una gran ancla que arrastraré hasta la superficie. Haré lo que esté en mis manos para superar una noche más de pensamientos no tan felices, de cuerdas tensadas a punto de romperse.

sábado, 3 de agosto de 2019

El tiempo invertido

Un nudo en la garganta. Un apretón en el estómago. Me duelen los huesos, se me retuerce el alma. Me siento del revés, me siento torcido. ¿Yo soy el que no está, soy el que desaparece, estáis seguros?

El espacio se estrecha y mi cordura se vuelve más complicada de atrapar. 
Para él es su tercera semana de felicidad. Comparándola con la mía es como si yo estuviese de paseo por otro planeta. Hace demasiado que hemos dejado de ser amigos. Hace demasiado que debería haberme ido.
Para ella es un mes donde no puede escapar, donde todo peligra, donde incluso los demonios son capaces de llegar hasta su cama. Supongo que estamos en el mismo barco. 
Para él parece que el tiempo ha sucumbido, que el futuro se ha vuelto tan cercano que no ha sabido compartirlo. Quizás el único que contaba era yo, quizás él dejó de hacerlo hace mucho. Después de todo nunca he dado la talla.
Para él fui alguien que ahora ya no tiene nombre. Alguien para quien la distancia no era un problema. Alguien al que consideré mi hermano. Un hermano al que maté.
Para ella todo tenía un porqué. Era un ángel que me regaló la esperanza que un día nos fue arrebatada. No puedo quitármela de la cabeza. No puedo parar de pensar en todo aquello que podríamos haber sido si las cosas no se hubiesen descarriado. Si el silencio no reinase ahora de nuevo. 
Para él que siempre me mira con sus ojos verdes ya no hay recuerdos que acumular. Sus noticias siguen estancadas en el último tren, en la última llamada, en la última primera vez. 
Para ella nadie tiene palabras. Se comporta como si el mundo solo tuviese una cara, como si no se pudiese volver al mismo lugar de antes. Ni siquiera soy capaz de ayudarla. 
Para él, que aún se acuerda de mí, no debería darme tanta importancia. No debería arroparme cuando es el trabajo de otros. No debería seguir a mi lado. Puede que solo sea mi vena más egoísta, puede que me haya equivocado. 
Para ti, que dices leerme entre las sombras, no tengo palabras. Solo déjate querer. Déjame querer/te. Soy tan simple como eso. Lo único que tengo es miedo de todo. Miedo de perder lo que me ha costado tanto encontrar, lo que aún debo descubrir a tu lado. 

Fracasé como ya es costumbre. Nunca me sacio, vosotros tampoco lo hacéis, nunca os hartáis de vuestros pensamientos felices.
Me encuentro temblando en un tiempo invertido, en una ficción que no tardará en derrumbarse, en aplastarme. Siempre depende de mí. Siempre en este estado de perdición absoluta, con la vela rota y la ola a punto de oscurecerlo todo. Supongo que no hay trato, capitán. 


jueves, 1 de agosto de 2019

Estertor

Puedo ver mi reflejo en el agua saludándome, pero no puedo distinguir si mi propio rostro dibuja una leve sonrisa o se funde lentamente entre las olas. 
Desde la inmensidad del océano disfruto de un tiempo prestado, de unas horas que me fueron robadas. Todo esto parecen unas vacaciones, pero lo que me aterra está aún por llegar. El cinturón me aprieta y me mente constriñe todo pensamiento que no tenga cuidado. Veo como el recorrido se agota, como mi imaginación construye terribles plagas que me atormentan.

Los tiburones han empezado a asomarse, a rodearme. Es casi como si olieran que estoy buscando lo que queda de mi legado, como si mi miedo se volviese sólido y pudiesen masticarlo. El viaje está empezando a hacerse largo, el sol me deslumbra y el calor es casi insoportable. Cuando emprendí esta travesía lo hacía con energías renovadas, ahora creo que mis brazos solo quieren tirar por la borda todos los remos y lanzarme yo detrás de ellos. 

Ya puedo escucharlo. Es el último estertor, el anhelo que despide mi boca. Un deseo flagrante, sin dirección, sin más intención que la de querer. Tan lindo y tan oscuro. Tan atroz. Tan provocador. Tan exterminador. 

Vuelve a coger aire, lo vas a necesitar.