Aullidos del fin del mundo

domingo, 8 de diciembre de 2013

Demonios

Necesito escribir. Aparqué esta hábito hace demasiado tiempo. Dejé de hacerlo porque no sabía que explicar. No sabía como expresarlo. No había razón alguna para seguir haciendo algo que se me daba bien. Necesito recuperar al niño que era. Necesito darle esperanza. Necesito mostrarle el otro camino. Aquel que siempre fue el mío y nunca seguí. No quiero pasar el resto de mi vida de esta manera. No puedo permitirlo. Me paso el tiempo en la oscuridad. 

Nadie dura eternamente. Nadie se salva ante esa regla que lo condiciona todo. Puede que no haya sido el mejor ejemplo a seguir, pero estoy cansado de que nadie me pueda escuchar. Que todo acabe en el silencio de mi habitación.

Esta justo delante de mí. Podría salir y asomarme. Podría pedirle un abrazo. Podría significarlo todo para mí, pero es imposible. Siempre hay algo que me hace imposible si quiera la idea de poder empezar algo que realmente deseo. Esta fuera de mi alcance y solo me consuela el "ya vendrá", "ya llegará porque te lo mereces".

No me sirve. A estas alturas me he vuelto ambicioso. Quiero vivir. VIVIR. VIVIR. VIVIR. No me atrevo a vivir. Tengo miedo a vivir. Tengo miedo de tomar decisiones. Tengo miedo a volver a hacerme daño. Tengo ganas de acabar con todo esto de una vez por todas. No soporto esta presión. Hay días en los que no me apetece vivir y DESEO vivir. Deseo con todas mis fuerzas que alguien se de cuenta de que quiero vivir. Quiero darme cuenta yo. Quiero ser capaz de levantarme y saberlo. De mirarme al espejo y dejar de pensar todo el tiempo que no vale la pena ir más allá.

De que sirve aislarse para dejar de recibir las cosas malas de la vida si no te llegan las buenas noticias?

Escuchadme... quiero vivir, por encima de todo.

Pero no puedo vivir así. Demasiado tiempo. Demasiado poco aire. Demasiados pocos ojos. Demasiado tristes.

viernes, 7 de junio de 2013

No puedo más

Con tus peros y tus dudas y tus no puedo más. Yo sí que no puedo más. Siempre hay algo para empeorar. Siempre hay razones de sobra para poder convertir una noche en una pesadilla. 

Estoy siempre atento, pensando en que puede molestarte y que puedo hacer para remediarlo. En que debo callarme y en que debo saltar. Y salto, obviamente, no me puedo quedar callado todo el tiempo, pero aún así no da resultado, porque acabo por ser siempre la voz que te duerme. Pasas de la ansiedad a la agonía. No hay alegrías sin penas. No hay motivos. 

No sé como puedo detestarlo todo. La envidia me castiga. Una envidia que disfrazo de justicia. ¿Pero por qué el mundo se empecina en tomarse la justicia por su parte? Me corroe y me marchita la idea de levantarme y saludar al mundo con una sonrisa. Hacer algo por mejorar. Algo que no tenga que ver con ahogarse en un vaso de agua.

Soy consciente de que no puedo más conmigo. A veces te culpo y sé que la culpa es mía, pero realmente no toda la culpa es mía, pero esa culpa vuelve y no tengo a donde dirigirla. ¿Dónde han ido a parar los malos? ¿Dónde está todo el mundo? ¿Por qué sigo llorándole a una soledad que me busco?


lunes, 8 de abril de 2013

En el pasado está el futuro

Puede que durante todo este tiempo solo me dedique a pensar en que haré en un futuro, en sí saldrá bien, en si estoy haciendo todo lo posible para llevar a cabo tal propósito. Todos los esfuerzos siguen el mismo camino y el miedo es constante. Quizás le esté dando demasiada importancia a un hecho que tarde o temprano llegará. Seguramente me encuentre con más preguntas y muy pocas respuestas hasta que eso al fin suceda y cuando lo haga probablemente me falte algo más, no esté del todo satisfecho o mi meta se habrá alargado un par de años más por razones que todavía desconozco.

Lo más inteligente sería disfrutar de lo que tengo ahora, de cada momento, de cada situación, sin importar nada más que lo que está a unos metros de mí. Hace demasiado que pienso que el futuro es mi mayor problema. ¿Cómo pretendo llegar a descubrir quién soy si lo único que tengo en mente es descartar todos los días para que el calendario anual desaparezca y por fin llegue la fecha deseada? Una fecha que va cambiando constantemente y que nunca sé seguro en que día del mes cae. Me preocupa preocuparme demasiado, pero es irremediable. 

Creo que me he perdido por el camino y que debo hacer algo para remediarlo. Hay mucho en mí por explotar. Echo de menos expandirme. Siento que me estoy quedando atrás y que aunque avance, algo estoy haciendo mal. 

Voy haciendo, un poco de allí y un poco de allá, pero no es suficiente. La felicidad nunca es correcta. Hay que abarcar. Abarcar ahora. Ahora. AHORA.

viernes, 1 de febrero de 2013

No me voy a marchar

Se le escapaban las horas en forma de presente. No sabía de donde provenía aquella hipnótica tristeza. Era tan pobre que ni siquiera tenía camino, solo tenía toda aquella verdad. Decía que seguiría de cerca la locura, que algún día estaría preparado para desvelarnos los secretos que tanto daño le causaban. 

Todo el mundo susurraba que era un visitante, alguien que no debería estar aquí. Un intruso, una persona que no era persona. Quizás un extraterrestre, quizás alguien de otro mundo. Él ya no hablaba, le daba miedo que todo el mundo le prestase atención. Todas aquellas miradas posando en su nuca hacían que el mundo se volviese inseguro. Definitivamente era terrorífico. Solo quería volver a su planeta. Regresar a un lugar seguro.  Un lugar que todos afirmaban que existía pero que por lo visto él era el único que desconocía su paradero. 

lunes, 21 de enero de 2013

No te excluye

Pasa desapercibido; tampoco le importa. Hay cosas a las que uno se acostumbra. Tampoco hay nada de malo en que nadie repare en ti. La atención puede llegar a ser dolorosa. Suficiente tiene con la de las personas que pretenden encauzarle la vida. ¿Qué verán los demás cuando le ven huir por los pasillos con una prisa que seguramente es fingida, buscando la salida más próxima? Él solo piensa en que esa es otra etapa más, otra que tiene que superar. Por eso le teme cuando lo ve hablando en las escaleras. Nadie debería poder despertarle de esa rutina, que si bien no es el paraíso, al menos no le parte en dos. Nadie debería ni siquiera sugerir una respuesta diferente a la que el tiene de las personas. Se siente débil y vulnerable. Le teme, como siempre ha temido al mundo. Por eso se rescata al desviar la mirada. Aún es peligroso. Aún quiere salir volando. Nunca es el momento, es por eso que se odia.