Aullidos del fin del mundo

sábado, 25 de marzo de 2017

No estaba previsto

Antes era casi una obsesión el pensar que estar solo era inadmisible y que debía encontrar a alguien o me moriría asfixiado en algún rincón sucio y oscuro. Por suerte, pasó el tiempo y fui descubriendo que no necesitaba a alguien mi lado, que aunque no me quisiera del todo, había aprendido a pasar tiempo con mis virtudes y mis defectos; y en el fondo no estaba tan mal. 
Nunca he creído eso de que las cosas pasan de golpe, que cuando menos te lo esperas te topas con lo que siempre has estado buscando. Aunque me haya ocurrido alguna que otra vez siempre lo he asociado a una búsqueda indirecta que terminaba por desencadenar algo que realmente sí quería. 
Pero nada comparado con esto. 

No sé en que grado de realidad marcarlo. Ya no sé lo que va rápido y lo que va lento, es como que estaba tan acostumbrado a no pensar en ello que una vez sucede te rompe todos los esquemas. ¿Es verdad todo lo que te dicen, lo que sientes, lo que ves?

Nada de esto estaba previsto y no sé cómo reaccionar.
Cuando sus ojos verdes se apagaron para mí, me prometí encerrarme en la habitación que menos luz pudiese alcanzar. Fue tan alto el precio que pagué, que creo que le regalé una parte de mí tan profunda que hasta hoy no me había dado cuenta de que la había perdido también. Va a ser una misión imposible el recuperarla. 

¿En qué momento ocurren estas cosas importantes?

lunes, 20 de marzo de 2017

Repercusión

¿Necesito hacerme oír para poder brillar? ¿O la luz es algo innato de lo que no me doy cuenta? ¿Debería hacerme un hueco en las noticias? ¿O a nadie le importa lo que le pueda suceder a una persona?
¿Querer cambiar no debería estar mal visto, verdad? ¿Entonces por qué tengo tanto miedo de explorar todo el salvajismo que fluye en mi interior?
¿Quién osará despertarme?
¿Por qué no paro de escuchar una voz a la que no puedo eludir?
¿Seré yo, quien en el fondo, sólo deseo escuchar lo que tengo que decir al respecto?

Lobos y pingüinos

No me di cuenta hasta que giré la página del calendario. Ahí estaba, la primavera, mirándome con sonrisa picarona, con un montón de polen y toda la alergia que eso me conllevaría, con sus árboles empezando a asomarse hacia el sol, las parejas empasteladas que se quedarían la tarde entera hasta que la noche, llegando más tarde que de costumbre, les recogiese con una brisa con la que no te importaría dormir. Los exámenes empezarían a sonar más densamente y el tiempo empezaría a girar descontrolado sin la intención de frenar ni un minuto hasta la llegada del temeroso verano. Por suerte, aún podíamos ahorrar algo de frío. 

Los pingüinos, con algo de pena, tendrían que saltar al vacío del mar con la esperanza de encontrar un trozo de hielo que aguantase sus piececitos. Algunos intentarían volar, pero al final acabarían por darse de cuenta de que su hábitat no está en las nubes y que no pueden mecerse entre el viento hasta llegar a un lugar más cálido. En el fondo, se darán cuenta que lo que tenían hasta ahora no era una mala rutina hasta poder volver de nuevo a ese hogar. 

Los lobos aullarán en manadas pequeñas. Solitarios, prefieren moverse en grupos reducidos. Forman parte del bosque, de las sombras, de la naturaleza. Por fin pueden moverse más libremente, sin nieve que se hunda en sus zarpas. Tantearán el terreno, en busca de presas nuevas, de un lugar donde acampar, donde poder empezar a construir algo que durará unos cuantos meses. Los primeros en llegar serán los primeros en defenderlo. Todos están a punto para empezar la caza. 

Y ahí me quedé, con la mano sujetando el calendario entre marzo y abril. No me había percatado de todos esos números que significaban todos los momentos buenos y malos en los que se resumían mis horas. De repente, los lobos empezaron a enseñar los colmillos y los pingüinos no titubearon en ser los primeros en bucear. 

miércoles, 15 de marzo de 2017

Rasgos esenciales

Queriendo huir de la propia huida te conmoviste de la fugacidad de la vida. Somos tan complejos que nacimos queriendo una cosa, que una vez conseguida, dejaríamos de amar, hasta que pasado un tiempo nada nos llenaría tanto como volver a ese efímero momento.

Somos subjetivos. Vamos primero... ¿o no? Dueño de nuestras obras, ingobernables, impertérritos. 
Si alguien nos pregunta tan solo queremos suplantar la identidad de Dios.  La creación de libertad, el arte de la belleza universal. Ya nadie se acuerda de nosotros; y nosotros respiramos en todo el mundo. 
Estamos más allá del bien y del mal. Actuamos por instinto, por lo que sentimos. 

Me mataría por la verdad, por la realidad que yo creo. ¿Quién es capaz de saltar al vacío por la naturaleza que le rige? 

Únicos y singulares. Mi nombre, aunque compartido, es especial. Habla de mí y tan solo de mí. Formo tanta parte de la naturaleza como los animales salvajes. Quizás porque también soy salvaje, indomable.

Un ser romántico hasta la médula, que llora y ríe abrazando ambos por igual. Vivo con drama, porque exteriorizo lo que corre en mis venas, en mi corazón, en la respiración entrecortada. 

Podéis olvidarme, porque vosotros partiréis y desapareceréis; yo, en cambio, volaré sempiterno. 

martes, 7 de marzo de 2017

Sin embargo, aún te escribo

Mantengo la mirada firme. Entereza. Miedo. Determinación. Lo único que nos distancia es la fuerza de la que carecemos. 

Mis dedos fingen al escribir. Su tinta es el veneno de nuestro amor. Frío. Dependencia. Cobardía. No me dejan decir la verdad. No puedo dejar de mentirme una vez tras otra. 


Alguien debería gritar. Oh Dios, tengo tantas ganas de gritar. Podría llenar un auditorio entero. Suspiro. Ansia. Grietas.  Cantaría todas las palabras que dejaron de cobrar sentido. Sería imparable.


Ahí apareces por enésima vez, cuando me disponía a levantarme invicto, con la fortaleza íntegra, sin rasguños, sin heridas en mis brazos. Apareces cuando nadie te llama, cuando no eres el tema a debatir. Te manifiestas sin permiso y lo violas absolutamente todo. Tristeza. Rabia. Nostalgia. Y lo peor de todo es que no eres real. No apareces. No te manifiestas. Es de nuevo una mentira. Yo te invoco, yo te evoco, yo te revivo. 


Toda esta muralla se derrumba en unos segundos. Todo sigue igual. No debería quejarme, hay millones de caminos por recorrer. Cada día podría ser una aventura. Pero yo solo veo escaleras tan altas que no veo hacia donde se dirigen. Me quedo pensando si esos escalones podrían llevarme justo al lugar donde dejé de subir, donde me torcí el tobillo, donde me disparaste. Sangre. Odio. Apatía. El único apoyo donde puedo sujetarme simplemente no existe. No deberías existir. 

domingo, 5 de marzo de 2017

MENTIRA, MENTIRA, MENTIRA

¿DE DÓNDE SALEN TODAS ESAS ARRUGAS QUE TIENES EN LA BOCA? ¿POR QUÉ SÓLO APARECEN CUÁNDO ALGUIEN ES MÁS PERFECTO, MÁS GRACIOSO, MÁS ATRACTIVO QUE YO?

SOMBRAS, SOMBRAS, SOMBRAS Y MÁS SOMBRAS. LAS VEO PRECIPITARSE HACIA MÍ. ME TAPAN EL SOL. CON LO QUE ME CUESTA BRILLAR...

NO HAY ESPACIO QUE PUEDA OCUPAR. CUENTA MÁS LA CANTIDAD QUE LA CALIDAD. LOS GRANDES DIENTES BLANCOS Y LAS HISTORIAS QUE SE REPITEN UNA Y OTRA VEZ. 

NO TE PUEDE NO PASAR NADA. ES HILARANTE TODA TU MEDIOCRIDAD. ME CONSUMO EN EL TIEMPO. TIEMPO QUE ESTÁ MAL APROVECHADO. DONDE LOS DEMÁS ENCUENTRAN UN TRAMPOLÍN HACIA EL FUTURO YO SÓLO ME VEO PERDIENDO RELOJES AL ANDAR.

DIJISTE QUE SIEMPRE IBAS A ESTAR ENAMORADO. YA NO ESTÁS ENAMORADO. NADIE ESTÁ ENAMORADO. NO PUEDO EVITAR ODIARTE Y DESTRUIRME EN LA DISTANCIA DE UN TIEMPO QUE SE ROMPIÓ EN EL ESPACIO. 

NADIE MÁS ME APUNTA CON EL DEDO. ACUSADOR. TRAIDOR. CON DESPRECIO.
ME AFECTAS SIN DESEARLO. 

DIME EN QUÉ SOY BUENO. DIME QUÉ PUEDO OFRECER. DEVUÉLVEME TODA LA CONFIANZA QUE ME ROBASTE.

SAL DE MI PIEL.

miércoles, 1 de marzo de 2017

Hambre

Ocultar sensaciones a tu cuerpo no te va a llevar a ninguna parte. Él te avisa, como si fuera un semáforo, de si hay peligro o es un camino más que apto para que no te atropellen. 

Cuando ya no puedes comerte el mundo, porque es un día que termina llegando, te das cuenta de que quizás tampoco hubiese servido de mucho hacerlo. ¿Por qué abarcar algo tan grande cuando ni siquiera puedes cargar con el peso de tu ciudad? Ahí despiertas y te encuentras con que has crecido antes de la cuenta y el que tiene hambre ahora eres tú. Entonces empieza la aventura por sobrevivir.

Nos cuesta pensar que quizás podemos tener más con mucho menos. ¿Menuda incoherencia, verdad?
Pero es en ese instante cuando descubrimos que todas esas ideas locas, que la violenta sociedad que habían decidido marcarnos no era más que uno, uno de tantos caminos, y que seguramente haya tantos lugares en los que podamos defendernos con soltura que nos sorprende el hecho de habernos encerrado en un mundo tan diminuto en donde no paraban de recordarnos que el mundo es el que quiere comernos. 

La comida no abunda y por si fuese poco somos insaciables, pero hay algo que siempre se agradecerá: los buenos comensales. La receta no está hecha para ser única, si no para variar, para probar diferentes sabores, culturas, maneras de cocinar. Aprender a saborear lo que tenemos es el plato más difícil de toda nuestra pequeña carrera como chefs.