Aullidos del fin del mundo

viernes, 20 de julio de 2012

El valor para marcharse

Fuera están los otros. Perdidos en el tiempo, arriesgándose, amándose.  
Los fantasmas fronterizos rondan lo que queda de nuestra razón. 
Con cuchillos arrojadizos nos saludan desde un futuro pasado.
El vértigo no nos permite avanzar, pero el abismo no entiende de la parte más triste de nosotros mismos.
No todo son derrotas. No todos nos derrotan.

Duele en el tiempo. Duele incluso cuando debería estar bien. No entiendo que debería hacer, si herirme o volver a nacer. Dulce obstinación.

Odio esta parte de mí. La que me empuja al lado más oscuro de la habitación. La que intenta que vuelva a ser la sombra que se arrastraba por la noche. La que me hace gritar. La que me obliga a gritar porque si no me ahogaría.

Sentirme cerca sólo lo aleja más.



lunes, 9 de julio de 2012

¿Hay vida antes de la muerte?

Somos una inmensidad y no nos conocemos. Nos vemos relegados a nuestro alrededor, a ser uno más de esa intrincada red de personas. E intentamos alejarnos, porque estamos agotados de los viejos tiempos. Podemos intentarlo, destruir todo ese pasado. Pero de nada sirve salir. Aquel del que huimos sigue dentro de nosotros. Todos ellos siguen dentro, alcanzándonos.

Tememos no encontrar nuestro lugar. No hay direcciones, ni guías, ni nadie que pueda indicarnos el camino. Tan solo tenemos la decisión de elegir. Una elección que sin querer, estamos obligados a tomar. Nadie tiene las mismas oportunidades. Nadie puede echarnos en cara la elección.

Allí, a lo lejos, les gritamos. Nos dejamos la voz para hacerles saber que aunque seamos errantes, no estamos perdidos. Nos encontramos solos, asustados y confusos, pero sabemos lo que queremos. Sabemos asumir una derrota y continuar. 

A veces me sabe mal ganar y que esa victoria sólo me sepa a una derrota más. Porque nunca es suficiente. Nunca encuentro el sentido de la vida antes de la muerte.