Aullidos del fin del mundo

viernes, 8 de julio de 2016

Los dieron por muertos (Ausencia injustificada)

Todavía alcanzo a ver como el sol se marcha tras la montaña. Todavía tengo tiempo de pensar en las cosas que sucedieron accidentalmente. Aún me arrastro hacia esas ideas. Hay noches demasiado oscuras. Hoy parece ser una de ellas. 

Quiero convencerme de que es lo mejor, de que vuestra ausencia está justificada, que cuando el mundo se vuelva inestable los brazos me empujarán a la cubierta. 

Querría creer que las historias que escuché no son del todo ciertas, que se puede leer entre líneas y descubrir que todos estáis escondidos bajo las camas esperando a que alguien os encuentre. 

Me gustaría daros una oportunidad. Dejar de perdonarme y empezar a perdonaros. 

Estoy tan cubierto de miedos que a veces prefiero este eterno silencio donde no hay nadie que me moleste, donde la única lucha es apartar la lástima de veros desaparecer.

Crecer dejó de ser divertido si ya no estáis, si os marcháis, si nos abandonáis. 

Es tan desesperante sentir que el mundo está tan lleno de vida y que compartir esa visión esté en peligro de extinción. 

Ambos lo sabemos. No hay vuelta atrás. No si no hay nadie que se moleste en darse la vuelta y rescatar esas miradas lastradas de nostalgia. Miradas llenas de miedo, miradas que vieron el peligro, que se hundieron, que sobrevivieron, que sobreviven, al menos, un día más.

Es triste veros partir.


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