Aullidos del fin del mundo

domingo, 24 de diciembre de 2017

La batalla

Debería estar compartiendo esta noche. Abrazando a los míos, brindando porque hemos sobrevivido. Pero me he caído. Me ha invadido el miedo. He perdido la batalla.

Me encuentro débil. Lleno de fantasmas de la navidad. No soy capaz ya ni de ducharme, de despejarme, de ver el día con otra cara. 

Creo que he llegado al límite. Lo he intentado explicar, pero creo que es algo que solo me sucede a mí. Es como si estuviese maldito, como si estuviese enfermo de verdad. No veo las cosas con claridad, me cuesta concentrarme y duermo aferrado a la almohada intentando despertar de esta pesadilla que se repite constantemente. 

He perdido el rumbo, la lógica y la inspiración por vivir. 

Sé que hay demasiadas cosas por las que luchar, que hay un mundo tan grande que estoy seguro que en algún lugar hay un pedazo para mí, pero me he rendido. Este año está pesando más de la cuenta y parece que sea el único loco capaz de ver que las cosas no va bien. 

Deseo tanto poder mover página, poder volar, irme lejos, aventurarme en lo salvaje. 
Estoy tan atado, tan aterrorizado, tan tan y tan triste...

Quiero dejar de llorar, pero nada ni nadie me da motivos para parar. Esta batalla está durando demasiado. De una guerra no se sale al menos que estés herido, así que no entiendo cuanto tiempo más debo permanecer en la trinchera. Si es que hay una salida. Si es que alguna vez me voy a recuperar del golpe que aún me duele. 

Ni siquiera necesito ganar.

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