Es difícil hacer algo para que otra persona esté feliz aunque eso te repercuta a ti. Anteponerse a una debilidad es de valientes. Sacrificar tu bienestar es de gigantes.
Cuando he querido darme cuenta había recorrido un círculo entero. El frío vuelve tan cálido a recibirme en mi puerta y los errores forman montañas listas para escalar una vez más. Sus caminos están ya desgastados y la cima no es más que polvo esperando a ser polvo. Es todo tan descarado que aún me sorprende como alguien puede mentir tan bien. No hay año que no empiece con dudas y temores. Siempre hay algo que se encoge dentro de mí y me prepara con un escopetazo de salida. Corremos desenfrenados sin rumbo, pero con meta.
Nadie te prepara para enfrentarte a una edad que no te corresponde, a un mundo que más que quererte te absorbe y a una rutina que te marca los días como un soldado raso apartado de su familia.
La electricidad es palpable, y no hay un solo paso donde mi cabeza no quiera desatar una tormenta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario