Cada vez estoy más cerca de estar más lejos de mí. El destino no me importa, solo quiero huir. Apagar todas mis conexiones, desaparecer.
He abierto heridas, roto corazones y no he devuelto las llamadas. Soy un desecho de defectos con mil emociones. No me atrevo a mirarle los ojos al tiempo sin que se me escape una sincera disculpa.
Vivo la vida junto con la soledad. Yo moldeo mis días grises y me retiro cuando aún soy capaz. Me cuesta tanto sonreír que cuando sucede todavía no me lo creo. La victoria parece no estar hecha para mí.
Formar parte de alguien y de un lugar se me hace inmenso. Lo intento. Lo lamento.
Quiero preguntarme cuanto más va a durar, pero me alejo, como con todo lo demás. Si al menos aprendiera a quererme, los errores me otorgarían algo de ventaja.
Ya hemos recorrido más de lo que me gustaría contar.
Aquí me desnudo y me lanzo a la piscina. Ahogo cualquier sonido del exterior. No hay dolor. Ya no hay dolor.
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