Aullidos del fin del mundo

jueves, 20 de junio de 2019

Una buena notícia

Lloraré hasta que las lágrimas inunden toda esta desesperación. Andaré descalzo entre la lluvia, sin ninguna señal que me prohíba avanzar.

Otra vez se ha apagado mi luz. Últimamente está algo descuidada. Ya empezamos mal una noche terrible a la que no quiero abrazar. Ya empiezo a arañar las baldosas que me retienen, las paredes que se estrechan y me intentan ahogar. 

¿Nunca se acabará? Todo este cúmulo de malas noticias. Una detrás de otra, como si fuese capaz de aguantar el ritmo. Esta sensación, esta asfixia no me sienta nada bien. Son manos afiladas que reptan hacia mi garganta, y me aprietan, me hacen daño. Es como una bola de Navidad, de esas que están repletas de nieve de mentira y crees que la escena que intentan representar es la cosa más perfecta que jamás has visto. Siento que esa bola me retiene aplastándome junto la escarcha. Lo que se ve aquí dentro es falso, pero lo peor es saber que aquello que está fuera no es mucho mejor. 

Había adquirido las costumbres. Me había tomado las pastillas. Me creía lo suficientemente fuerte. 
Pero estas noches me adelantan, saben leer mis movimientos. Son las horas más oscuras y las que más retuercen. 
Necesito coger aire. Necesito respirar. Necesito no quebrar mi cabeza cada vez que pienso en lo que vendrá. No le tengo miedo al futuro, le tengo miedo al presente. Tengo pánico de no ver el final. De que esto se repita inconscientemente. Que sea lo único que conozca, la única noticia que pueda contar...

... y no sea suficiente. Me quiero mover. Quiero deshacerme de esta parálisis. Necesito estirar todo mi cuerpo, desentumecerme y GRITAR. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario