Aullidos del fin del mundo

martes, 26 de marzo de 2019

La ausencia que no pasa desapercibida

- Tratas muy mal a la gente que te quiere ayudar, ¿lo sabías?
- Quizás es que no pueden ayudarme y por eso prefiero que se queden al margen.
- No tienen porque ayudarte necesariamente, a veces solo quieren estar ahí, para saber que aún les importas - dijo aclarándose la garganta para que Gabriel se diese por aludido. 
- Es obvio que me importan - se dio cuenta en seguida que su amigo estaba refiriéndose a algo más  y rectificó -, que me importáis, pero hay cosas que prefiero hacer solo. Hay peligros que no me apetece que corran aquellos que están a mi lado. 
- ¿No ves que no tiene sentido lo que dices? Si esos peligros te alcanzan a ti solo, será mucho peor.
- Puedo hacerles frente. Soy valiente.
- Sí, ya, igual que aquella vez que saltaste de la cama asustado porque habías escuchado un ruido y solo se trataba de una ardilla. 
Gabriel enrojeció. 
- Sabes de sobra que no es lo mismo. Esto es serio, Lucco, así que no te mofes como haces siempre. 
- ¡Oye! yo no hago eso... tan a menudo. Vale, sí, es cierto que puedes apañártelas bien por ti solo, pero eso no quita que si te acompaña un guapo galán en tu travesía el camino sea más sencillo. 
A Gabriel casi se le escapa una sonrisa, pero su rostro se tornó serio de nuevo.
- Ya te he dicho que no, así que no insistas, es mi decisión y ya está tomada. 
- De acuerdo, no pondré peros. 
Gabriel se lo quedó mirando extrañado, pero pensó que escuchar esa frase de la boca de su mejor amigo ya era un logro, así que no iba a desaprovechar la oportunidad. 
- Perfecto. Te agradezco que lo entiendas. Hay cosas que uno debe afrontar solo. 
- Pero... - Gabriel suspiró derrotado-, si yo no me inmiscuyo en tu decisión, tú tampoco deberías poder criticar la mía de ir al mismo destino al que vas tú.
- ¿Por qué tengo la sensación de que ya sabía que me ibas a soltar una de las tuyas?
- Para el carro. Lo digo muy en serio. Yo también tengo asuntos pendientes en la gran ciudad.
- ¿Ah, sí, cómo cuáles?
- Como... asuntos secretos que no son de tu incumbencia. 
- Vaya, que misterioso.
- "Hay cosas que uno debe afrontar solo" -trató de imitar una pose solemne para darle más énfasis a sus propias palabras. 
- Estupendo, pues afronta que te vas a quedar aquí y yo me voy a ir mañana cuando salga el sol. 
Lucco resopló, no se iba a dar por vencido. 
- ¿No ves que no importa las veces que me digas que no? Si te vas mañana al amanecer yo estaré dos horas antes ahí. Si te caes, yo intentaré levantarte. Si estás triste por ella, yo intentaré hacerte sonreír.
- Basta. Esto no tiene nada que ver con ella.
- Mira, puedo tolerar que quieras hacerme creer que eres un aguerrido caballero sin temor alguno, aunque seas el hijo de un panadero, pero no me pienso tragar que todo esta pantomima no la estás haciendo por ella. Sé que nadie podrá sustituirla, y estoy convencido de que ella lo sabía, pero no puedes seguir viviendo con la idea de que va a volver, porque ya no está. 
- ¿Y qué si no está? Yo sigo acordándome de ella, no pienso olvidarla, no como el resto, no como tú. 
- Eso no es justo ni cierto. Yo también estuve aquel día, y ella también era mi amiga, pero Gabriel, ha pasado más de un año, va siendo hora de que te recuperes. Estoy cansado de verte perder la mirada en la lejanía, de que tu humor se haya esfumado y de que siempre estés de morros conmigo.
- Eso tampoco es justo ni cierto...
- Un poco sí lo es.
Los dos aguantaron un estoico silencio de dos minutos hasta que Gabriel lo rompió. 
- Vale, puede que tengas algo de razón.
- ¿Algo?
- Sí, algo. No me interrumpas. 
- Vale señor irritado. 
- Siempre he envidiado la forma en que afrontas la vida, con ese humor que parece ser capaz de poder con todo. Da igual la situación, siempre sabes buscarle el lado positivo, pero yo no puedo. No puedo pensar en otra cosa, en qué podría haber cambiado si hubiese llegado antes, si no fuese un pusilánime que se acobarda por todo. No quiero seguir aquí sentado sin hacer nada, como el resto del pueblo. No quiero seguir esperando a que vuelva a pasar y se lleve a otra persona que me importa. Por eso he decidido ser valiente por una vez e ir a buscar respuestas, ir a buscar a otros que piensen como yo, que quieran la libertad que se nos ha robado. Por eso debo ir solo a la gran ciudad, debo hacerme más fuerte, y cuando lo haga vendré a buscaros.
- Eres idiota.
- Y tú no eres un guapo galán.
- ¿Entonces esperamos a que salga el sol o pasamos ya de dormir? 


No hay comentarios:

Publicar un comentario