Aullidos del fin del mundo

domingo, 19 de mayo de 2019

3:07

Soy demasiado mayor para madurar. 

Mi cuerpo está lleno de fisuras. Se me escapa el agua del cuerpo. Soy como un barco hundido. Ya solo me dejo llevar por las corrientes. Ya solo floto a la deriva. A veces siento que me han remplazado el estómago con piedras. Llevo cargando todo este peso demasiado tiempo. Llevo paralizado una eternidad. Otras veces me siento hecho de aire. Mi cuerpo no es más que un cascarón vacío. Mi mente es quien me guía de verdad. Me transporta a lugares inimaginables. Me enseña todos aquellos que sueños que quiero cumplir para luego hacerlos desaparecer con una ráfaga de resentimiento. Solo en las noches más oscuras es cuando mis venas se llenan de fuego. Siento que no voy a llegar al amanecer, que me retorceré de dolor hasta que mis pulmones se conviertan en cenizas. Es entonces cuando veo la luz. Es entonces cuando puedo mecerme en una pequeña esperanza. Antes de que los primeros rayos me atrapen. Antes de que mi cuerpo se pierda entre las enhebras de las sombras. Solo son unos segundos de paz. Unos segundos que no voy a volver a ver de nuevo. Las garras me vuelven a atrapar. Me vuelven a prohibir hablar, a sentir, a moverme. Mi cuerpo ha dejado de convulsionar. Vuelvo a ser oscuridad. 

No hay forma de huir de este pasado. 

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