Aullidos del fin del mundo

jueves, 8 de septiembre de 2016

La invasión

Es inadmisible que el tiempo no te ponga en tu lugar hasta que las manecillas ya han dado tantas vueltas que no sabes muy bien en que punto de la vida te encuentras.

Al final te estampas con lo que querías, te lo dan en un envoltorio, con lazo incluido. En tus manos parece estar a punto de estallar. Nada más abrirlo ya lo quieres enmarcar. ¡Qué lo vean todos! es tu primer pensamiento. Quieres compartir toda esa fortuna con tu alrededor. Hay demasiado por hacer y el reloj suena con su taladrador tic tac tic tac. 

Inolvidables. Un par de días, pero son suficientes como para tocarte en lo más hondo. La oscuridad emana incontrolable. El tiempo cobra forma, números y fórmulas de negra apariencia. Sabes que tocará decir adiós muy pronto, que las despedidas nunca llegan a ser despedidas del todo, pero cuando echas la vista atrás te preguntas porque no pudiste llegar antes, porque no pudiste retenerlo, porque no formas parte de ello más que unos segundos.

Efímero, te destripas. Es una explosión de las bonitas, de las que no hacen daño. La ambición sale a hurtadillas, llena de polvo. Se alza victoriosa después de la refriega. Te invade una sensación desconocida. El cambio, la evolución. 

El niño deja a un lado su oso de peluche. Es hora de lavarlo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario