Aullidos del fin del mundo

lunes, 6 de junio de 2016

Detente en tu espacio inifnito

Es patético. Eres patético. Mírate. Levántate y mírate. ¿Ves algo útil? Ya no hablo de una persona en condiciones, si no de algo que se pueda utilizar o reciclar, al menos. Yo solo veo restos, una mente desorganizada y un cuerpo vacío.

Ya no te diviertes, ¿verdad? Como vas a hacerlo si juegas solo, si vives solo. ¿Cuál es tu dificultad? Vives en modo fácil, ¿a que sí? Porque no guardas nunca la partida, porque vuelves a reiniciar una y otra vez. Cómo vas a salir de esa espiral cuando no tienes ni idea de que hacen todos los botones!

Ríndete ante lo evidente. Cuando el fuego empieza a quemar significa que las cosas para ti han dejado de funcionar.

Ya no sé que es lo que quieres. Déjate de cuentos, olvídate de todos esos cadáveres de una vez por todas. El que huele a muerto eres tú. Dúchate al menos, respira aire fresco, contágiate de la primavera.  Me refiero a la que hay ahí fuera, porque la de dentro no va a florecer jamás. 

Dame una maldita explicación. ¿Por qué te quedas callado, por qué desapareces? Ya no me sirven las excusas, ya no quiero escucharte más decir que necesitas tu espacio. Te has comido el espacio, eres el espacio. Sal de ahí, hazte un bien a ti mismo, deja de comportarte como si el universo fuese a hundirse en tu cráneo cada vez que te pregunto cómo estás. 

Nos hemos separado y ya no te entiendo y quiero hacerlo, me da miedo no encontrar la respuesta nunca y que acabes haciendo las maletas, largándote a tu espacio, estrellándote en él. Lo pasado pasado está, ya no hay vida ahí. No excaves en las fotos antiguas, no quieras ser aquel que fuiste. Se tú... tú, ahora, por siempre, pero se algo.

Ábreme tu corazón. Déjame entrar. Soy solo yo, no tienes porque asustarte cuando vengo tan solo yo. Respira, por favor, respira. No quiero más sustos. Tienes que detenerte.

- Pero yo... no sé parar... no sé como diablos hacerlo. Me perdí y cuando eso sucedió, todo se fue perdiendo paulatinamente. Odio perder. Odio encontrar odio en mis palabras, en mi sangre, en mi cabeza cuando pienso en alguien, cuando pienso en mí, cuando pienso y solo encuentro odio y el odio me abraza y me arropa y me da de comer. El odio engendra odio. Yo engendro perdición y ella me acuna hasta que me duermo y el proceso se vuelve a repetir. Me he convertido en mi propio demonio. Sal de aquí, sal de mi espacio. Sal, antes de que el odio te encuentre y vaya a por ti. No temas por mí, sé vivir en la oscuridad, sé como guiarme en ella. Dame tiempo, pues creo que es lo único que puede curar toda esta maldición. 

Donde hay oscuridad hay luz. Ahí nos veremos. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario