Aullidos del fin del mundo

jueves, 3 de septiembre de 2015

Dulce victoria

El mañana llegó. Es tanta la emoción que tengo que me sorprendo incluso a mí mismo. Hoy puedo decir que he cumplido mi sueño, uno de muchos, pero al fin y al cabo he cumplido uno. ¿Cuántas personas pueden decir eso? Creo que menos de las que imaginamos. 

Llevo tanto tiempo hablando de metas y sueños que hay que perseguir hasta la saciedad que creía que iba a perderme en alguno de los huecos que se han ido formando intentando disuadirme de la esperanza. Llegó un punto en el que rozaba lo absurdo y parecía que por más que lo intentase no habría manera, estuve a punto de rendirme, después de todo, no sé puede vivir toda la vida de algo que no te da para comer, pero... hay una recompensa para todos aquellos que luchan por lo que quieren y hoy la vida me lo ha confirmado, aunque las cosas se pongan turbias y el mundo te nuble, llegará el día en que los sueños se harán realidad y dejarán de ser sueños para dejar paso a todo aquello que vinimos a buscar.

Hoy, por fin, zarpo. Hoy, más que nunca, alzo el vuelo. Hoy comienza el viaje. Hoy mi corazón vuele a destellar. Hoy, después de tantísimo, he vuelto a sonreír sin sombras, sin oscuridad. 

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