Aullidos del fin del mundo

domingo, 1 de septiembre de 2019

Cuenta con ello

ODIO esta falta de valentía. Como me saboteo sin ni siquiera ser consciente de ello. Odio este dichoso olor, este perfume que huele al paso del tiempo. Pudo sentir el vicio en el AIRE. Puedo sentir como todo se va corroyendo y me limita, me encadena en un mismo sitio. Me siento paralizado en un mundo que antes parecía tener más luz. Es como estar a las puertas del infierno, como materializarse delante de tus miedos más profundo y no poder echar a correr, porque no hay nada detrás, no hay nada que pueda salvarte, ni siquiera esa huida que muchas veces te ha otorgado unos segundos de más. 
Además está esa MELODÍA estridente que no me deja descansar.  Es casi como una voz familiar, como si alguien quisiera darme algún mensaje que no logro entender. Me recuerda a mi infancia, a alguna canción de cuna que me cantaba mi madre cuando me era imposible dejar de llorar. Quizás siempre ha sido ella que sigue intentando calmar mi corazón antes de toda esta tempestad.
Es casi como si me SUMERGIESE en el mar. Como si mi vista se nublase al desaparecer todos los sonidos que me atacan en la superficie. Es como si el silencio quisiera tranquilizarme, pero sin embargo me hiciese estremecer al no encontrar un punto rígido al que agarrarme. Es como estar en una cápsula enclaustrado donde no pudiese respirar. Es como si realmente estuviese aguantando la respiración, como si pudiese contar los segundos que llevo intentándolo, pero en este caso no estoy jugando como cuando era niño, aquí nadie me aprieta la cabeza bajo el agua, pero sigo sintiendo toda esa presión.
Me gustaría poder ver el ATARDECER, poder ver como los colores cambian de nuevo. Me gustaría poder pasar a esa fase directamente, obviando todo el torrente que está por venir. Se me llenan los pulmones de agua salada, salgo y vuelvo a entrar en el mar. Las olas se divierten conmigo mientras mis manos se alzan para aferrarse a algo, a cualquier cosa, pero solo encuentran mi otra mano, como si yo fuese el único capaz de salvarme a mi mismo. 
Busco desesperadamente la forma de mantenerme a flote, una manera de dejar de ahogarme en mi propio cuerpo y creo que no existe, que no soy lo suficientemente hábil como para encontrar un punto de apoyo, de sacudirme el terror de mi piel y empezar a pensar con claridad. Creo que nunca llegaré a buen puerto, que no veré nunca más la tierra otra vez. Puede que mis últimas imágenes sean este azul oscuro que se expande en todas direcciones. Puede que la imagen más bonita solo la tenga al cerrar los ojos y mirar en el pasado. Quizás pueda cambiar los colores si pienso en otra cosa, en cualquier otra cosa. Entonces aparece ese destello blanco que me ciega, que me pellizca y me obliga a reaccionar. No es el pasado, es el futuro que me grita con todas sus fuerzas. Es mi propia voz. Es mi maldita existencia la que no me deja abandonar. Estoy a punto de tragar más agua, a punto de volver a embestir otra ola más. La veo, está encima mío, y luego vendrá otra y no parará. Cada vez será más fuerte y va a durar toda la noche, pero sonrío, lo hago sinceramente. No quiero que este sea el final, no quiero que mi RAZÓN DE EXISTIR sea la de conformarme y rendirme. Ya me cubre, ya la toco. Ya puedo ponerme en pie. 


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