Aullidos del fin del mundo

domingo, 7 de julio de 2019

Debe haber otra forma de vivir

Debe de haber otra forma de vivir. Una donde la vida no se me escape entre las manos. Donde mi colección de mentes sea algo más que un arrebato. Donde las calles que se han quedado mirando hablen y me cuenten sus más íntimos secretos. Donde lo sensato fuese no hacerme caso, donde mi mente dejase de traicionarme para poder recobrar el mando de la tripulación. Debe de haber algo menos delirante. 

Si al menos supiese que la pasión es la que te hace cruzar autopistas tendría una excusa para intentar alcanzar el premio de continuar. Me reclama el deber de autoconvencerme de que la normalidad es el paso que debo dar para incluirme en una lista infinita de números sin nombres, de vacíos sin sentimientos, de víctimas de la exigencia. Todos somos esclavos de buscar algo que nunca encontraremos.

Debe de haber otra forma de vivir. Una donde en las regiones devastadas vuelvan a brotar las semillas de lo que una vez fue la esperanza. ¿Por qué me pides más? ¿Por qué me abandonas cuando más te necesito, cuando solo necesito un poquito de paz? 

Desde esta atalaya puedo contemplaros. Desde aquí asimilo que el amor es lo que genera la vida y quien da las razones para seguir adelante. Desde aquí añoro una noche más donde los aviones también puedan llegar a ser estrellas. 

Se me olvidó cuidarme. Se me olvidó el valor incalculable de que la vida va por encima de todo, de que el tiempo no se puede detener y de que el mundo arrasa. Debe de haber más de un me quiero en cada me odio. Debo asimilar la ocasión. Debo de hallar otra forma de vivir.

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