Aullidos del fin del mundo

martes, 9 de julio de 2019

Un descuido

Se avecina tormenta. 
¿Dónde pasarás la noche, junto al camarote con esa vela que se quiere consumir? Debemos espabilar, debemos salir a flote. Ya siento el sabor de la sal del mar. El agua me llega a los pulmones. Aquí no hay escotilla para escapar. Todo aquello que esperaba que fuese rígido se está rompiendo. No hay nada duradero. 
Me olvidarás. Me olvidaré de mis sueños. Bajo el farol intentaré alumbrar mi camino. Hay demasiadas cosas por decir, por hacer. Todo se ha dormido. 
Si lo único que deseas es aquello que no tienes que sentido tiene. 
Mira dentro de ti. Habla contigo. Todo puede terminar hoy. No podemos desperdiciar ni un segundo. No podemos dejarlo de lado. Hoy nos necesita. Hoy necesita un motivo. Todas sus palabras se fueron con el viento. Todo lo arrastró la marea. Todo se volatilizó. Me enfrenté al espejo y perdí. 
Nunca es la última noche. No aprendo de equivocarme. No sé si estoy haciéndolo bien, pero si no sales de casa nada malo ni nada bueno va a ocurrir. 
Hoy estoy incognoscible. Cuando dejo de sentirme valorado me voy, me asusto, me asomo al precipicio. No entiendo cual es el significado de esta historia. Esto no se siente bien. Nada de lo que hago me hace querer seguir. Me pregunto si hay algo después. 
¿DE DÓNDE PROVIENE? ¿SOY YO EL QUE PONE EL LÍMITE? ¿CÓMO LO DESCIFRO? 
Me gustaría que acabase esta noche. Que no hubiese más motivos para rendirme. Quizás para luchar. No lo sé. Solo sé que quiero que pare. Que todo vuelva a su sitio. Que el mañana no sea más que aquella imagen que una vez vi de niño. Puede que sea yo el responsable de todo el desastre. Puede que después de todo esto no sea más que mi propio descuido. 

Justo ahora nadie puede escucharme y es cuando más quiero decir en voz alta que yo pensaba que estaba todo bien, que creía ser valiente. Quizás deba volver a pensarlo dos veces. Quizás no sea ejemplo para nadie. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario