Aullidos del fin del mundo

sábado, 9 de junio de 2018

Hay acciones irremediables

Cuánto talento desperdiciado. Me da lástima sentirme orgulloso de los logros que no puedo compartir. Si soy el único que lo sabe, el mérito se desvanece hasta convertirse en polvo. Es como si la felicidad de ese instante no fuese suficiente para mí. Como si no existiese. Como si le sonriese al vacío y tuviese que volver a mi estado de mutismo porque no hay nadie con quien comunicarse. 

Cada uno siente propio su dolor como algo inmenso. Nadie puede empatizar hasta el punto de volverse carne de su carne. Te sientes más cerca de estar lejos de tu ser. Sé quien soy pero a la vez me encuentro extraño. El resultado me hace mirarme con la lupa de otro planeta. Aceptas lo diminuto que eres, te despreocupas del envoltorio y apagas la emisión. 

Cuando sabes que perteneces a ese colectivo que no está cómodo en ningún lugar aprendes a ejercer un papel en las sombras. Puedes quejarte todo lo que quieras, pero siempre habrá un fallo en tu sistema que te volverá desechable para los demás. Te encontrarás defectuoso frente a un espejo, y aquello que te hacía brillar se volverá un arma más para la oscuridad. 

Bajo cero tendrás que afrontar lo imposible y volverte implacable. Cambiarás hasta tu nombre para poder hacerte un hueco en las afueras. Te dirás que todo va bien. Eso quieres creer. Aunque te arrepientas, hay cosas que no cambiarán. En el fondo, solo querrás que te contesten con un bien jugado. 

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