Aullidos del fin del mundo

sábado, 31 de marzo de 2018

En realidad no estoy despierto

No necesito nada. No necesito a nadie. Solo necesito estar aquí. Tumbarme. Lejos del mundo. Lejos del mundanal ruido. Tan lejos que le pueda contestar al eco con más eco. 

Cuando soy capaz de pararlo todo es entonces cuando abro los ojos. En este rincón no me pueden molestar. No hay problemas. No hay dolor. No hay maldad. 

Me encuentro en un cuento que puedo escribir. Puedo ser de la raza que quiera, más alto, más amable, más listo. Aquí yo soy el rey y puedo matar gigantes. Lo único que pierdo es la noción del tiempo. 

Todo parece estar hecho de algodón. Es como vivir en un mar de ilusiones, de lienzos donde puedes dibujar lo que te apetezca. Nadie va a juzgarte. Nadie puede resucitarte. 

Tu humor se sucede como un rollo de película en blanco y negro donde por más que hayan escrito un final, todo se vuelve a reproducir. No hay escapatoria. Es una cárcel dentro de una cárcel.

Es como estar durmiendo sin saberlo. Huir a ciegas. Ser un cobarde en una isla sin sombra. 

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