Yo sólo pido calma,
pero el mundo parece no hablar mi idioma.
El aire se contagia, y no lo puedo evitar.
Decidí emprender mi camino sola,
Lo dejé todo para aprender a volar.
He sabido no titubear, pero mi corazón me pide algo más.
La lluvia incesante parece querer decirme algo.
Es como si en el en fondo yo fuese mar, y todas las gotas de
agua
se fundiesen con mi pesar.
No ha habido día en que me haya rendido.
Soy fuerte, pero a veces me olvido.
Cuando el vendaval me ha sucumbido,
termino perdiendo el hilo.
Necesito algo más que un recuerdo.
Alguien que me meza con sus palabras,
Un abrazo, un cariño. O quizás, un beso.
El amor parece haber quedado teñido, pero yo sé que no,
El pasado no se ha perdido.
He hecho tantos amigos, que ahora, cuando me siento más
pequeña,
alguien se niega a dejarme sin riendas.
Ellos me hablan de tantas maneras, que a veces
no consigo verlos. Pero sé que están ahí.
En la calles, de mi mano y sin miedos.
Yo labré este camino.
No fue fácil. No lo es.
Nadie me dio tregua. Nadie me otorgó un respiro.
Puede que deba aflojar la marcha. Prestar atención a lo que
no he perdido.
No pueden hacerme daño.
Yo poseo la verdad,
las heridas frías y la impetuosidad.
No puedo hacerme daño.
Ya he salido de la jaula, ya he nadado este océano.
Yo ya he aprendido a luchar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario