Aullidos del fin del mundo

miércoles, 24 de enero de 2018

(Cuando el mundo se vuelva loco) No hay nada que tú puedas hacer

Dime, ¿cuáles son las noticias? 

Oh, a alguien le gustaría ser reconocido.
Esos tipos no quieren que se metan con ellos. Se creen feroces y rudos y no dejan pasar una oportunidad para demostrar que ellos mandan en su territorio. Incluso tienen un lema: "La fuerza es nuestra palabra". Al menos en eso parecen unidos. En eso y en el amor que profesan por el arte en las paredes. Nadie les puede decir que no han dejado su huella. 

¿Qué tenemos allí? Esa chica parece estar muy perdida. Está en mitad de la calle pensando qué hacer. Es como si no pudiese decidir que camino escoger. En cualquier momento puede estallar y la gente camina a su alrededor como si todo fuese normal. Bueno, ¿y qué es normal? Siempre en la misma encrucijada, como su mirada. Si alguien se detuviese un instante y se fijase en las lágrimas que le corren por las mejillas quizás lograría ayudarla, hacerle ver que cualquiera de los que escoja estará bien. 

Ya veo. Detrás de toda esa apariencia hay alguien que necesita sentirse querido. Algo me dice que creció solo, que nadie le ayudó a convertirse en este hombre de corbata y maletín. Me pregunto si será feliz. Si todavía es capaz de sentir que tiene la oportunidad de vivir en un mundo en el que pueda contar con la ayuda de alguien más que él mismo. Su valentía le honra. Yo no sé si hubiese sido capaz de llegar. Su ascensor, en cambio, es más puntual. Ese último suspiro le delata. Hay tanto vacío detrás de la fachada que necesito mirar hacia otro lado.

No sé que pensar sobre la mujer de las gafas de sol. Tiene claro que quiere ser alguien, pero... ya es alguien, ¿por qué no se da cuenta? ¿Debería decírselo? Hay algo más profundo. No para de sacudirse las frases de los demás en su cabeza. Nunca es suficiente. Necesita lograr lo imposible para que la reconozcan, para que su nombre perdure. A mí su nombre me gusta; no creo que sea fácil de olvidar alguien llamada Abril quien nos recibe todos los años. Ella ya es especial, pero le han vendado la realidad. 

Sobre él, me gustaría llegar a su edad y tener la misma tranquilidad que inspira. Parece que solo las palomas se acuerdan de saludarle, pero no es cierto. Tiene tantos amigos, tiene tanto mundo recorrido que no necesita la compañía de nadie para sentirse escudado. Se ha traído un libro para leérselo al viento, pues él ya lo tiene memorizado. Le gusta viajar al pasado. Es feliz con su vida, con lo que ha vivido. Ojalá alguien más pudiese respirar esta paz. 

Y después estás tú en contraposición. No puedes decirme que no hay nada que no pueda hacer cuando soy capaz de ver toda el amor que sientes. La pasión corre por tus venas, por tus dedos, cada vez que escribes, que inspiras otro universo. Podríamos volar juntos y abandonar este sentimiento  de invalidez. A ti no te falta un brazo o una pierna, a ti te han arrancado la esperanza como si fuese una tirita. Me duele verte así. Con lo que tú eres, tan inamovible, con una voluntad de hierro. Puedes hacer lo que te propongas en cuanto creas en ti. En cuanto tu confianza vuelva. Sé que lo hará porque es como las aves que migran buscando un lugar cálido en el que asentarse. Todo ese frío que sientes ahora te hará resistir. Te ayudará a no sucumbir. Cuando el mundo se vuelva loco, tú estarás preparado. 



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