Aullidos del fin del mundo

martes, 12 de febrero de 2019

En la oscuridad solo quieres gritar

Vengo a decirte que el tiempo que llevamos perdidos no es ni la mitad de todo el daño que he recibido. 

Soy un chico triste la mayor parte del tiempo. Me paso las noches despierto porque es cuando los monstruos de mi cabeza se vuelven reales. Podría malinterpretar el mundo una vez más, pero siento que estoy demasiado lejos de mi musicalidad. De la magia que de verdad importa. Lejos del mecanicismo material, lejos de ese otro mundo. Me da la sensación de que la gente vive en un sopor constante y que soy la única persona con los ojos abiertos. Y veo el horror, veo el gris por todas partes. Pero no nos engañemos. Aquí nadie es especial y mucho menos lo soy yo. No tengo la suerte de llevar esa venda y poder engañar a mis sentidos. No soy capaz de seguir al rebaño, de ir en el vagón callado. No tengo la fuerza necesaria para seguir luchando a contracorriente, en un mundo que odio, en un mundo que no está hecho para mí, en el que mi oportunidad ni siquiera va a existir. Estoy tan asustado de pasarme el resto de lo que queda de esta forma, de vivir con miedo, de gritar mientras los demás me miran con las pupilas muertas. No quiero pasarme la vida echando de menos algo que solo he podido rozar. 

El mundo va demasiado rápido. Y la oscuridad nunca se detiene, ni el llanto. Ni aquello que vestimos en el interior. Necesito despertar de este falso despertar. Necesito encontrar huellas en mi camino. Necesito pisar fuerte en esta negrura con la seguridad de que serán mis pasos los que guiarán a aquellos que caen por primera vez en este pozo sin fondo. Necesito gritar más y que sirva de algo. Necesito despojarme de este corazón. 

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