Aullidos del fin del mundo

lunes, 21 de enero de 2019

Porque ganar no es lo mismo sin ti

Te echo de menos. Te echo muchísimo de menos. Aún dejo una luz encendida para ti por si de alguna forma puedes verla. Por si de alguna forma aún tienes miedo y yo puedo ayudarte a espantar toda la oscuridad que te rodea. Es una lástima que esa misma luz no sea lo suficientemente fuerte como para desterrar mi propia oscuridad.

Siempre me topo con el mismo problema. Siempre creo que puedo ser alguien en la vida de los demás hasta que me doy cuenta de que solo provoco daño. No hace falta ni abrir las heridas, porque es preferible huir a tener que sufrir. Siempre sueño de más y vivo menos. Me encojo en la noche profunda y me doblego. Todas esas esperanzas, incluso las que nacen sin previo aviso, se destruyen solas. Es como subir una gran montaña y que cada vez que estés a punto de culminar la cima una ventisca te cierre el paso. Una fuerza descomunal, una fuerza de la naturaleza, algo imparable, te obligue a retroceder. Siempre se destruye y me rompe en pedazos. Te planteas desaparecer, dejar de intentar escalar incluso los montes más sencillos. Mis ganas se evaporan y me planteo dejar de intentarlo una y otra vez. Igual sí debería desaparecer de verdad. Igual por más que sienta, por más que quiera la única verdad está en que de aquí nadie se salva y nadie va a poder rescatarme. Igual debería de dejar de soñar en el exterior, dejar de visualizarme en cualquier otro lugar, porque cualquier otro lugar no ocurrirá. La única realidad que me abraza es la que está rodeada de tinieblas. 

No estoy preparado para despedirme. Ni de ti, ni de él, ni de ella. No estoy listo para sacrificarme, para empezar de cero. Quiero que nos volvamos a ver. Quiero que lo entiendas. Quiero tantas cosas... quiero que me perdones y quiero perdonarte. Pido perdón por no ser mejor que nadie. 
No sé cómo eludir esta explosión de emociones, no sé como afrontar el pensar más con el corazón que con la cabeza. No sé cómo parar. Ni siquiera sé como huir de verdad.


No hay comentarios:

Publicar un comentario