Aullidos del fin del mundo

jueves, 19 de julio de 2018

Regla número 2: La traición

Demasiado trabajar. Demasiado estar ocupados. Demasiado crecidos. Todos sois demasiado fugaces para mí. 
¿Cómo es vivir sin enloquecer? ¿Cómo es vivir sin preocuparse por envejecer? 
Allá donde voy son los sitios los únicos que cambian, el resto sigue igual. No hay nada nuevo a la vista, no hay un solo instante en el que tenga cabida. 
Estas experiencias buscando la pieza perfecta encajan sin piedad en la más tóxica de las relaciones. 
Sé lo mucho que duelen, pero no soy capaz de compartirlo. Cómo, entonces, pretendo que me comprendan, que me mimen, que no me miren diferente. 
Me siento sin raíces. Un nómada atrapado en una casa sin hogar. Yo no puedo darte nada eterno, solo saciarme de tu traición.

Es todo un espejismo cuando se trata del amor. Un día te atraca de alegría y al siguiente aprietas las manos en el vientre para parar la hemorragia. La única magia que queda viva es fruto de un producto de tu imaginación. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario