Aullidos del fin del mundo

lunes, 9 de abril de 2018

No puedo evitar aprender a no evitar

Es más fácil. Realmente no tienes que esforzarte mucho. Cuando algo te da miedo, lo apartas, tiras todo lo que estés sujetando en ese instante y sales corriendo. No hay una dirección adecuada, todas son igual de válidas. Al fin y al cabo tan solo quieres llegar lo más lejos posible, a algún lugar en el que nadie te vea, ni te escuche ni te reconozca. Huyes para no tener que transformarte en uno de esos monstruos humanos, de esos que salen en los libros y han cometido atrocidades. Te gustaría pensar que si alguna vez alguien te describe sea por tus hazañas, por el coraje que demostraste o por la templanza que demostraste al no dar la espalda. Es todo tan contradictorio. Quieres romper con tu mundo, huir de tu mente, pero realmente sabes lo que quieres, no estás tan perdido como dicen. 
Toda esa oscuridad que se arremolina ahí fuera a ti no te molesta. Tu has aprendido a observar, a contemplar los patrones, a moverte entre las sombras.

No puedes evitar escabullirte. Perteneces a un mundo que ellos no entienden. En el fondo solo deseas que alguien te encuentre mientras blandes la espada contra lo desconocido. Luchar por un motivo mayor, tener una razón por la que frenar tus pasos, algo que merezca la pena para dejar de eludir una vida que se escapa, como tú, en el tiempo. 

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