Aullidos del fin del mundo

lunes, 29 de agosto de 2016

Semiautomático

Que sencillo resulta ser tú. 

El lugar donde has nacido te ha dado la vida. Esas personas que te rodean han apostado por ti, se han mojado por ti, matarían si hiciese falta. Lograr tus habilidades debe de ser imposible para los mortales. El dinero se transforma en amor y el amor se vuelve popular. ¿Quién no se conoce tu nombre? Todas esas fotos, todas sacadas de cámaras caras. Aún recuerdo mi primera imagen colgada en la pared, hecha con cera de colores, un dibujo de dos figuras sonriendo. Ahora solo sonríe una. Las diferencias parecen crecer cada día más. Lo que antes no importaba se ha convertido en un animal salvaje. Los pueblos pasaron a ser ciudades y los amigos desconocidos. No puedo comunicarme contigo, la modernidad te ha consumido. Por fin te has convertido en el adulto que siempre habías soñado ser, aquel del que todos oyen hablar, pero que muy pocos saben de donde proviene. 

Que sencillo resulta ser alguien como tú. Ser otro más, parte de la multitud, otro fantasma de la sociedad. Que fácil es romper lazos y que difícil conservarlos. Al menos hay un dibujo en mi pared de quien solías ser. Por suerte te guardo dentro de mi memoria. Que bonitos tiempos. Que bello era compartir lo más intrínseco de nosotros. 

Ya nadie quiere volver a esa época excepto yo. Quién sabe, igual ya no quedan más que restos y baúles vacíos. Seguramente tan solo quedo yo balanceándome inocentemente en algún columpio chirriante indicando con la mano la salida más rápida hacia casa. 

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