Aullidos del fin del mundo

domingo, 30 de abril de 2023

La noche más larga

Estoy a escasos centímetros de ti y siento que has colocado una compuerta impenetrable en medio. Ha caído de la nada, igual que siento que yo estoy cayendo en espiral. Por una parte siento que ya he estado aquí otras veces, pero por otra, siento como si hubiese estado viviendo el cuento de hadas más bonito y el lobo feroz me hubiese comido al final. 

Te puedo ver respirar. Y no puedo evitar sonreír y quererte. Es una mierda que de repente tú ya no puedas pensar eso. No sé porque hay que darle tanto peso a las palabras, porque no son más que eso, cosas dichas al viento que tienen un significado para el mundo, para entenderse, pero que no resultan importantes. 

Ayer estaba en la cresta de la ola y ahora... siento como si fuese Sora cayendo por ese mar interminable. Siento que hemos creado algo tan bonito, que ha sido todo tan real y precioso... y odio sentir que crees que ha sido precipitado. Lo único precipitado ha sido el no poder despedirme. Una despedida que no me apetece vivir. Es como cuando alguien muere, que te pilla por sorpresa y no sabes cómo actuar. ¿Así se siente al perder a alguien querido?

No quiero sentir que te he perdido nada más encontrarte. No quiero rendirme contigo, no después de todo lo que he sentido, de todas las maravillas que hemos compartido y de todas las que faltan por ver. No eres mi pretérito perfecto simple, me niego. Me niego a hacer oídos sordos de todo lo que hemos vivido.

Te quiero en mi vida. Es la puta verdad y no puedo omitirlo, no puedo no luchar por eso. ¿Lo entiendes? 

Ojalá pudiese darte mis ojos para que vieses toda la luz que tienes dentro. Ojalá pudiese enseñarte lo precioso que eres, todo lo que vales y todo lo que tienes dentro. Ojalá nunca se acabe este mes. Necesito arrastrar cada segundo y cada hora. Necesito sentirte, tus manos, tu calidez, tu sonrisa, sentirte dentro de mí. Tengo miedo, como tú lo tienes, pero sé como afrontarlo, sé como aplacarlo y hacerlo desvanecer. Me has dicho que sentías que yo me desvanecía como si fuese un fantasma. Que no estabas preparado.... ¿pero cuándo alguien está preparado? Esa misma pregunta me hiciste cuando te pedí si querías salir conmigo y te contesté el sí más rotundo que pude regalarte. Es que era tan obvio. El miedo jamás podría prevalecer. Pero aquí está, pero esta vez al otro lado de la cerca, recordándome que nunca se marcha, que aunque le venzas siempre tendrá a alguien a quien acechar. Y no quiero que te engulla. No quiero que toda esa oscuridad se apodere de ti. Porque yo he estado ahí y porque yo casi dejo de estarlo. Ojalá poder arrancarte de raíz, ojalá poder tirar de ti hacia el mundo de los vivos. 

Quiero abrazarte, quiero besarte, quiero cuidarte y estar ahí contigo. Quiero acunarte cuando lloras y quiero gritar cuando me apartas. No sé cómo reaccionar a todo esto, no sé cómo sentirme pero sí sé cómo no quiero sentirme. No soporto la idea de tener que rehacerlo todo desde cero. No soporto la idea de volver a dejar de creer en el amor, porque lo que siento es sincero, es puro y verdadero. Soy un puto cursi y muchas veces puedo ser inocente e infantil, pero me nace solo. Como me nace este agujero negro en el pecho al pensar que quizás esta es la última vez que te veo, así, de esta forma. Me mata por dentro. No sé si te has sentido alguna vez de esta forma, si lo estarás haciendo ahora mismo pero desde otra perspectiva. Siento que he pasado una vida a tu lado aunque solo haya sido un abril, pero no quiero perderte. Me aterra perder lo que siento, esto tan fuerte. Me aterra no volver jamás a sentir esto, porque jamás lo había sentido. Y eras tú. Eres tú y serás tú. Pase lo que pase. Aunque no sea correspondido. Te quiero.

Y es real. Es el te quiero más real que jamás he pronunciado. Y no quiero que se pierda. Quiero estamparlo aquí, para dejar constancia. Para que vuelvas cuando lo necesites y lo veas, por si alguna vez te sientes solo. Me enamoré sin querer, de tus virtudes y tus defectos. Y me tengo que conformar con este amor medieval, de bella donna, donde te recito poemas a tu torre, de la cuál no quieres bajar. Ojalá pudiese subir ahí y sacarte. Ojalá sea capaz de hacerlo. Porque no me voy a rendir. No voy a tirar la toalla. Aunque sea un 0, 00005 por ciento. Aunque la esperanza se haya esfumado. Porque he estado antes en situaciones donde todo estaba perdido, donde la vía más sencilla era dejar de existir y ahora... ahora que tú me has dado luz, luz que siempre ha estado en mí, no puedes pedirme que olvide el mundo que me has enseñado, porque jamás había visto estos colores en las calles, en las personas o en mí. Soy mejor persona a tu lado, egoístamente. Y, egoístamente de nuevo, quiero dormirme con esa sonrisa, con la más bonita, la más radiante y la que me quita el aliento. 

Por favor, permítete (nos) ser feliz (ces).

No hay comentarios:

Publicar un comentario