Aullidos del fin del mundo

martes, 21 de julio de 2020

Todo tu aire

Vengo con hambre. Mi estómago ruge. Los buitres se expanden callados. Su silenciosa danza me reconcilia con ellos. Quizás después de la noche vendrá la noche más larga. 

Todas las cosas urgentes lo serán si lo son contigo, pero en este aperitivo no tienes cabida. Puede que te abandone por una vez, que decida no dirigirte la mirada nis mis letras. Elegir mi prioridad no debería ser cuestión de egoísmo. Si nadie pregunta por mí, no seré yo quien sienta que debe algo. 
No dejas de ser el culpable de haber creado esta bola de fuego. ¿Te imaginas que pasaría si te olvido? Quizás te quedarías sin nombre y sin rostro. Quizás dejarías de existir. Tienes suerte de que tenga tendencia a huir sin tener escapatoria. 

Mi cuerpo está a kilómetros de distancia de mi pertenencia. Mi vida cobra sentido solo cuando cae el velo. Es un juego en el que no siento nada, en el que no pierde nadie. He hecho una pequeña montaña de papel con la ilusión para aventurarme en lo desconocido sin ninguna expectativa. Aunque no puedo hacer desaparecer el veneno, pues este siempre parece saber mi localización exacta. 

Me pregunto que sucedería si me dejase llevar por el viento, si aprendiese a no temer, a no cohibirme. Me pregunto hasta que tipo de infinito llegaría, si sería sempiterno o una cuerda me haría retroceder en mi trayecto como un boomerang. 

No sé hasta donde soy capaz de llegar, de que tipo de material estoy hecho. No conozco mis límites, pero sí conozco mis ataduras. ¿Es ahí dónde pertenezco? ¿Es ahí dónde debo estar?

Detesto caer en ese sentimiento de perdición. Es tan dulce y tan llamativo. Es tan tierno... que te atrapa. Ni siquiera sé que tipo de persona eres como para entregarte mi nombre y aun así ya sé que una parte de mi te pertenece. Debo de aprender a ser menos obtuso y prohibir la entrada a mis aposentos a todo aquel que se presente con una sonrisa que desarme y la promesa de que el último pensamiento que tendrá será el de no hacerme daño nunca jamás. 

Nunca jamás es para siempre y yo no sé si tengo tanto tiempo. 

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