Aullidos del fin del mundo

martes, 7 de agosto de 2018

Cuando todo lo que te queda es mantenerte fuerte, sigue avanzando

Cuando viajo al pasado me doy cuenta de que ahí las cosas siempre son más sencillas. Seguramente no sea una verdad absoluta y la sensación se me antoje así porque es más fácil otorgarle ciertas aptitudes valiosas a un lapso atemporal al cual nunca más vas a poder regresar y así hacer una comparación odiosa para poder culpar a cualquier tipo de tiempo presente y sus respectivos males. 

Sea como fuere me topo constantemente con la misma putada entre períodos distintos: las cosas nunca se quedan en el mismo lugar. En otras palabras, las cosas que creemos que siempre van a estar ahí, en un momento dado desaparecen como por arte de magia y te quedas de brazos cruzados preguntándote como es posible que hayan pasado diez años y que lo que conocías como inamovible de repente se haya convertido en una línea de puntos suspensivos con un interrogante enorme en el medio que te hace volver a preguntar qué cojones has hecho durante todo este tiempo. 

Entonces entra en acción mi táctica definitiva: la de hablar conmigo mismo. O discutir (seguramente eso sea más acertado). Me otorgo el mejor discurso que pueda preparar y me aliento a comprometerme más con las causas que necesitan una pequeña ayuda en mi vida. Después de repasar cómo voy a ser mejor persona y como en un par de semanas todo será distinto y maravilloso y lo que hay en mi cabeza pasará a formar parte de mi vista panorámica, vuelvo a ese instante donde hago retroceder los segundos y huelo la nostalgia que echaré de menos cuando vuelva a casa. Puede que no vuelva nunca y me quede en ese frescor anticuado donde el único problema es darle la espalda a la realidad. También puede que nunca sepa con exactitud cuál es la realidad ficticia y cuál la verdadera. Probablemente ese sea mi pecado, y Dios, como me gusta regodearme en él. 

Supongo que después de todo mi oscuridad no es nada más que el fruto de mi reclusión. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario