Aullidos del fin del mundo

domingo, 3 de octubre de 2021

Hogar

Puedo oírte, pero decido ignorarte. Puedo cerrar todas las compuertas y prescindir de la verdad. Puedo decidir continuar solo o mirar a mi alrededor y escoger latir al unísono. Puedo levantarme ahora mismo y salir huyendo o puedo quedarme aquí un ratito más, sintiendo este dulce calor que me renueva las entrañas. No puedo evitar encogerme y pensar que esto no es real, que en cualquier momento el telón de fondo caerá y yo le acompañaré en su trayectoria. Llevo deseando tanto tiempo vivir que ningún momento se ha aproximado tanto como lo ha hecho este. No sé reaccionar, pero no me quiero ir de aquí. Quiero apretar bien fuerte y sentir que hay una voz al otro lado, que quizás ya nos hemos salvado, que quizás solo necesitaba confiar. Tengo tanto camino que recorrer que cada vez que miro el agua y veo a esos patos planear, el único pensamiento que puedo sujetar es el de que ojalá sepamos cómo volar. 

Podría parar el tiempo en este momento y no me cansaría de pensar que es perfecto. Hay algo que fluye, algo que me empuja hacia delante, como si supiese que esto es lo correcto. ¿Eres tu, voz? ¿Eres tú quien me susurra y me hace suspirar? En otro tiempo y en otro lugar hubiese cerrado los ojos y seguiría sin ver nada, pero ahora es distinto. Ahora me he dejado llevar, ahora he intentado ver y que me vean. No quiero esconder mis ganas, mis anhelos ni este apetito voraz. De repente, el universo deja de ser absurdo si en medio estamos tú y yo. Y me quedo. No salgo corriendo. Me quedo y sonrío, como si pudiese intentar retratar esa imagen en mi cabeza para volver a ella cuando el miedo se apodere de mí. No quiero pensar. Solo quiero sentir. La oscuridad deja paso al ocaso y llueve dentro de mí. Quiero seguir sintiendo. Quiero seguir viviendo. 

Después de mucho tiempo, me siento como en casa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario