Aullidos del fin del mundo

lunes, 5 de octubre de 2015

Sentirme querido

Perdí la noción después del desfase. El techo era ahora el suelo por donde caminaba. Daba dos pasos y me quedaba paralizado. Quería cortar de tajo aquella ilusión óptica. Bebí un poco de más. Que ironía. Aquel día había nacido artista. Todo eran dibujos de escaleras y laberintos. Me creía el rey de mi pequeño hogar. Era todo tan borroso. Un montón de ilusión que no sabía como canalizar. 

Que miedica, dirían, le da miedo ver las cosas sin las gafas. Negras, tan negras como las cosas que podrían haber terminado aquella noche. 

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