Aullidos del fin del mundo

jueves, 8 de octubre de 2015

El hambre nunca dejará de callarse

Toca definir las horas, darle cuerda al mundo, regresar al estado primario, sumirnos en un letargo familiar. 

Es normal que me cueste olvidar todos los días. Borrar todas aquellas cosas que me daban la vida. Hubo un tiempo en que todo aquello era irreal. Defectos momentáneos. Efectos pasajeros. Cicatrices que dieron paso a un nuevo misterio.

Si pudiese detener el mundo y pudiese volver a verlo tal y como lo hacía entonces, protestaría hasta darme las gracias. Protestaría hasta darme cuenta de las cosas. Protestaría... hasta recordar los finales.

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