Aullidos del fin del mundo

sábado, 11 de enero de 2014

Ley de causa y efecto

Siempre está ahí, escondido bajo la piel, bajo las sombras de mi cama. No ayuda a calmarme el hecho de no saber lo que siento y como expresarlo. ¿Es posible quedarse indiferente ante la inmensidad que supone todo esto? A veces me asusto de mi propio juego. Yo no soy así. ¿Yo no soy cómo? Yo no sé como soy. 

Tengo la fuerza necesaria para mover montañas. Lo sé. Sé que lo sé. Dentro de mí hay algo dormido que no consigo despertar. Quiero creer que lo estoy haciendo bien, que estoy tomando las decisiones correctas y estoy marcando los límites de mi vida, pero luego llega la noche y me desvela, me empieza a llenar de sueños y espejismos. Es curioso como el no encontrarme ha conseguido hacer de mí una persona que realmente no quiero ser, pero qué se espera de nosotros, de mí? Hay acaso que llegar a una meta idealizada? O puedo correr por aquellas calles en las que nadie repara?

Necesito dejar de preguntarme y empezar a responder. Puede que lo hago en la cama, otra vez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario