Aullidos del fin del mundo

domingo, 15 de diciembre de 2019

Ya sé volver solo a casa, gracias

Quiero vivir la vida por los ojos, los míos, no los de una pantalla. Pero estaría mintiendo si dijese que la pantalla no son mis ojos más cercanos desde que tengo uso de razón. Crecer en este mundo que ha evolucionado tan rápido me ha enseñado que a nadie le importa lo que comas, hagas o con quien estés. Es todo tan narcisista. Lo único que se queda es el momento, te pertenece a ti y a nadie más. No quiero grabar un concierto, quiero verlo. Por eso mi vida no está en mis redes. Por eso mis palabras son lo único que me ancla a este mundo virtual.

Hasta mis debilidades son más fuertes que yo. Creo que no pude advertirlo más. Me sacaste del camino y me volviste corrosivo. Ya no hay forma de volver atrás, no hay manera de arreglar los dibujos que he garabateado hasta convertirlos en una página en negro. Si la entrada era mi única salida, tú la cerraste tan fuerte que ya no sé donde puedo encontrar la llave.

Todo lo que queremos nos explota en la cara. Todo aquello que podríamos tener nos resbala, nos hace aguas. Me enfurece no poder corresponder de la misma manera en la que no soy correspondido. Nos aborrecemos a la velocidad de la luz. No nos damos una oportunidad y si la damos nos negamos a una segunda. ¡Qué bastardos! 

Si pudiésemos quitarnos los rostros y ver, ver de verdad, avanzaríamos. 


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