Aullidos del fin del mundo

lunes, 12 de enero de 2015

Quien quisiera ser

Aquí, desde mi cama, el mundo es enorme. Las paredes no dejan entrar a nadie, ni siquiera el viento es capaz de susurrar. Aquí las cosas siempre se van, se alteran y se marchan. Aquí nada perdura, ni el espacio ni el tiempo son dignos adversarios. Se rompen las piezas de mi cuerpo y lo envuelven todo en una espiral de locura y demencia. Me hiero pensando en las personas que no están, que han huido a otro mundo, que no logran regresar. Pruebo a respirar este humo negro que emana de todos los rincones. Compruebo que es absurdo cuando las distancia del suelo y del techo disminuye y yo me quedo acorralado entre la espada y la pared. Nadie va a venir a salvarme, salvo aquel que yo quisiera ser. 

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