Aullidos del fin del mundo

jueves, 20 de marzo de 2014

Los días caminan cojos

De alguna extraña forma los días consiguen colarse por la rendija de la ventana de mi habitación y me susurran que aunque tengan 24 horas yo siempre puedo dormir la mitad. La mayoría del tiempo les hago caso, otros días, como hoy, siento que debería levantar la persiana y abrazar a la primavera que se avecina. 

En algún lugar hay alguien que está como tú, perdido y angustiado, sin escapatoria, creyendo que está solo en el mundo. Alguien debería decirle que hay más como él, que el mundo sería un lugar mucho más bonito, mucho más auténtico si tuviese esperanza.

Nunca se lo había planteado así pero quizás no era tan desorbitado pensar que toda meta tiene un camino y el camino no tiene porque recorrerse sin nadie al lado. Quizás la respuesta estaba ahí, más allá de perseguir ese sueño, más allá de todas esas huellas en círculo que iba dejando a su paso. Hacía tanto tiempo que había aprendido a vivir aislado que ya no se daba cuenta de que si alguien le tendía la mano podía cogerla.

1 comentario:

  1. Hoy he tenido una revelación: Las cosas que me van bien en la vida son las cosas que hago. Las cosas que me van mal son las que dejo. Así que haz.
    Aunque supongo que es una de esas cosas que siempre se dicen y a las que no haces caso hasta que no te das cuenta tú mismo.

    Pero haz.

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