Aullidos del fin del mundo

lunes, 29 de octubre de 2012

Perdería toda la razón

Nunca entendí el motivo de porqué a la gente le gusta jugar. Nunca he entendido porqué nos relacionamos. Porqué nos entrometemos en la vida de los demás. Tan a dentro, tan intrínsecos. Dependemos emocionalmente de otros. Los necesitamos. Forman parte de nosotros y nosotros no somos nadie sin ellos. ¿O sí? Lo somos, pero no los mismos. 

Nunca he entendido porqué te gustó jugar. Porqué alguien, en un determinado momento, decide dejar de hacerlo. Me pasan la pelota, yo la cojo, la vuelvo a lanzar y no la vuelvo a ver nunca más. No llego a comprenderlo. Entiendo que alguien se canse de jugar, entiendo que a alguien no lo guste el juego, incluso entiendo que a veces este no fue nuestro juego, que quizás es más que un juego o que quizás sólo tenías mono de un par de partidos, pero no lo entiendo del todo. No entiendo porqué alguien solo golpea con la pelota., se dedica a marcar, se alza en el campo y se va. ¿No era ese tu preciado juego, no era eso mínimamente importante para ti? Nada más que un juego de niños.

Nunca entenderé porqué soy el último en abandonar el campo. Nunca entenderé porqué soy el único que aún recoge pelotas. Nunca entenderé porqué la personas juegan con otras personas. Jamás entenderé porqué la gente juega así, como si fuesen objetos, con personas que perderían el partido por ellos.

Que incluso perderían la razón.

1 comentario:

  1. Quizá seas el último que abandona el campo, pero todavía puede quedar gente en el estadio. Aquellos a los que no les gusta jugar simplemente se dedican a apagar los focos cuando ya no queda nadie más.
    Si no te sirven los jugadores, busca entre los técnicos.

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