Algo dentro de mí se ha roto, un poquito. Algo tan débil y tan frágil que a penas sus piezas se mantienen en pie. Se escapa mi vida en los viernes y se despide con la mano levantada, pues ella tampoco logra aguantarme la mirada. ¿Alguien dijo basta? Puede que lo haya imaginado, como todo, como absolutamente todo.
Parece mentira.
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